Los antecedentes de Canvas vienen de Otpor, la organización-fachada de la campaña contra Serbia y el gobierno del entonces presidente Slodoban Milosevic, un grupo entrenado en tácticas no violentas por el Albert Einstein Institution (AEI) una oficina con sede en Boston, Estados Unidos, que controla la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) dirigida por Gene Sharp, el autor del manual de los golpes blandos.
Otpor fue el movimiento que inoculó a lo interno de Serbia la campaña de desprestigio contra el gobierno de Milosevic a través de protestas “pacíficas” que con apoyo de la mediática internacional promovieron supuestas violaciones a los derechos humanos en ese país europeo que para entonces una nación soberana con un modelo influenciado por el socialismo y que terminó derrocado con una cruenta invasión militar ejecutada por EEUU y demás países de la Organización del Atlántico Norte (OTAN).
El trabajo de la AEI y la CIA para captar “jóvenes estudiantes” que fueran capaces de ejecutar sus tácticas para desprestigiar la institucionalidad y aprobación popular del gobierno de Milosevic fue ejecutada con sutileza desde muchos años antes de la caída de este bastión socialista que aún prevalecía en Europa.
La ficha captada fue Srdja Popovic y lo hizo personalmente el ex coronel estadounidense Robert Helvey -especialista en acciones secretas y decano de la Escuela de Formación de Agregados Militares de las Embajadas Estadounidenses- quien llegó a fines de los años noventa a Serbia, clandestinamente, con la misión de propagar las tácticas de su amigo Gene Sharp, y lo primero que hizo fue buscar un socio principal para el derrocamiento de Slobodan Milosevic.
¿Cómo fue captado Popovic por la AEI?
El fichaje de Popovic lo narra el mismo Helvey en el documental How To Start a Revolution (Cómo empezar una revolución), al recordar su primer encuentro con un grupo de jóvenes de extrema derecha: «Hablamos durante un rato y dije: ‘aquí falta algo, ¿quién es el líder?’ Y el grupo contestó: ‘No tenemos líder’. Y yo les dije: ‘un momento, chicos, alguien tiene que estar dirigiendo a toda una sociedad, la serbia».
Momentos después, tras ganarse la confianza del grupo, Sdrja Popivic se le acercó y dijo ser el líder de los extremistas. «Me explicaron que se ocultaban, que no querían ser reconocidos, para ocultarse ante el gobierno», rememora el ex coronel estadounidense.
Así se convirtió Popovic, nacido en 1973 en Belgrado, en el «estudiante» que «lideraría» la conspiración contra Milosevic bajo la dirección del Instituto Albert Einstein (AEI por sus siglas en inglés).
Helvey se encargó de entrenarlo bajo las directrices enviadas por Sharp desde Boston; mientras que con el aporte financiero del Fondo Nacional para la Democracia (NED por sus siglas en inglés), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid por sus siglas en inglés), el Instituto Republicano Internacional (IRI) y la CIA se dio inicio a la formación de fanáticos de ultraderecha para luego tomar las calles y esparcir propaganda contra Milosevic.
Seguidamente, Popovic, el elegido, crea Otpor. Su misión fue transformar al grupo de ultraderecha, con pleno apoyo mediático, en «movimiento estudiantil», a fin de presentarlo como eje de la agitación y el descontento contra Milosevic. Helvey le recomendó al grupo crear una imagen que los identificara: «el puño cerrado de la mano derecha». Y con ese puño se inician una serie de ataques contra los organismos del Estado. Desconocen las instituciones públicas y toman las calles. La «no violencia» de Sharp cobra vida en la anarquía.
Otpor se convierte, efectivamente, en el eje central de la misión estadounidense en Serbia. Su cabeza está en Boston, pero al puño que ejecuta la desestabilización le llega el largo brazo del financiamiento norteamericano. Desde el Departamento de Estado y a través de la USAID, la NED y el IRI, fluyen no menos de cinco millones de dólares, como lo confirmaron sus propios voceros al diario The New York Times.
Por si esa confirmación no bastara, es el propio Departamento de Estado el que dará a conocer después, tras la euforia del triunfo, documentos que obligan a sumar, en el financiamiento de la conspiración orquestada por el AEI, a otros organismos estadounidenses consagrados a la «exportación de la democracia», como el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI, por sus siglas en inglés), Freedom House (FH) y Open Society Institute (OSI).
¿Quién es Popovic y cómo nació Canvas?
El Global Research, de Canadá, recordaba el pasado 13 de mayo de 2013, aunque hace mucho que no es secreto para nadie que la «influencia política» de EEUU encuentra su mejor sustento en el millar de bases militares norteamericanas desplegadas en los cinco continentes, desde las cuales Washington impone abiertamente sus políticas a sus aliados de otros países. Muchas veces, incluso, contra los intereses de estos últimos.
