El viceministro de Comunicación Internacional de Venezuela, William Castillo, denunció este lunes la progresiva judicialización de la política que vive Brasil y aseveró que el país suramericano «es uno de los experimentos dentro del proceso de recolonización de Estados Unidos en América Latina».
El funcionario se refirió al caso del expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2011), lamentando que sea «acusado de manera injusta, fatua, perversa y sin pruebas por la justicia», para impedir que el pueblo “recupere lo que le fue arrebatado por la vía de un golpe parlamentario” en 2016, cuando la entonces presidenta Dilma Rousseff fue acusada de responsabilidades administrativas y destituida, pero no apresada, porque no existen pruebas en su contra.
En ese sentido, Castillo afirmó que «en Brasil existe un proceso político con manipulación de la justicia, que revela un proceso de degradación de la política». Esto, en su opinión, denota que «hay un estado de suspensión de la democracia, al no haber un Estado de derecho».
“Lula lidera todas las encuestas y no hay posibilidades de que haya un candidato de la derecha o distinto a él que pueda asumir la presidencia (de Brasil) en una elección normal, si éste participa con todas las garantías y todos sus derechos políticos”, argumentó.
En ese contexto, “Brasil ha sido asaltado por un grupo, por la oligarquía, (quienes) utilizan el poder judicial” para impedir la avanzada de líderes socialistas como Lula.
«Hay un ataque en el fondo del modelo democrático y la recolonización del continente; y el saqueo de los recursos que propone Estados Unidos es incompatible con la existencia de movimientos populares y de líderes de prestigio en el continente», agregó.
Asimismo, denunció que “Brasil es uno de los experimentos dentro del proceso de recolonización que inició Estados Unidos en América Latina” y también vive un proceso de aplicación de un modelo neoliberal y de saqueo de sus recursos.
Al hablar de las elecciones en esa nación, expresó que, «con Lula detenido se ratificaría que en Brasil no funciona un sistema democrático”. Por el contrario, afirmó que, de ser puesto en libertad y ganar la presidencia, las instituciones deberán respetar la decisión del pueblo y renacerá una «voz propia» de la unión latinoamericana.
Recordó que Brasil siempre tiene una larga tradición de liderazgos sociales, de la lucha de los trabajadores y, en su complejidad, «ha sido un hervidero de procesos sociales».
Por último, Castillo precisó que a estos ataques se alinean de manera perfecta los grandes consorcios y oligopolios de la comunicación, para desinformar al pueblo brasilero acerca de la situación real que acontece en este país.