Ayer por la mañana Ricardo Jaime se enteró por los medios de comunicación que el juez Ercolini había dispuesto una orden de detención en su contra. Inmediatamente se comunicó con su abogado y por recomendación de éste, se dirigió voluntariamente a la sede de la Policía Federal de Córdoba, en el barrio Nueva Córdoba. Llegó en taxi, solo, sin la compañía de su familia ni de su abogado.
Pasado el mediodía, la Gendarmería trasladó por tierra al exfuncionario kirchnerista hasta Buenos Aires, destino en donde, de acuerdo al letrado defensor, Jaime tenía previsto estar este martes a razón de otra causa judicial, por la compra de una moto de agua para su hija.
A Jaime, en esta oportunidad, se lo acusa de «malversación de caudales públicos» por la compra millonaria en 2005 de material rodante a España y Portugal.
De acuerdo al juez, Jaime “tuvo a su cargo la administración del patrimonio estatal en su órbita de actuación” como secretario de Transporte y que “los fondos abonados por el material rodante adquirido eran de desproporción exorbitante en relación a su calidad y funcionalidad”.
El ex secretario de Transporte acumula tres condenas firmes: una por intento de ocultar pruebas, impuesta por la Justicia de Córdoba en 2013; otra establecida en octubre pasado, cuando fue sentenciado a un año y medio de prisión en un juicio abreviado en el cual admitió haber recibido dádivas de empresarios. La última fue el último diciembre cuando recibió cinco años de cárcel por administración fraudulenta en el marco del juicio por la tragedia de Once.
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