Dueño de una provocación cargada de ternura, Vicente Luy patea tableros, desafía esquemas y rompe el corset de lo políticamente correcto con el fin de encontrar la palabra certera en sus poemas. Entre sus paletas de colores estaban el amor, la política, la amistad, el sexo, la locura, la actualidad, entre tantos otros, mezclados con una precisión casi escandalosa que hace que gane nuevos lectores de distintas generaciones.
Nacido en la Ciudad de Córdoba en 1961 y nieto del poeta español Juan Larrea, Vicente perdió a sus padres a los 6 meses de vida, mientras viajaban en avión a Brasil. Por parte de su abuelo, heredó una abultada fortuna que dilapidó durante su vida. Entre esos gastos excesivos, estuvo la publicación de su propia obra. Recién en 2009, una editorial le propondría publicar sin poner un solo peso. De esa manera, Poesía popular argentina,vio la luz en el ya inexistente sello CILC y re-editado póstumamente en 2013 por Añosluz editora.
El poeta trasandino acuñó el concepto de poesía exprés, que sirve para calificar sus últimos versos, unos aforismos espesos, que condensan en muy poco los que tantos otros dirían de forma larga e ineficaz. “La poesía exprés implica un lenguaje oral, rápido. Y, remite, como todo, a la política. Así hables sólo de sexo”, señalaba Luy en una entrevista al diario La Voz del Interior
A los 50 años, el 23 de Febrero del 2012, Luy se suicidó saltando desde un séptimo piso en la ciudad de Salta, coronando con ese epílogo lo que había sido una vida tormentosa, marcada por internaciones en institutos psiquiátricos durante los últimos años de su vida.
5 poemas de Vicente Luy
¿Venderle el alma al diablo? Sí, pero cara.
Y si se puede, venderle también otras cosas.
Y venderle a Dios lo que el diablo no compre
—
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Uno deja a veces el camino por miedo al fracaso.
Si no lo leíste las 10 veces leelo de nuevo y después saltate este renglón.
Pero el miedo no siempre se ve.
Ahora miralo.-
—
Antes pedimos que se vayan.
Antes, pedimos justicia.
Ahora pedimos que no se rían de nosotros.
Después, ¿qué pediremos; piedad?
Usá tu odio para el bien común.
Poné tu odio al servicio del bien común.
—
No se si asumir que estoy enfermo
y si lo estoy, ¿qué debiera hacer?
¿Estoy enfermo?
¿O es simple depresión?
Porque si soy un enfermo debiera
pedir primero por mi salud.
Y yo pido alegría
o mejora en mis ingresos
jamás salud.
Ya uso lentes.-
—
Llueve, y alguien está diciendo «llueve». Si me equivoco
contradíganme con amor, porque con amor digo.
Si erro pónganme maestros, que luego yo les enseño,
porque con amor hago.
O ustedes, ¿por qué creen que llueve; porque hace falta?
¿creen que llueve porque sí? ¿Por qué carajo creen que llueve?
Llueve; y no sólo eso; la verdad es que hay un montón
de gente diciendo «llueve».
De a uno empiezan a notarlo, y no lo pueden evitar,
simplemente dicen «llueve».
Porque llueve.
Si me equivoco contradíganme con amor, porque
con amor digo.-