Pero lo que para muchos es una amenaza al futuro de la humanidad, para otros constituye una oportunidad de negocios. Es el caso de Srdja Popovic, quien dejó de ser el otrora “rebelde” estudiante serbio para convertirse en un lucrativo comerciante de la desestabilización de gobiernos.
Así fue como Otpor se transformó en el Centro para la Acción No Violenta y Estrategias Aplicadas (Canvas, por sus siglas en inglés), una institución que cuenta con centros de adiestramiento diseminados por Europa e instructores prestos a acudir a otras partes del mundo, en sus «aulas» se forman continuamente jóvenes derechistas en las artes, tácticas, códigos y métodos de la ya conocida «no violencia».
En otras palabras, la empresa ha cambiado de nombre, pero sus socios financistas siguen siendo los mismos, e idéntica es también su misión: apuntalar las políticas expansionistas estadounidenses en todo tipo de país (socialista, revolucionario o simplemente soberano) que ose entorpecerlas, y propagar la desestabilización de gobiernos legítimos bajo la mascarada de lucha por los derechos humanos y la democracia.
Fundada en 2003 y dirigida personalmente por Popovic, Canvas ha recibido y entrenado en las teorías conspirativas de Gene Sharp a discípulos de 46 países. A manera de publicidad, se jacta de haber apoyado directamente a «varios movimientos de resistencia en todo el mundo», en países como Georgia, Kirguistán, Ucrania, Líbano, Irán, Túnez, Egipto y Venezuela.
Popovic es asimismo director ejecutivo de Ecotopia, una ONG que dice centrarse en «cuestiones ambientales», y que recibe constante respaldo financiero del sector privado y de diversas instituciones gubernamentales serbias.
Su amplitud de intereses no se cierra con el «ambientalismo». En 2007 formó parte del gobierno serbio, en calidad de asesor del viceprimer ministro Bozidar Djelic. En octubre de 2011, la Universidad de Columbia (Nueva York) le otorgó una beca para el Harriman Institute, donde se ofrecen postgrados en políticas públicas para asuntos internacionales.
Tras el derrocamiento de Milosevic, Srdja Popovic, abogado de profesión, aprovechó su impulso mediático y logró incorporarse a la Asamblea Nacional de Serbia en el periodo 2000-2003.
Antes de culminar esas funciones se vio envuelto en un escándalo político, al descubrirse que había usado ilegítimamente el derecho a voto de otro parlamentario, Neda Arneric, para elegir al nuevo presidente del Banco Nacional de Serbia. Arneric se encontraba en Bodrum, Turquía.
Simultáneamente, otros miembros de Otpor estuvieron involucrados en actos de corrupción y malversación de fondos de un partido político que nació en torno a este «movimiento estudiantil».
«Aprendimos de Bob Helvey y Sharp», confiesa Srdja Popovic en el documental Cómo empezar una revolución, en referencia a las teorías conspirativas que antaño ejecutó Otpor y hoy difunde o comercializa Canvas. Y recuerda que fue Helvey quien les sugirió empezar los «ataques no violentos» contra cuerpos de policía, militares, trabajadores y todos aquellos pilares que daban estabilidad al gobierno.
Y es que tal como sucede con Gene Sharp, el apoyo de los grandes medios fluye hacia Popovic en forma de reconocimientos y premios. En noviembre de 2011, la revista Foreign Policy lo incluyó en su lista de los Top 100 Global Thinkers («Los 100 principales pensadores globales»), por su colaboración «directa e indirecta» en la Primavera Árabe y por los «positivos resultados» del «cambio» de sistemas de gobierno en Medio Oriente.
Al año siguiente, febrero de 2012, la revista Wired, del Reino Unido, lo destacó en su Smart List 2012 y lo calificó como «una de las 50 personas más influyente para cambiar el mundo».
“Acciones pacíficas” que terminan en golpes de Estado
Bajo esa fachada de «acciones pacíficas» se justifican desde cierre de calles hasta golpes de Estado, pasando por planes de magnicidio, no sólo en Europa del este y el mundo árabe sino también en países como Venezuela, donde, por ejemplo, el empresario y promotor de las teorías de la «no violencia» Robert Alonso conspiró en 2004 para que paramilitares asesinaran al presidente Hugo Chávez.
El 2 marzo 2011, el periodista Tomas Lundin entrevistó a Popovic para el Svenska Dagbladet (El Diario de Suecia). Se trata de una franca conversación sobre la participación directa de Canvas en los conflictos de Medio Oriente, y su título no podría ser más significativo: «Egipto: la revolución que vino de Serbia».
