El presidente argentino Mauricio Macri anunció en un breve mensaje que «inició conversaciones» para pedir un crédito del Fondo Monetario Internacional e intentar frenar la corrida cambiaria que desde hace un par de semanas generaron una gran crisis política. «Nuestra política depende del financimianto externo», manifestó el presidente y aseguró que cambiaron las «condiciones internacionales favorables» que tuvo el gobierno en los primeros años.
«En esta nueva situación y de manera preventiva, hemos decidió iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de apoyo financiero», anunció el mandatario. Admitió que ya había conversado con la titular del Fondo, Christine Lagarde, para dar comienzo a este proceso y así «evitar una crisis»: “Estamos recorriendo el único camino posible para salir del estancamiento y evitar así una gran crisis económica que nos haría retroceder y dañaría a todos”.
Nada detiene la devaluación del peso
A pesar del anuncio de Macri la cotización del dólar avanzó hoy cincuenta y siete centavos respecto de la víspera en el mercado mayorista y cerró a un promedio de 22,90 pesos en las principales entidades bancarias. La cifra se traduce en nuevo récord en la depreciación de la moneda argentina.
El Banco Central de Argentina intervino nuevamente en el mercado con la inyección de 200 millones de dólares. La entidad ya ha tenido que hacer desembolsos similares en las últimas semanas, afectando las reservas internacional de la nación.
Los viejos ajustes
En octubre de 2017, el Fondo Monetario Internacional ya había mostrado la foto de como debía ejecutarse un nuevo ajuste en la Argentina. El organismo sólo otorga créditos previa condiciones, las que ellos deciden. En esa oportunidad señalaron que el país debía abrir la economía al comercio internacional, recortar subsidios a la energía y flexibilizar el mercado laboral.
Sostuvieron “sería crítico cumplir con el objetivo anunciado de recortar el déficit fiscal federal primario en 2 puntos porcentuales en los próximos dos años”. Las fórmulas del FMI para reducir el déficit nunca cargan en los sectores dominantes de la economía ni en los inversionistas los recortes, siempre recae en los trabajadores y ello ha quedado plasmado en la historia económica contemporánea de la Argentina.
Fue el gobierno de Néstor Kirchner quien luego de una feroz crisis que implicó que el país tuviera 5 presidentes en una semana, decidió romper los lazos con el FMI. Los programas de ajuste habían impulsado el crecimiento desmesurado de los índices de pobreza. Los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de La Rua habían seguido al pie de la letra los dictámenes, durante algún tiempo hubo una burbuja de crecimiento económico que finalmente estalló por no estar vinculada con la realidad del país.
Desde diciembre a diciembre, entre 2001 y 2002, se ejecutó el llamado «corralito», mediante el cual, el gobierno de De La Rúa restringió a los usuarios de la banca la movilización de sus recursos financieros. El déficit fiscal nunca se había corregido, los capitales se habían fugado y el país estaba asfixiado por la deuda.
En 2010, Kirchner recordaba: «Nunca más queremos pedirle plata al Fondo. Gracias a Dios que el Fondo tiene poco y nada que ver con la Argentina. Escuchaba que el quería darnos lecciones: les pido por favor que después del daño que hizo al país no nos dé más lecciones, que mucho dolor y hambre trajeron a la Argentina»