La comunidad organizada del Complexo do Alemão, una de las zonas populares más conocidas de Brasil, salió a protestar con globos amarillos y carteles que decían «Paren de matarnos», «La vida en la favela importa» pidiendo justicia y el cese de las brutales arremetidas de los cuerpos policiales
El asesinato de Ágatha Félix, una niña de ocho años que presuntamente mató la Policía Militar, es uno de muchos. «La política de seguridad es una política de persecución de los pobres, de guerra a las comunidades, de empoderamiento de las milicias, y de libertad de acción para las Policías Militar y Civil del estado de Río de Janeiro», dijo el periodista brasileño Breno Altman.
El viernes 20 de septiembre a la noche Ágatha regresaba a su casa en una camioneta de transporte público con su abuelo, cuando un disparo impactó en su espalda. Fue trasladada a un hospital, pero falleció en la mañana siguiente. El domingo, su comunidad salió a protestar contra la violencia policial.
Se sospecha que el disparo provino de la Policía Militar. Según sus familiares y testigos oculares, los oficiales dispararon a una motocicleta cercana y las balas impactaron en la niña. Las investigaciones continúan. El vicepresidente brasileño, Antonio Hamilton Mourão, atribuyó el asesinato de Ágatha a la «guerra del narcotráfico», que es la quinta niña menor de 12 años que murió en circunstancias similares desde que comenzó 2019.
Desde que el 1 de enero de 2019 Jair Bolsonaro asumió como presidente de Brasil y Wilson Witzel como gobernador del estado de Río de Janeiro, ese territorio alcanzó su nivel más alto de muertes a manos de la Policía en los últimos 20 años. En apenas siete meses, esas muertes representaron el 40% de los fallecimientos violentos.
Entre enero y julio, el estado de Río mató a 1.075 personas, lo que significó un aumento del 20% con respecto al mismo período de 2018. Según información del datalab Fuego Cruzado, Ágatha fue la niña número 16 en recibir disparos de la Policía en 2019.
Witzel ha sido muy criticado por su estrategia de ‘mano dura’ contra la delincuencia. El gobernador y Bolsonaro pregonan una política de ‘tolerancia cero’ y reclaman una mayor inmunidad para los policías que disparan contra «sospechosos» y terminan matándolos.
«Su política está absolutamente marcada por las violaciones a los derechos humanos, por abrir fuego contra las zonas donde vive la gente pobre», advirtió Altman.
El informe presentado en septiembre por la Defensoría Pública de Río de Janeiro, ‘Circuito Favelas por Derechos’, reveló las distintas violaciones que sufren los habitantes de los barrios donde actúa la Policía Militar: más de 30.
A partir de los relatos de los habitantes de las comunidades se constató que los agentes de seguridad habían:
- robado;
- dañado su patrimonio;
- agredido sexualmente;
- extorsionado;
- amenazado;
- agredido físicamente;
- realizado ejecuciones o disparos al azar.
Las zonas donde actúa la Policía Militar son «ubicadas» por Witzel y Bolsonaro «como los núcleos fundamentales» de los grupos criminales vinculados al tráfico de droga, indicó Altman. En esas zonas, la Policía «empieza a disparar antes que hacer cualquier otra cosa», aseguró.
«Es una represión creciente y desordenada para tratar de dar a la población la impresión de que el tema de la seguridad pública es tratado con rigor, pero ese rigor de la política lleva a ese tipo de situaciones, al asesinato de Ágatha Félix», remarcó.
Cortesía de Sputnik
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