Lundin pone de manifiesto que fue «bajo las directrices de Otpor» que se fundó en Egipto el Movimiento 6 de Abril, que a través de la red social Facebook logró presentarse, si bien sólo mediáticamente y en el plano internacional, como epicentro del derrocamiento de Hosni Mubarak, tal como en su tiempo lo hicieran los «estudiantes» serbios.
«Algunos lo han apodado Revolución S.A.», le dice Lundin a Popovic al preguntarle sobre la formación directa de activistas para generar desestabilización en países árabes. «Sí, es cierto. Hemos formado a jóvenes del Movimiento 6 de Abril en Egipto», confiesa el entrevistado.
No obstante, el aventajado pupilo de Gene Sharp está hecho a imagen y semejanza de su creador, y llega incluso a molestarse cuando se le pregunta por su influencia directa en las conspiraciones contra gobiernos establecidos. Sea de Sharp o de Pilatos la enseñanza, opta invariablemente por lavarse las manos.
Lundin escribe en su trabajo: «Pero Srdja Popovic no hace alardes y se muestra hasta casi molesto cuando se le pregunta si Otpor es un exportador de revoluciones». Dice Popovic: «No nos plantamos con la revolución en la maleta. Es su revolución, y los consultores extranjeros no tienen nada que ver. Han arriesgado sus vidas por la libertad y la victoria es 100% suya y punto».
Al igual que el AEI, renuncia a esas glorias públicas y las cede a los «jóvenes, preferiblemente estudiantes» que recluta para conformar grupos extremistas.
De la entrevista de Tomas Lundin queda claro que Canvas busca que los integrantes de los «movimientos revolucionarios» aporten «una imagen fresca y moderna, que atraiga incluso a jóvenes no politizados, que con acciones llenas de fantasía comiencen a llamar cada vez más la atención de los medios de comunicación, hasta que se convierten en identidad, para luego desafiar y burlarse del régimen».
«Así son los métodos y el mensaje que enseñamos ahora a los activistas de otros países (…) En nuestros cursos, les pedimos que identifiquen los pilares del régimen», admite Popovic, quien a esto llama disuadir y convencer antes de atacar.
Lundin hace mención también al papel cumplido en las rebeliones de la plaza Tahrir, en El Cairo, por Mohammed Adel, un bloguero de 22 años, miembro del Movimiento 6 de Abril, que fue entrenado por Canvas. Y cita declaraciones de Adel a la empresa internacional de comunicación Al Jazeera.
«Estuve en Serbia y recibí formación sobre organización de manifestaciones pacíficas», confirmó Adel en esa entrevista, y agrega que al volver a Egipto, a finales de 2009, llevó «en su maleta una guía de las actividades subversivas», que transmitió a los demás miembros del Movimiento 6 de Abril y al movimiento de oposición Kifaya. Un año más tarde caía el desacreditado gobierno de Mubarak, un viejo socio del que los Estados Unidos decidieron prescindir, y se cosechaban con eso los resultados de las teorías del AEI impartidas por Canvas.
Muy parecidas a las palabras de Adel, fueron las breves declaraciones que diera Vanessa Eisig en 2013 en Caracas, mientras se quemaban cauchos para cerrar el paso en una arteria vial, una joven de 22 años que se autodefinió como «ucabista y javusiana con orgullo»; es decir, como estudiante de la Universidad Andrés Bello (UCAB) y orgullosa miembro de la directiva del grupo de ultraderecha Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), organización creada bajo los criterios de Otpor por Julio César Rivas.
Canvas apunta su puño contra Venezuela
Los tentáculos del AEI tienen presencia efectiva no sólo en Europa, Medio Oriente y África. Bajo la dirección de Sharp y sus aliados (Robert “Bob” Helvey, Srdja Popovic, entre otros), esta subsidiaria de la CIA se extiende por América Latina desde hace casi dos décadas, y en particular sobre la costa del Caribe, donde están Venezuela y su Revolución Bolivariana.
El miércoles 27 de febrero de 2013, Vanessa Eisig, integrante del movimiento Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), creado hace seis años bajo el modelo de Otpor (Canvas), declaró a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) sobre la participación directa del AEI, Sharp y Canvas en las estrategias que ese grupo adelanta para boicotear la marcha del país y corroer la legitimidad del Gobierno Bolivariano.
