La presencia de excombatientes de la guerra en Malvinas en los desfiles militares por el Bicentenario de Argentina fue presentada como histórica por el gobierno de Mauricio Macri.
Nunca hasta ahora los soldados habían participado de una fiesta patria y su paso por la avenida del Libertador, en Buenos Aires, fue lo más aclamado por la gente.
Sin embargo, algo cambió cuando las cámaras de televisión enfocaron un todoterreno Mercedes Benz que avanzaba cerrando una de las columnas: a bordo iba el exteniente coronel Aldo Rico, jefe de comandos en Malvinas pero también famoso por liderar dos levantamientos, en 1987 y 1988, contra el gobierno del radical Raúl Alfonsín (1983-1989). Rico incluso respondió las preguntas de un periodista de la televisión que se acercó hasta él: “Estoy muy agradecido y emocionado por haber cumplido con el deber. Hace muchos años que la gente ha reconocido a la gente de Malvinas”, dijo el militar retirado.
La figura de Rico siempre ha sido polémica en Argentina y su presencia en el desfile no ha pasado desapercibida. Rico estuvo en Malvinas, fue “carapintada”, como en los 80 se llamó a los militares que intentaron derrocar a Alfonsín, estuvo preso por aquellas asonadas y luego recibió el indulto del presidente Carlos Menem (1989-1999). Las peripecias de la vida política argentina quisieron que en 1991 fuera elegido diputado por el Movimiento por la Dignidad y la Independencia (Modin), un partido de extrema derecha que terminó aliándose al peronismo. Entre 1997 y 2003 fue alcalde de San Miguel, un municipio en las afueras de Buenos Aires.
Su presencia en el desfile por el Bicentenario ha sido al menos paradójica. El actual ministro de Defensa, Julio Martínez, es de la Unión Cívica Radical (UCR), el mismo que era Gobierno cuando Rico se alzó en armas contra la democracia recién recuperada. «Nadie festeja que haya estado Aldo Rico. Tampoco nos gusta que después de tanto esfuerzo y cinco meses de trabajo, la noticia sea que estuvo Aldo Rico. El Gobierno no lo invitó, pero él no necesita invitación porque es un veterano de Malvinas», explicó Martínez en una entrevista a radio La Red. Ese ha sido también el argumento del propio Rico: «Yo fui al desfile como ex jefe de Malvinas. Yo no necesito ninguna invitación del Gobierno ni nada. Me llama la atención que no entienden lo que es un hombre libre. Yo soy un hombre libre y no necesito órdenes».
Rico ha puesto en evidencia, además, que los excombatientes no son un grupo homogéneo, sobre todo por la división que existe entre quienes fueron a la guerra como civiles recién salidos de la milicia obligatoria, la mayoría de ellos de no más de 18 años, y los militares de carrera. Una mayoría de exconscriptos no participó del desfile del Bicentenario para no compartir espacio con los uniformados. “No desfilamos porque lo ex combatientes esperan la definición de la justicia por las causas por torturas a soldados que iniciamos contra oficiales argentinos durante la guerra”, dice Mario Volpe, presidente del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) en La Plata.
Volpe aclara que las agrupaciones de soldados no recibieron invitaciones oficiales para ir al desfile y critica a quienes sí participaron. “Hay agrupaciones más de derecha que con tal de desfilar fueron subsumidas a un desfile militar, pero nosotros declaramos que no íbamos a ir, que no marchamos juntos a los militares torturadores de Malvinas. Nuestra impronta es que marchamos para una marcha popular, no con los militares”, aclara el excombatiente.
Rico llegó a ser ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires durante la gobernación del peronista Carlos Ruckauf, en 1999. Duró sólo 4 meses y volvió a su intendencia en San Miguel. Hoy está lejos de retirarse. Desde el 10 de diciembre cumple funciones de «asesoramiento» en seguridad en la municipalidad de Carlos Paz, municipio del extrarradio de Buenos Aires gobernado por el kirchnerista Mario Ishii.