Este miércoles, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) monseñor Oscar Ojea, en su discurso durante la 116 Asamblea Plenaria señaló que el pueblo argentino está viviendo una profunda crisis social y económica por lo que ha sido un año sumamente difícil.
El encuentro se llevó a cabo en la ciudad Pilar al norte de la provincia de Buenos Aires, donde hicieron acto de presencia los máximos representantes de CEA en ese país. En la misa de apertura, el obispo de San Isidro señaló que frente a todo eso, la primera actitud es la humildad, que nos permite mirar de frente nuestra propia fragilidad, citado por Prensa Latina.
En Argentina la crisis social y económica son por las medidas neoliberales de Macri
Por su parte el monseñor Ojea, se refirió a la serie de acontecimientos que ha vivido el pueblo argentino tras las duras políticas neoliberales de la actual administración de Mauricio Macri, quien ha solicitado prestamos multimillonarios al Fondo Monetario Internacional en dos ocasiones, y en correspondencia con el organismo financiero ha hecho un recorte al gasto social nunca antes visto.
Ojea, explicó que “nos plantean grandes desafíos pastorales. Mirando nuestros pecados y los escándalos que se han dado en algunas de nuestras comunidades, tenemos que ahondar el camino de nuestra conversión personal y eclesial. Un serio compromiso en este sentido visibiliza el hecho de que estamos asumiendo nuestra responsabilidad como pastores” sostuvo el presidente de la CEA.
Durante el sermón, se refirió a la habilitación del debate en el Congreso sobre el aborto legal y su repercusión en muchos jóvenes, y también a los ataques a la persona del Santo Padre desde dentro y desde fuera de la Iglesia de un modo que no tiene precedentes, lo que genera la escasa difusión de su pensamiento y de su prédica».
El pueblo de Argentina vive los desafíos
“Todo esto -señaló- lo hemos vivido en medio de una crisis social y económica que golpea a todo el pueblo argentino, y que va resintiendo la confianza en la dirigencia política aumentando el mal humor social, el enojo y la intolerancia que hace muy crispada la convivencia” dijo.
En el mismo orden de ideas, convocó a cuidar y defender la unidad del Episcopado, solicitando plantear de frente a los acuerdos y desacuerdos, no permitiendo que el espíritu del mal logre dividir a la iglesia. Afirmó que es tiempo de diálogo sincero, profundo y valiente entre nosotros. El diálogo enriquece y favorece la unidad, agregó según Prensa Latina.
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