«Nuestro movimiento proviene de Otpor, que nació en Serbia, donde uno de los fundadores fue Gene Sharp. A Julio César Rivas, presidente fundador de JAVU, le llamó la atención ese movimiento, la resistencia no violenta, y así nos creamos», explicó Eisig, quien detalló que las asesorías son dirigidas a través de correos electrónicos, porque a los venezolanos les resulta “complicado el idioma y vivir en Serbia”.
Julio César Rivas fue coordinador nacional de Nuevas Generaciones del partido de derecha Proyecto Venezuela y diputado al Consejo Legislativo del estado Carabobo. En mayo de 2011, el partido noruego Høyre, de corte radicalmente neoliberal, le entregó a Rivas un cheque por 50.000 euros por su “valiosa contribución a la defensa de los derechos humanos y la democracia”.
Entrevistada por AVN en el transcurso de una acción “no violenta” (el cierre forzoso de la principal avenida del este capitalino) realizada por JAVU en el municipio Chacao de Caracas, Eisig dudó en hablar de los “planes estratégicos” para desconocer al Gobierno venezolano, o sobre el interés por Venezuela que manifiestan el AEI (Sharp) desde Boston y Canvas (Popovic) en Serbia.
“Sharp siempre se ha mantenido sumamente interesado en las actividades que realizamos (…) Últimamente se ha puesto en contacto con nosotros la fundación Canvas, que vendría siendo el centro de la resistencia no violenta a nivel internacional; son ellos los que estuvieron en la resistencia árabe, por ejemplo. Lo que nos identifica es la imagen del puño. Aquí es blanco porque es el clásico, pero en otros países le ponen los colores de su bandera. Ese puño es signo de resistencia y de burla al socialismo», declaró esta futura comunicadora social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), cuya misma ocupación se atiene al manual de Sharp, donde se insta a reclutar “jóvenes, preferiblemente estudiantes”.
Eisig explicó cómo esos “movimientos estudiantiles” implementaron y articularon las estrategias diseñadas por Sharp y Canvas para, por ejemplo, activar en Venezuela acciones desestabilizadoras durante los primeros meses de 2013.
«Todo el carnaval lo pasamos planeando qué íbamos a hacer. Los miembros de JAVU, del Movimiento 13 de Marzo (de la Universidad de Los Andes en Mérida), Liberación 23, Operación Libertad y Ana Karina García, de la UCAB, nos conocemos de diferentes luchas. Nos pusimos de acuerdo, nos reunimos en Caracas y planificamos», contó Eisig, quien incluso agradeció el apoyo del alcalde metropolitano Antonio Ledezma, así como de Diego Arria, quien fuera precandidato presidencial en las primarias de la Mesa de la Unidad (MUD), y de los medios de comunicación privados. “Los medios nos han ayudado en días y años anteriores».
El 16 de febrero de 2013, una semana antes de las declaraciones de Eisig a AVN, 73 documentos filtrados por Wikileaks revelaban que Canvas actúa en Venezuela al menos desde 2006. En el entretiempo, según consta allí, no sólo ha “utilizado de forma preferente a estudiantes” como punta de lanza de la derecha en el intento de desestabilizar el país, sino que llegó a diseñar la campaña opositora para las elecciones parlamentarias de 2010.
Los cables difundidos por Wikileaks apenas revelan una parte de la injerencia más reciente contra Venezuela, la cual arreció desde antes del golpe de Estado de abril 2002.
Las organizaciones que así ponen en práctica las teorías del AEI, de Stratfor y de Canvas, están estrechamente vinculadas a células de la extrema derecha como Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP), entre otras. Sus actividades de calle suelen realizarse en los municipios Chacao, Sucre, Baruta y otros puntos del estado Miranda, zonas que cuentan con la cercanía de sedes diplomáticas y de medios de comunicación internacionales aliados a Washington.
No pocos de los integrantes de estos grupos han acudido a los centros de adiestramiento que maneja Canvas en Europa y América Latina, donde están lejos de asimilar únicamente códigos publicitarios para captar a “jóvenes indecisos y votantes desilusionados”.
Sus operaciones reciben amplia cobertura mediática y auspicio franco de voceros de la derecha nacional e internacional. En 2011, a raíz de una de sus huelgas de hambre, la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, instó a tomar acciones contra el Gobierno de Venezuela y expresó su preocupación «por la salud y bienestar de los estudiantes que están arriesgando su vida por su fe en la gobernabilidad democrática y las libertades individuales».
Todas esas acciones se fundamentan en los 198 métodos de desestabilización que expone Gene Sharp en su libro De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación, y los cuales clasifica en tres grandes categorías: protesta y persuasión, no cooperación, e intervención no violenta.
