En argentina se está desarrollando como forma de explotación depredadora el denominado “fracking”, a través de concesiones a grandes corporaciones extrajeras, esto como modelo de gobierno afianzado en el sistema capitalista.
El “fracking” se trata de una técnica para extraer gas y petróleo de yacimientos no convencionales. Activistas relacionados con el cuidado del medio ambiente, levantan su voz en contra de esta medida neo-liberal del gobierno de Mauricio Macri. Esta técnica genera como resultado de su proceso una profunda secuela reflejada en los niveles de contaminación.
De acuerdo con esto, el científico Esteban Servat, explica en una entrevista “este mecanismo consiste en perforar la roca que contiene la materia prima en su estado natural a miles de metros de profundidad, inyectando unos 30 millones de litros de agua y más de 600 químicos. El problema más importante es la contaminación de las napas de agua», alertó el experto.
Por su parte, el sociólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Juan Pablo Olsson, sin vacilaciones sostiene que la alteración de los ecosistemas es un problema principal de esta política pero, la geopolítica no puede quedar en un segundo plano debido a que a su juicio el desarrollo del “fracking” es una estrategia de Estados Unidos.
El especialista de las relaciones sociales considera al respecto, que ese país norteamericano «tiene la política de garantizar el acceso a la explotación de petróleo en Medio Oriente y América Latina«, pero al tratarse de una situación muy conflictiva dentro del territorio oriental, «se está dando una promoción del ‘fracking’ en distintos países de Latinoamérica». A su vez, también se relacionan empresas de Estados Unidos con intereses en el tema.
La Agencia de Control Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), publicó un informe en diciembre del 2016 donde detalla que el método de fractura hidráulica puede contaminar el agua potable.
«Lo primero que hizo Trump cuando asumió fue remover las principales autoridades de la Agencia de Control Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), las mismas que habían sostenido el informe que el ‘fracking’ contamina», dijo Juan Pablo Olsson, sociólogo y ambientalista.
Asimismo, mantiene que las políticas energéticas de Argentina van en consonancia con las directrices del Gobierno de Donald Trump. según su criterio el “fracking” es la actividad más contaminante del planeta, «tiene la capacidad de ensuciar las napas, el aire, el suelo, los ríos, los lagos y arroyos, en dos aspectos. Uno es la liberación del gas metano, el otro es la utilización de arenas silicias, que provoca una enfermedad que se llama silicosis y puede derivar en cáncer de los pulmones», afirmó.
El gobierno de Argentina divaga con un doble discurso y cierta hipocresía, porque afirma que va a promover energías renovables y desea una política verde, pero ante una crisis financiera se generan condiciones para la estimulación hidráulica, que resulta altamente contaminante.