Después de haber pasado casi dos años desde el día de los hechos, finalmente el hombre culpable de asesinar a su esposa de un disparo en la cabeza, en plena vía pública y delante de su hija adolescente, fue condenado a pagar cadena perpetua.
Los jueces del Tribunal Oral N°2 conformado por Alexis Simaz, Roberto Falcone y Néstor Conti, dio a conocer la sentencia este miércoles, que estuvo en línea con el pedido realizado por el fiscal Fernando Berlingieri.
Ante la presencia de familiares y allegados de la víctima identificada como Valeria Britez, que esperaban este fallo, Walter Escot, recibió la máxima pena posible por el delito de femicidio.
A lo largo del debate nunca se puso en duda la autoría del hecho por parte de Escot, ya que había testigos que lo señalaban, pruebas contundentes en su contra, incluso, cuando había sido detenido confesó el hecho y pidió disculpas por lo sucedido.
La defensa oficial a cargo de Eduardo Carmona, había asegurado que el disparo había sido «accidental» y brindó una serie de argumentos planteando su rechazo por considerarla inconstitucional y en su lugar pidió una pena de 14 años de prisión.
Escot llegó al juicio imputado por «homicidio agravado y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer, mediando violencia de género en concurso ideal entre sí y agravado por el empleo de arma de fuego». Deja a sus cinco hijos huérfanos de madre y con él, como padre, encerrado en la cárcel con cadena perpetua.
El hecho
El crimen ocurrió el 14 de noviembre de 2016 en el barrio General Belgrano. Ambos habían estado discutiendo por un ataque de celos. «Vos puta a de mierda saliste con todo el barrio, te voy a matar», cuentan que el hombre le dijo a la víctima.
Según consta en la causa, un testigo ese mismo día señaló que «Escot le dijo a su hija que mataría a su madre y que luego se iría de la ciudad y de ser posible del país para que no lo encontraran más».
Cerca de las 23, mientras Escot y Bitez caminaban junto a su hija de 14 años por Soler al 10800, la pareja volvió a discutir. Entre insultos, el «Titi» tomó del cabello a Valeria y la inmovilizó. Sacó su pistola y, a quemarropa, le disparó en la cabeza una única bala fatal.
Valeria cayó al suelo y murió en el acto. El criminal escapó y se mantuvo prófugo una semana hasta que finalmente fue detenido por personal policial. Vestía un jean beige, campera negra y zapatillas marrones. La ropa era la misma que usó el día del crimen. «Llevaba un bolso con prendas de vestir y comida. Creemos que utilizaba el vehículo como una especie de vivienda», concluyeron los investigadores.
A.L.
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