La suba del precio del boleto del transporte público en Capital Federal y Gran Buenos Aires será a partir del 8 de abril, y fue anunciada anoche por el gobierno nacional. La medida es parte de un combo de ajuste que afecta también a los servicios básicos de gas y de agua en aumentos de hasta el 500%.
Hoy en diálogos con medios de prensa, funcionarios macristas de primera línea, como la vicepresidenta Gabriela Michetti o el ministro de Energía, Juan José Aranguren, argumentaron a coro que el megatarifazo se debe a una situación fiscal desfavorable en el Estado producto de la «pesada herencia» kirchnerista y de los «políticos populistas».
De esta manera, el titular de la cartera de transporte declaró en la misma sintonía que Gabriela Michetti quien aseguró que durante las anteriores gestiones de Néstor y Cristina Kirchner se le dio a la gente un «placebo», en alusión a las políticas económicas que, a través de medidas como los subsidios a los servicios públicos, fomentaban el consumo interno y el crecimiento del empleo.
De acuerdo a Dietrich, debido a la «herencia» anterior, «la situación hace que los porcentajes sean terribles». Y agregó que en parte «el populismo es esto, acostumbrarse a darte cosas gratis, con mucha inequidad dentro del país».
A su vez, aseguró que, como los pasajes de trenes y colectivos no aumentaban desde hace dos años, «cuando generás un aumento, que porcentualmente es muy grande, en plata no es tanto». Y añadió que los subsidios al transporte por parte del gobierno nacional continuarán y serán de 65.000 millones de pesos aproximadamente.
En el área metropolitana, el boleto de colectivo que costaba tres pesos, pasará a valer seis, mientras que en los trenes, el costo mínimo será de dos a cuatro pesos, dependiendo de la línea.