El 16 de abril del 2016, no se ha borrado de la memoria colectiva para el pueblo ecuatoriano. Tan solo 55 segundos bastaron para que Ecuador nunca olvide el terremoto que se llevó la vida de 671 personas, que hirió a 4.879 más, que obligó a esperar entre los escombros hasta ser rescatados a otras 113 más y que también desplazó a 80.000 de sus casas.
365 después de la tragedia, casi 4.000 personas siguen viviendo en albergues temporales. Tal como señala El País de España, podrán permanecer ahí hasta la tercera semana de mayo, que es la fecha prevista por las autoridades para cerrar los campamentos de emergencia. El terremoto afectó a 69.000 viviendas, de las que 22.015 necesitaban volver a construirse de cero y se demolieron casi 10.000 edificios, según la recopilación de estadísticas del Comité de la Reconstrucción.
El objetivo principal será la recuperación total de Manabí y Esmeraldas, las dos provincias más golpeadas por el terremoto. Este objetivo durará hasta tres o cuatro años, de acuerdo con el presidente saliente Rafael Correa. El mandatario ecuatoriano hizo un repaso, en su habitual comunicado a la nación de los sábados, a los avances en la recuperación y recordó que el costo de la reconstrucción supera los 3.000 millones de dólares.
Además, Manabí se ha enfrentado este año a fuertes lluvias. Si bien la situación fue menos grave que en los países vecinos de Colombia y Perú, la erosión constante de las lluvias ha afectado a 26.000 ecuatorianos dejando pueblos anegados donde el agua ha subido a cinco metros en los momentos más críticos y a la altura de la rodilla, en su punto más bajo.
En esa misma dirección, para poder movilizar fondos que estaban previstos para otros menesteres, según las autoridades, el Gobierno ha declarado esta semana el estado de emergencia en las zonas comprometidas y ha renovado, un año después del terremoto, el estado de excepción declarado entonces en Manabí.
A partir del 24 de mayo quien asumirá la presidencia en Ecuador será Lenín Moreno, candidato oficialista que derrotó al conservador Guillermo Lasso. Entre sus objetivos, estarán las obras que logren que ninguna familia más viva en lugares provisorios por el terremoto del año 2016 y empezar a cicatrizar una de las heridas más fuertes de la historia ecuatoriana.