Sobre la primera (que agrupa 54 tipos de acciones), Sharp dice que la constituyen “mayormente manifestaciones simbólicas, que incluyen desfiles, marchas y vigilias”. La “no cooperación” abarca tres sub-categorías: “a) no cooperación social (16 métodos); b) no cooperación económica, como el boicot, el desabastecimiento, la especulación (26 métodos) y las huelgas (23 métodos); y c) no cooperación política (38 métodos)”.
La “intervención no violenta” opera, según Sharp, “mediante procedimientos psicológicos, sociales, económicos o políticos, tales como el ayuno (huelga de hambre), la ocupación no violenta y el gobierno paralelo (41 métodos)”.
Sharp enfatiza en la necesidad del apoyo mediático, en la importancia de contar con “difusores vitales para generar, en la población y en los mass media, un escenario favorable para manipular la realidad del país, empujarlo hacia su propio desastre y concretar la conspiración”.
Popovic y Canvas siguen detrás del golpe contra Venezuela
El 24 de enero de 2019, Popovic retuiteó un artículo del diario The Economist titulado: «¿Cómo acelerar la desaparición de la dictadura de Venezuela?, Reconocer a un presidente interino en lugar de Nicolás Maduro es un comienzo».
El artículo promovido por Popovic desde su cuenta en la red social Twitter, forma parte de la intensa campaña de desinformación ejecutada por la mediática internacional pro-estadounidense contra Venezuela, que fundamenta sus mentiras en el uso de la postverdad, elemento principal para manipular y distorsionar la realidad venezolana, al falsear noticias que buscan justificar la autoproclamación de Juan Guaidó como supuesto jefe de Estado.
This week an incompetent dictatorship tottered. Good https://t.co/54zV9wbaGt
— The Economist (@TheEconomist) January 24, 2019
Y al revisar un poco más allá el hilo de publicaciones de Popovic en Twitter se encuentra otra publicación que demuestra su verdadero «interés» en Venezuela, donde se «sorprende» de una presentación hecha por el prófugo de la justicia venezolana Antonio Ledezma, un exalcalde que es buscado por cometer distintos delitos relacionados a corrupción durante su gestión.
«Sorprendente presentación sobre ‘Venezuela en llamas’ por Antonio Ledesma, alcalde de Caracas», cita el tweet de Popovic que muestra una imágen de un hombre en llamas que corre sin narrar la verdadera historia de esa gráfica.
La exposición de Ledezma fue el 29 de mayo de 2018 en el Foro de la Libertad realizado en Oslo, Noruega, donde se abordan temas sobre derechos humanos. En esa exposición, el prófugo venezolano utilizó esa imágen para decir que el gobierno de Maduro violaba los derechos humanos de sus ciudadanos y que las autoridades de seguridad habían incendiado a esta persona, una información totalmente falsa.
Lo que sucedió con la víctima de esa foto fue un hecho perpetrado en 2017 durante las acciones violentas que promovió la célula terrorista Voluntad Popular, entre ellos Juan Guaidó, en las inmediaciones de Altamira.
El hombre que resulta atrapado por las llamas era uno de los ejecutores de las acciones vandálicas que habían robado una moto de la Guardia Nacional Bolivariana tras tumbar al efectivo militar con diversas trampas colocadas en el asfalto como clavos, aceite y jabón, que provocaron su caída.
Una vez con la motocicleta en su poder el grupo violento, entre los que se encontraba el hombre en llamas, rompió el tanque de gasolina de la moto y el combustible salió disparado hacia ellos, y justo en ese momento otro asaltante encendió una chispa para quemar el vehículo lo que ocasionó que su cómplice quedara atrapado por el fuego, víctima de su propio objetivo.
Amazing presentation about Venezuela in Flames by Antonio Ledesma, major of Caracas @OsloFF pic.twitter.com/c8jqckQF0c
— Srdja Popovic (@SrdjaPopovic) May 29, 2018
Esto es tan sólo un ejemplo del accionar de estas instituciones que, financiadas por EEUU, continúan ejecutando el plan para poner fin a la Revolución Bolivariana, uno de los bastiones socialistas del planeta más duros de acabar por la conspiración de la ultraderecha internacional.
En la actualidad el accionar sedicioso en Venezuela está enmarcado en un escenario que ya no incluye solamente el «golpe blando» sino una intervención militar directa de las tropas estadounidenses y sus aliados.
El argumento de entrada de Washington es -como siempre- la «ayuda humanitaria» y la deslegitimación internacional del gobierno constitucional que encabeza Nicolás Maduro.
La acción está en marcha, los actores en plena ejecución y el desenlace dependerá -sobre todo- de la sensatez y la inteligencia de los que tengan conciencia real de los hechos.
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