En una entrevista realizada por la radio de la Universidad de Chile, el diputado argentino Leandro Santoro, de Unión Ciudadana, se refirió a la decisión del presidente trasandino, Mauricio Macri, de impulsar una reforma al sistema previsional, la cual ha tenido un amplio rechazo en gran parte de la ciudadanía al otro lado de la cordillera.
“Este tipo de ajustes no solo logra reducir el déficit fiscal sino que envía un mensaje a los poderosos respecto a que se resguardan sus intereses”, señaló Santoro, quien advirtió que la decisión de Macri de seguir adelante con esta reforma, pese a su impopularidad, se debe a que “es un mensaje a los mercados para que se sientan respaldados respecto de que se está dispuesto a asumir medidas impopulares para garantizar su buen pasar”.
En ese sentido, el parlamentario aseguró que los resultados de las últimas elecciones alentaron definitivamente a Macri para acelerar el proceso de reformas de choque.
¿A qué apuesta Macri con impulsar esta reforma?
Creo que se busca un ahorro fiscal de 100 mil millones de pesos y mandar un mensaje a los mercados, de garantizar las condiciones de pago de la deuda externa. Argentina en los últimos años ha tomado muchas deudas, por lo que este tipo de ajustes no solo cumple el objetivo de reducir el déficit fiscal, sino que envía un mensaje a los sostenedores de deuda.
¿Por qué se recurre a esta medida en específico, a sabiendas de que es impopular?
Ahí está la clave de la explicación. Hay que tener presente que el gasto público en Argentina tiene muchos ítems. El gasto en seguridad social representa el 60 por ciento del total, entonces, es difícil equilibrar el déficit fiscal sin intervenir eso. Esto, bajo la mirada neoliberal que no comparto, y el tema de la impopularidad, es un mensaje a los mercados, para que se sientan respaldados por el Gobierno respecto de que se está dispuesto a asumir medidas impopulares para garantizar su buen pasar. En este caso, el gobierno de Macri busca enviar ese mensaje para garantizar los intereses de esos re-pagos y de la implementación de un programa económico que empobrecerá a la población argentina, pero que enriquecerá a los sectores más acomodados.
¿Cómo ve la implementación de políticas neoliberales por parte de Macri luego de este hecho?
El debate al comienzo se trató de dos ejes. Primero, sobre si el Gobierno haría una política de shock o gradualista. En el primer tramo asumió una política gradualista, reduciendo algunas políticas del Estado. Ahora se ha decidido a modificar los instrumentos rígidos, por eso se implementan estas reformas tributarias, laboral y previsional. Esta política más de shock, que busca modificar el marco normativo, obviamente se consigue a partir de que el Gobierno consiguió un resultado favorable en las últimas elecciones y creo que se busca avanzar en medidas que garanticen a los agentes económicos la tranquilidad de que tendrán un poder político que favorecerá un sistema de transferencia de ingresos. Esta situación de ajuste es resistida por un sector de la sociedad y el Gobierno no solo manipula a la gente a través de los medios de comunicación, sino que además envía a la Gendarmería a reprimir duramente.
¿Cómo se explica la paradoja que Macri siga teniendo una votación mayoritaria con medidas que parecen tan impopulares?
La política a veces tiene un carácter irracional que es determinante y no es la primera vez que determinados sectores votan por representantes que manifiestan intereses antagónicos. Tiene que ver con muchas cosas, primero, un agotamiento de un ciclo político. En América Latina se ve cómo se han ido agotando los gobiernos progresistas, después de 12 años de acelerar los procesos de redistribución del ingreso se ha generado un estrés y se ha potenciado la opción de la Derecha. Acá hay que pensar que cuando estos proyectos logran construir bloques sociales de poder lo hacen a través de políticas concretas, pero los partidos elitistas han construido otro tipo de bloque de poder que en nuestro país tiene cuatro pies: un acuerdo tácito entre los partidos políticos más conservadores, con los medios de comunicación hegemónicos, los sectores más poderosos y ciertos representantes del Poder Judicial. Este bloque de poder actúa sobre la subjetividad de las personas y han logrado convencer que esta medida se debe a las malas políticas del gobierno anterior. Hay un bloque de poder que ha logrado cambiar la subjetividad y crean la esperanza en la gente de que la Derecha logrará resolver los problemas.
Sabemos que las realidades políticas en Chile y Argentina son distintas, pero acá ganó Piñera y una parte de los sectores populares votó por la derecha. ¿Qué pasa con las opciones políticas progresistas que no son capaces de defender al que, por sentido común, debiera ser su electorado?
Hay que entender que no necesariamente un electorado que es perjudicado por políticas neoliberales va a asumir una postura contraria a éstas. Acá hablamos mucho del voto aspiracionalista, donde la gente pobre tiene la esperanza que alguna vez será como los ricos. Y eso es peligroso porque los hace pensar como sus patrones, esto porque compraron el sentido común de la clase dominante y acá es importante subrayar el rol de los medios de comunicación. De la operación de pinzas que se hace entre todos los poderes existentes en la sociedad. Se estigmatiza a los partidos populares con acusaciones injustas. Corrupción hay en todas partes, pero te das cuenta que todos los detenidos son del gobierno anterior y no hay nadie del oficialismo, a pesar de que tiene a casi 60 procesados por casos de corrupción.
¿Qué reflexión les merece el escenario político con Macri y Piñera en el poder?
Lo que uno ve es que hay un cambio de ciclo político. El gobierno argentino se inspira mucho en el modelo socio-económico de Chile. Pareciera ser que para entrar al club de la OCDE hay que demostrar que uno puede ajustar, pero al mismo tiempo ganar elecciones. Chile es un poco el modelo de eso porque han logrado naturalizar la desigualdad y eso ha generado admiración de las élites argentinas, respecto a un país donde se puede avanzar en procesos estructurales de desmantelamiento de derechos y aun así lograr cierta estabilidad. El intento de la Derecha es cambiar el sentido común de la gente para justificar el deterioro de la vida cotidiana y la construcción de la cultura política se apoya siempre sobre fines mutuos.