“Nada sobre nosotros sin nosotros” fue el eslogan de la convocatoria a la segunda versión de la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas que Usan Drogas (LANPUD).
El encuentro, realizado en Bogotá y Taganga, Colombia, entre los días 14 y 19 de septiembre, surge de la necesidad de visibilizar la voz y rostro de quienes usan sustancias psicoactivas (SPA). Más allá de los hiperbólicos estigmas instalados en la sociedad y la violenta marginalización de sus consumos, LANPUD apuesta por promover el cuidado de la salud y la defensa de los derechos de las personas que consumen drogas, tanto las permitidas como las declaradas ilícitas.
A la cita acudieron representantes de organizaciones de usuarios, profesionales de salud, investigadores y activistas de gran parte de los países de América Latina. De Ecuador llegaron integrantes de la organización Ecuador Cannábico; de Brasil participantes de la Associação Brasileira de Estudos Sociais do Uso de Psicoativos (ABESUP) y desde Argentina acudieron miembros de la Red por los Derechos y Asistencia de los/as Usuarios/as de Drogas (RADAUD) y de ARDA. Del Caribe llegaron representantes de República Dominicana y Puerto Rico. También estuvieron presentes activistas de la organización mexicana Espolea, entre varias otras organizaciones.
La ocasión sirvió para consensuar una declaración frente a la próxima reunión de Naciones Unidas que debe revisar las políticas de drogas, UNGASS 2016.
El anterior encuentro de LANPUD fue realizado en Salvador de Bahía en octubre de 2012.
En esta ocasión, el encuentro fue organizado por María Mercedes Moreno, politóloga con postgrados en Etnología y cofundadora del portal MamaCoca en 1988, organización colombiana de defensa ambiental y derechos humanos.
Los participantes del encuentro consensuaron en “la necesidad de visibilizar y denunciar el presente paradigma hegemónico de la prohibición, patologización, estigmatización, discriminación y criminalización de personas usuarias de Sustancias Psicoactivas (SPA)”.
INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS DE USUARIOS
El encuentro permitió también intercambiar conocimientos con funcionarios de salud de la alcaldía de Bogotá, quienes se mostraron sorprendidos por las experiencias relatadas de participación de los usuarios de SPA en la implementación de políticas de drogas y de programas de intercambio de jeringas.
La ocasión sirvió también para conocer la experiencia de CAMBIE, un Programa de Acceso a Material Higiénico de Inyección en Bogotá de la ONG Acción Técnica Social. Una de sus participantes, Marcela Barbosa, destacó la importancia de los pares para evitar daños asociados al uso de drogas inyectables.
En Bogotá y otras ciudades de Colombia, se reportan hace ya un tiempo un incipiente consumo de sustancias inyectables como la heroína.
Algunos participantes del encuentro también aprovecharon de conocer una iniciativa única hasta ahora en América Latina, de política pública de salud basada en la reducción del daño. Se trata del Centro de Atención Móvil para Drogodependientes (CAMAD) promovido por la secretaría de Salud de Bogotá. Se trata de un programa impulsado por el alcalde de la capital colombiana Gustavo Petro, que se despliega por la ciudad con consultorios móviles para atender a usuarios de SPA de poblaciones pobres y marginalizadas. Su objetivo es facilitar a dichas personas el acceso a los servicios de salud, reduciendo los riesgos y daños del consumo, fundamentalmente pasta base de cocaína.
ABSTINENCIA O REDUCCIÓN DEL DAÑO
En el encuentro, Oscar Montenegro, de la Universidad Nacional del Rosario, destacó la importancia de la formación de los profesionales de la salud para que no reproduzcan el paradigma médico hegemónico de considerar el uso de SPA como una enfermedad a intervenir.
En varios países de América Latina al iniciarse la discusión sobre la despenalización del cannabis y de otras sustancias, las agrupaciones gremiales médicas junto a la industria de las comunidades terapéuticas han sido los principales defensores de las actuales políticas prohibicionistas.
En este sentido, Matías Lanfranco, médico anestesiólogo e integrante de ARDA de Argentina, expuso sobre la incapacidad del sistema para atender el fenómeno del uso de SPA. Según destacó, el actual modelo médico que persigue la abstinencia total no tiene las herramientas para evitar consumos problemáticos. En tal sentido definió la estrategia de reducción de daños como “un placer sustentable”.
La reducción de daños apunta a enfrentar el uso de SPA aceptando la libertad de las personas respecto de sus consumos y proporcionando las condiciones para que estos no se vuelvan problemáticos o generen daños a la salud, como la infección de VIH por parte de usuarios de sustancias inyectables.
FUNDAMENTOS CIENTÍFICOS DE LA PROHIBICIÓN Y DERECHO AL PLACER
El investigador peruano Baldomero Cáceres recalcó que “de partida debemos superar el lenguaje del poder que estigmatizó a los que usan sustancias. Así debemos superar conceptos tan genéricos como ‘drogas’ o drogadictos para entender la complejidad del uso de psicoactivos”.
Interesado en especial por el uso de la hoja de coca, Cáceres se ha preocupado en mostrar como el psiquiatra Hermilio Valdizán patologizó el consumo de hoja de coca por los pueblos andinos de Perú en 1913, considerando el ancestral uso de coca como una ‘forma de cocainismo’. “Ese es el principal sustento que hoy tiene a la coca entre las drogas prohibidas, argumentación hecha por Valdizán sin un estudio profundo y lleno de prejuicios raciales. Por eso es importante exigir la revisión de los fundamentos científicos que sustentan hoy la prohibición de varias plantas”- recalcó el investigador peruano.
Edward Mc Rae, integrante de ABESUP, llamó la atención para considerar como punto importante reivindicar el placer respecto del uso de drogas. “El uso recreativo de diversas sustancias tiene que ser un punto importante de una agenda para la despenalización de las drogas”- señaló durante el encuentro. Por eso apuesta por trascender la reducción a un problema criminal o de estricta salud pública, sino que aboga por considerar las variables culturales y sociales que determinan los consumos de sustancias psicoactivas.
En tal sentido, la declaración de LANPUD llama a “reconocer la legitimidad del derecho al placer y la inviolabilidad de la autonomía del cuerpo como un aspecto inalienable del desarrollo integral y multidimensional de las personas, grupos sociales e identidades culturales que surgen de las distintas prácticas asociadas a las sustancias psicoactivas y sus distintos usos, que han acompañado la construcción de individualidad, comunidad, así como modelos de interacción entre distintas poblaciones alrededor del planeta, que son especialmente relevantes en nuestra región, debido a la práctica viva, continuidad de estas tradiciones y la influencia que tienen en los modelos sociales y de cosmovisión hasta el día de hoy”.
Mc Rae, quien además es antropólogo y docente de la Universidad Federal de Bahía, al referirse al problema de las drogas en Brasil, destacó que “la guerra a las drogas es un genocidio. Jóvenes negros y pobres son las principales víctimas de esta guerra”.
La declaración de LANPUD destaca que la guerra a las drogas “en América Latina y el Caribe esto ha sido una continuación del proceso histórico de colonización, imposición cultural y desmembramiento del tejido interno y de las distintas tradiciones y pueblos indígenas de la Región que, a lo largo de la historia, han hecho uso de distintas plantas y sustancias psicoactivas de origen natural en contextos rituales, medicinales y lúdicos, como parte del proceso central, integral e integrador, de construcción de identidad, cohesión social, modelos ético-morales de comportamiento y creencias místicas y religiosas”.
Mauricio Becerra Rebolledo
@kalidoscop
El Ciudadano
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