El presidente Jair Bolsonaro después de varias semanas poniendo en duda la fiabilidad del sistema de voto electrónico (que se usa en Brasil sin problemas desde hace más de 20 años) ahora insinúa que si el sistema no se cambia a su gusto, podría no haber elecciones el año que viene.
«No tengo miedo de elecciones, entrego la banda (presidencial) a quien gane, con voto auditable y fiable; con esta forma (el sistema de voto actual) corremos el riesgo de que no haya elecciones el año que viene. Es vuestro futuro el que está en juego», afirmó a un grupo de simpatizantes.
El jueves ya dijo algo parecido: «Las elecciones del año que viene serán limpias. O hacemos elecciones limpias en Brasil o no tendremos elecciones». También advirtió de que «puede» que no reconozca el resultado electoral y que no cederá la presidencia a un eventual sucesor «si hay fraude».
Bolsonaro agita el fantasma del ‘fraude’ sin pruebas desde hace meses. Según su versión, las urnas electrónicas que se usan en Brasil pueden ser fácilmente invadidas por hackers, a pesar de que el Tribunal Superior Electoral (TSE),el órgano que se organiza las elecciones, realiza cientos de auditorías y nunca se detectaron fallos de seguridad graves.
El sistema que ahora cuestiona es el mismo que le dio la victoria electoral en 2018, y con el que él fue elegido una y otra vez como diputado federal durante casi 30 años.
La difusión de fake news sobre el sistema de voto llegó hasta tal punto que el TSE llegó a pedirle que presente pruebas de esos supuestos fraudes que ocurrieron en el pasado. Bolsonaro respondió que no tiene por qué presentar ninguna prueba y este viernes llamó «imbécil» al juez que preside el tribunal, Luis Roberto Barroso.
Mientras tanto, parlamentarios bolsonaristas impulsan en la Cámara de Diputados una enmienda a la Constitución para volver al voto impreso, tal como quiere el presidente. Es poco probable que la propuesta consiga la mayoría suficiente para salir adelante. En ese caso, Bolsonaro tendría la coartada perfecta para no reconocer una eventual derrota en las urnas y avanzar en la narrativa del fraude, inspirado en la estrategia de Donald Trump en EEUU.
Poco después de que Bolsonaro coqueteara con la no celebración de elecciones, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco,convocó a los medios para tranquilizar a la población: «Todo lo que sean especulaciones sobre algún retroceso de la democracia, como la frustración de las elecciones del año 2022 es algo que el Congreso Nacional, además de no estar de acuerdo, rechaza, evidentemente. No admitiremos ningún tipo de retroceso en ese sentido», advirtió.
Las insinuaciones de Bolsonaro se producen en un momento de fuerte desgaste de su popularidad, y con las encuestas en contra de cara a 2022. El 51% de los brasileños considera «mala o pésima» su gestión y el 59% asegura que no le votaría de ninguna manera. El ex presidente Lula da Silva es el claro favorito para arrebatarle la presidencia en las próximas elecciones. En los últimos meses amplió su ventaja y sería el ganador con el 58% de votos, frente al 31% del líder de la ultraderecha, según una encuesta del instituto de opinión Datafolha divulgada este viernes.
Mientras tanto, analistas y comentaristas políticos hacen cábalas sobre el apoyo que tendría Bolsonaro entre los militares ante una intentona golpista. Las Fuerzas Armadas lanzaron el jueves un comunicado en tono de amenaza contra la comisión especial del Senado que investiga al Gobierno por los supuestos delitos cometidos en la gestión de la pandemia, y que está destapando varios escándalos de corrupción en la compra de vacunas contra el Covid-19, en los que estarían implicados varios militares.
Fuente: El Mundo
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