El Congreso español admitió a trámite una solicitud presentada por los partidos Unidas Podemos, ERC y EH Bildu para crear una comisión parlamentaria que investigue los casos de pederastia en el seno de la Iglesia católica. El Partido Popular y Vox votaron en contra. A su vez, la Fiscalía General del Estado decidió centralizar todas las denuncias.
Francisco Javier Méndez y su hermano gemelo tenían entre 14 y 15 años cuando en 1989 empezaron a sufrir abusos sexuales por parte de un cura dentro del Seminario menor de La Bañeza, en León, en el noroeste de España.
«Por las noches, el tutor accedía al dormitorio y abusaba de nosotros. Los abusos eran una noche sí y otra también. Eso se alargó durante meses, durante un curso entero y ese tiempo se convirtió en una verdadera eternidad», relata Francisco Javier.
Por un tiempo callaron por el miedo que les daba, hasta que un día, el hermano gemelo de Francisco Javier «no pudo más» y decidió contarle todo al rector del centro.
«Ahí empezaron los maltratos físicos, psicológicos, nos presionaban y aquello se volvió un infierno más. Con el tiempo mi hermano pidió auxilio a otro tutor y ocurrió lo mismo. Luego me enteré de que ellos informaron al obispo y todos lo supieron, pero nadie hizo nada. Todos eran conocedores de que ese señor abusaba de nosotros, pero se iban a la cama tranquilos. Nadie actuó ni hizo nada», lamenta.
Francisco Javier Méndez
Víctima de pederastia en el seno de la Iglesia católica
Desde entonces, ninguno de los dos hermanos pudo llevar una vida en paz.
«Te rompen por dentro. Quedas roto. Yo me apoyaba en mi hermano y mi hermano en mí, nos ayudábamos, pero no sé… Yo si hubiese vivido esto solo pues creo que hubiese sido distinto, creo que me hubiese quitado del medio. A mi hermano eso lo destruyó. No tenía confianza en nada, en nadie. Para él pensar en denunciar le afectaba mucho y decía: ‘no tenemos pruebas’. Mi hermano vivió un infierno. Al final, con 36 años tuvo un accidente de tráfico y falleció, y yo con él», confiesa Francisco.
En el año 2014, Francisco Javier decidió enviar una carta al Papa contando los abusos sexuales que habían sufrido. El Papa ordenó abrir una investigación y a los nueves meses lo llamaron reconociéndolo como víctima porque el abusador había admitido los hechos. Sin embargo, explica que la condena a su agresor fue «absurda, ridícula y de risa».
«Lo condenaron a un mes de ejercicios espirituales y a un año viviendo en una casa sacerdotal. Pero durante esa condena ridícula ese señor consagraba, daba misas e incluso le hicieron homenajes. Se ríen de las víctimas cuando ellos venden que las van a escuchar, que las van a atender, que van a crear espacios seguros para los niños, pero todo eso es papel mojado. Es todo mentira. Su objetivo principal es evitar el escándalo todo lo que puedan, y lo están consiguiendo».
No eran casos aislados
Según una investigación del diario El País, en España se contabilizan 1.246 víctimas de pederastia en el seno de la Iglesia católica.
Fernando García-Salmones es una de las víctimas que aparece en esa lista. También tenía entre 14 y 15 años cuando fue abusado sexualmente por un cura durante sus jornadas escolares en el Colegio Claret de Madrid.
«Yo era un niño solitario y él conocía perfectamente a mi familia. En un momento determinado me invitó a subir a su habitación en un día de lluvia para secarme. A partir de ahí, empezó a violarme durante todo un año».
Fernando García-Salmones
Víctima de pederastia en el seno de la Iglesia católica española
Fernando, al igual que muchas otras víctimas, no se lo contó a nadie por el miedo que le generaba la situación.
«Los depredadores son unos buitres que saben perfectamente cómo manejar al niño y él me convirtió en un culpable, introdujo la culpabilidad en mi vida y acabó con mi infancia. Yo fui abusado por un sacerdote muy importante que era jefe espiritual en mi colegio y además tenía una muy importante conexión con la política, con lo cual yo era un pajarillo en sus manos», detalla.
Cuando años más tarde, ya siendo adulto, Fernando quiso denunciar ante la Justicia, su caso ya había prescrito. De su agresor supo que lo habían trasladado a otro centro educativo «también rodeado de jovencitos como a él le gustaban», dice.
Lo que más lamenta Fernando fue el silencio y el «encubrimiento» de quienes sabían de estos abusos y no hicieron nada. En ese mismo colegio se denunciaron tres casos.
«Con los años te enteras de que se sabía en el colegio y nadie hacía nada. Pero es que imagínate un niño entrando todos los días, a última hora, en la habitación de un cura. Si no lo quieres ver, no lo ves», enfatiza Fernando.
