Una medida de acción conjunta en los primeros días de junio es lo que se avecina desde el ámbito sindical como respuesta al veto presidencial a la ley antidespidos. “Las cinco centrales coincidimos en avanzar hacia una nueva medida que puede ser un paro nacional o un cese de actividades con cese de tareas”, señaló ayer el líder de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky. Tanto él como su par de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, promueven una huelga, pero aún se espera conocer qué decisión tomarán los dirigentes de las CGT. Cerca del fin de semana próximo se reunirán los sindicalistas para definir la modalidad de acción.
“Todos coincidimos en rechazar el veto antidespidos que fue un acto autoritario”, aseguró Yasky haciendo un repaso por las opiniones de los representantes de las organizaciones de trabajadores que asistieron a la convocatoria de la Iglesia católica, el sábado pasado. Si bien los dirigentes de las CTA impulsan la realización de un paro, los dirigentes de las tres CGT aún no están convencidos y plantean una movilización a la Plaza de Mayo, aunque no descartan una medida más fuerte, tal como lo anticipó el dirigente de la CGT Juan Carlos Schmid: ayer, en Página/12, señaló que no se descartaba “un paro, aunque hay que reunirse y debatir”.
Las políticas desplegadas por el presidente Mauricio Macri en sus primeros meses de gobierno afectaron a la mayoría de los trabajadores, evalúan los dirigentes gremiales. Se implementó una política de despidos generalizados en el Estado, basada en la supuesta necesidad de su achicamiento, aprovechando para pasar el peine sobre los simpatizantes de las organizaciones políticas del kirchnerismo. Con el ejemplo del Estado, algunos empresarios del sector privado también optaron por achicar sus plantillas de trabajadores. El escenario político marcado por el macrismo fue acercando a los dirigentes sindicales a pesar de las históricas diferencias que los habían llevado a mantener distancia en sus decisiones y derivó en la presentación en el Congreso del proyecto de ley de Emergencia Ocupacional, que fue refrendado con un multitudinario acto el 29 de abril, finalmente aprobado y luego vetado por Macri.
“La respuesta debe ser contundente después de una marcha como la del 29 de abril. No puede ser otra medida que no sea un paro nacional”, planteó Micheli de cara a la semana que se abre, en la que los gremialistas debatirán con sus bases la propuesta a llevar al encuentro de la mesa de unidad en la acción, donde participan las cinco centrales obreras. El líder de la CTA Autónoma destacó “la importancia de cuidar la unidad de las centrales”, por lo que “si no sale el paro y es una marcha nuevamente y hay que ceder en alguna parte, lo haremos”, evidenciando la voluntad de acordar de manera conjunta y sin condicionamientos los pasos a seguir. Sin embargo, explicó que con Yasky esperarán la respuesta de las CGT a la propuesta de paro que presentaron y que si se define una movilización “las dos CTA iremos al paro. No será la misma contundencia si vamos todas juntas, pero nosotros no vamos a dejar sin respuesta este veto que consideramos un cachetazo a los trabajadores. Este gobierno vuelve a demostrar que es un gobierno de ricos para ricos”.
En la previa al veto, las CGT se mostraban inclinadas hacia un paro como respuesta, incluso el dirigente del gremio de Camioneros Pablo Moyano anticipó que “un paro o una marcha” sería la respuesta. Finalmente lo debatirán en la semana para darle forma en un nuevo encuentro de las cinco organizaciones de trabajadores, previsto para no antes del viernes.