Las velas iluminaban la mesa de mantel blanco adornada con flores grandilocuentes. Alrededor de ella, estaban sentados el presidente Mauricio Macri y su par estadounidense, Barack Obama. Detrás, las banderas de Estados Unidos y de Argentina funcionaban como telón de fondo.
El brindis lo inauguró Macri, parado sobre un estrado entre los dos pequeños mástiles. En inglés, le dio la bienvenida a su dear president, y le agradeció a él, a su familia y a la delegación por la visita. Ya en español, Macri destacó el momento propicio en que se da el viaje de Obama, y resaltó la «oportunidad que tiene nuestro continente, que nos obligan a dejar atrás rencores y resentimientos del pasado con Estados Unidos para mirar al futuro». También afirmó que «con nosotros va a tener diálogo, buena fe y la convicción de que todo lo vamos a construir sobre la base de la confianza».
Luego le tocó al turno a Barack Obama, quien bajo la cúpula del Centro Cultural Kirchner decorada con la bandera norteamericana, dijo estar agradecido por una «bienvenida tan cálida», y prometió volver al país.
«Vemos que usted desea comprometer a la Argentina a entrar a la comunidad global, para establecer el liderazgo histórico de su país a lo largo de los años. Esto es bueno para la región», se dirigió Obama al presidente Macri.
También enumeró las «cosas en común» que tiene el pueblo norteamericano con el argentino: «compartimos los valores de la libertad, la igualdad de oportunidades, la defensa del Estado de Derecho y de los Derechos Humanos», afirmó.
«Tenemos el mismo espíritu de pioneros: ustedes con sus gauchos y nosotros con nuestros cowboys», sostuvo el mandatario, para después finalizar el brindis parafraseando la estrofa final del Himno Nacional Argentino: «Al gran pueblo argentino, salud».
En la mesa principal levantaron sus copas el presidente Macri, su esposa, Juliana Awada, Gabriela Michetti y su pareja, y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, entre otros.
El resto de los 400 invitados se repartían entre funcionarios oficialistas, gobernadores del interior -como, por ejemplo, Juan Manuel Urtubey, de Salta, y Gustavo Bordet, de Entre Ríos-, sindicalistas y personajes de la farándula.
Como frutilla del postre, el jefe de Estado norteamericano se animó a dar unos pasos de tango junto a la bailarina Mora Godoy, al compás de «Por una cabeza».