Ya son 3 años desde la muerte de Macarena Valdés, defensora mapuche que luchó en contra de la instalación de hidroeléctricas en la Región de Los Ríos. Un suceso que aún no se esclarece. Siendo declarado como un suicidio por la policía en primera instancia, peritajes privados han demostrado que se podría tratar de un asesinato.
El caso ocurre el 22 de agosto del año 2016, donde Valdés fue encontrada muerta en su hogar. La investigación no ha estado exenta de irregularidades. Su labor en contra del proyecto hidroeléctrico RP Global Chile, podrían arrojar las respuestas.
Y es que ese día la activista se disponía a cocinar en una jornada muy cotidiana. Un vecino le regalaría un pescado a eso de las 13:00 horas, ofrecimiento que fue recibido con una sonrisa por Macarena. Solo tres horas más tarde, cuando su pareja Rubén Collío llegaba a casa, la escena de la muerte lo estremecería. Su hijo de 11 años había arribado momentos antes, solicitando ayuda a los vecinos, que dieron cuenta del cadáver encontrado en las vigas del techo.
La fiscalía de Panguipulli ha estudiado el caso como un suicidio y sigue evaluando acceder a la petición de una nueva autopsia por parte de la familia de Valdés. Sin embargo, por iniciativa de Rubén Collío, se realizaron peritajes privados a cargo del forense Luis Ravanal, quien en su informe declaró que «no había signos que demostrasen que se tratase de un ahorcamiento en vida, es decir, en el área más importante que es el cuello, que es donde una persona con vida se lesiona producto del ahorcamiento».
Otra arista de este caso es el informe -supuestamente «traspapelado»- de la doctora Carmen Cerda, anatomopatóloga del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Chile. Ella fue la encargada de realizar la primera autopsia del caso, informe que señala que «no se observan lesiones de carácter vital, macroscópicas ni histológicas. El examen macroscópico no mostró signos de infiltración». El documento apunta que Macarena Valdés no pudo haber muerto colgándose.
Rubén Collío señaló que el fiscal Jaime Calfil nunca había visto ese documento. El persecutor le mostró la carpeta con los archivos del caso, comprobando que el estudio de Carmen Cerda no estaba. La pareja de Macarena envió entonces estos antecedentes al mail del fiscal como él lo había solicitado. No obtuvo respuesta alguna.