El gobierno brasileño prepara un plan de retiro voluntario para empleados estatales con los que pretende ahorrar alrededor de 1.000 millones de reales (unos u$s 318 millones) al año, dijo ayer el Ministerio de Planificación. Según el portal Estadao, el número de puestos que apunta a eliminar asciende a 5.000.
El Planalto también ofrecerá a los empleados públicos una jornada laboral más corta, también con el objetivo de reducir un enorme déficit presupuestario que le costó a Brasil su calificación crediticia de grado de inversión. El ministerio aseguró en un comunicado que el plan sería anunciado esta semana.
Las estimaciones de ingresos y gastos del gobierno publicados la semana pasada muestran pagos por nóminas para este año de 284.500 millones de reales. Eso marca el segundo mayor desembolso después de la seguridad social, que totaliza un estimado de 559.800 millones de reales, según la administración federal.
Tal como señala El Cronista, una recesión de dos años redujo los ingresos fiscales y «obligó» al Gobierno a congelar gastos mientras busca cumplir con una meta de déficit presupuestario para este año de 139.000 millones de reales.
La turbulencia política provocada por acusaciones de corrupción contra el presidente Michel Temer retrasó la aprobación en el Congreso de una impopular revisión al sistema de pensiones de Brasil, que según expertos de corte liberal y neoliberal es la principal causa del déficit de presupuesto.
¿Serán medidas que saquen a Brasil del pozo o solo una excusa más para enriquecer a los sectores concentrados a costa de ajustar a las clases medias y bajas?