Un delito continuado
Los casos sobre la pederastia en el seno de la Iglesia católica no son un tema del pasado.
En mayo de 2011, el hijo del ahora diputado Juan Cuatrecasas le confesó a su familia que había sido víctima de abuso sexual y acoso escolar en el colegio del Opus Dei de Gaztelueta cuando entre los 12 y 13 años inició la secundaria en ese centro concertado de Vizcaya.
«Nos contó que había un profesor que le sacaba de clases durante muchas horas, en horario lectivo, que le llevaba a su despacho y ahí le sometía a todo tipo de vejaciones sexuales y humillaciones».
Al conocer esta situación, Juan Cuatrecasas se dirigió al colegio para notificar lo ocurrido, pero asegura que la respuesta fue «totalmente negligente». Denuncia que ni abrieron una investigación ni cumplieron los protocolos para proteger la identidad de su hijo. Eso provocó que otros alumnos empezaran a burlarse, a rechazar y a tratar con desprecio a la víctima.
«A mi hijo le afectó de mil maneras. Las víctimas sufren un proceso de cambio radical, se hunden. Tenía pesadillas, taquicardias, le recetaron unos medicamentos por el shock postraumático y la medicación lo hundió mucho más. Para nosotros también fue muy duro. Te podrás imaginar lo que se siente al ver a un hijo así. Creo que una de las peores cosas que uno pueda vivir es ver a tu hijo hundido y destrozado».
Juan Cuatrecasas
Presidente de la asociación Infancia Robada y diputado del PSOE
En el año 2018, la familia Cuatrecasas decidió dar un paso más y llevar el caso ante la Justicia. En un primer momento, la Audiencia Provincial de Vizcaya condenó al agresor a 11 años de prisión, sin embargo, poco después el Tribunal Supremo en una sentencia firme rebajó la condena a dos años. Ahora el agresor de su hijo está en la calle y sin siquiera una inhabilitación para trabajar con menores de edad.
«Es algo que no hemos entendido nunca. Nadie ha sido capaz de explicarnos ni a mi hijo ni a mí mujer ni a mi el sentido de esa sentencia. Yo acato la sentencia porque creo en el Estado de derecho, aunque no la entiendo ni la comparto», explica Cuatrecasas.
El camino que falta por recorrer
En el año 2019, Juan Cuatrecasas y varias víctimas más crearon la Asociación Infancia Robada con el objetivo de denunciar estos casos. Lo único que piden es que se sepa la verdadera dimensión de este drama y se haga justicia.
Por el momento celebran el nuevo paso que ha dado el Congreso de los Diputados para investigar los casos de pederastia en el seno de la Iglesia católica española. Lo que resta por determinar es si se creará una comisión parlamentaria que investigue el caso o una comisión independiente liderada por expertos.
«Hay que hacerlo con mucha calma, evaluar cuál puede ser el modelo más efectivo. Uno de los puntos prioritarios es que la Iglesia asuma su compromiso. La Iglesia tiene que dar información, tiene que abrir sus archivos, como por cierto también ha pedido el Papa, y no se está haciendo ni se ve voluntad de hacerlo», alerta Cuatrecasas.
Desde la Iglesia católica española han informado que han creado una comisión interna para investigar la situación, sin embargo, han dejado claro que no apoyan una comisión parlamentaria ni pública porque, aseguran, podría politizarse y ser usada mediáticamente.
«La Iglesia crea una serie de tapabocas para que la gente deje de hablar del tema y crea una serie de comisiones de investigación interna, pero si yo soy un abusado de la Iglesia no voy a acudir a la Iglesia a denunciarlo. No voy a ir a casa del ladrón a decirle que su padre me ha robado. Esta gente está queriendo quitarle importancia y profundidad a una cosa muy grave. Estamos hablando de niños abusados».
Fernando García-Salmones
Víctima de pederastia en el seno de la Iglesia católica española
Las víctimas coinciden que el mayor obstáculo que han enfrentado ha sido el «encubrimiento masivo» del que ha gozado la Iglesia católica durante muchas décadas.
«Hay países y conferencias episcopales que han llegado a comprender que lo lógico es investigar, que salga la verdad y se paguen las consecuencias, sean las que sean. En España lo que ocurre es que estamos en un país donde la Iglesia católica ha tenido muchísimo poder. Veníamos de una dictadura donde el alcalde y el cura eran Dios, estaba Dios y luego el cura, eran intocables. Eso es lo que ha ocurrido en España. Han robado niños, han robado propiedades y han robado la infancia a muchos niños y niñas, y han actuado con total impunidad porque han tenido mucho poder», denuncia Francisco Javier.
Fuente Sputnik
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