Colectores del territorio indígena del Xingu, en el estado Mato Grosso, región central de Brasil, contribuyen cada vez más al fortalecimiento de la Asociación Red de Semillas del Xingu que ha comercializado nueve toneladas de este producto natural.
Las semillas se venden a los restauradores, que son empresas involucradas en la deforestación o tala, para que las siembren en las áreas afectadas. A lo largo de ocho años, con el compromiso y trabajo colectivo, estas semillas comercializadas han beneficiado a las comunidades y pueblos indígenas del Xingu.
La Red se ha consolidado como la mayor red de comercialización de semillas nativas y los indígenas son parte importante de esta historia. Hoy son cinco etnias que trabajan con la recolección: Kawaiwete, Wauja, Matipu, Yudja e Ikpeng, y corresponden 40% de los colectores de la Red.
«Es un trabajo muy bueno para nosotros y cada vez más los líderes quieren formar parte. Participamos porque estamos preocupados por el futuro de los ríos «, afirma Tariaiup Kayabi, colector de la aldea Samaúma.
La diversidad de actores, entre indígenas, agricultores familiares, técnicos y productores rurales, es de suma importancia para la consolidación de la Red. «La presencia de esos pueblos dentro de la Red es esencial para agregar diversidad y también enriquecer los resultados socioambientales obtenidos «, afirma Dannyel Sá, asesor del territorio indígena.
Necesidad de semilla
Las reivindicaciones de los liderazgos del territorio por acciones que ayuden a cuidar del agua del río Xingu impulsaron en 2004 la creación de la campaña Y Ikatu Xingu, cuyo objetivo era promover la recuperación de áreas degradadas en las cabeceras del Xingu. Esta campaña generó una demanda por semillas nativas para la restauración, lo que promovió el nacimiento de la Red en 2007.
Los grupos indígenas empezaron a participar en 2008. Las aldeas Tuba Tuba, del pueblo Yudjá; Moygu, del pueblo Ikpeng; e Ilha Grande y Tuiararé, del pueblo Kawaiwete, fueron las primeras en hacer entregas de semillas.
El respeto a las especificidades y dinámicas de cada pueblo es esencial para el funcionamiento de la Red. La construcción de nuevos procedimientos y dinámicas operativas está acompañada por la formación continua de los asociados. El razonamiento acumulativo para la formación del stock de semillas depende de las especies y cantidades del pedido.
«En el comienzo, los más tradicionales no aceptaban entregar semillas para quien deforestó; pero después la mayoría pasó a entender que era para nuestro propio beneficio», comenta Tariaiup Kayabi. Actualmente, hay una lista de espera de comunidades que quieren participar en la Red, pero la estructura de la organización aún no puede absorber todas.
Representatividad femenina
Las mujeres representan cerca del 70% del total de colectores indígenas. Su participación se fortaleció a lo largo de los años. «Mientras las mujeres son responsables de la colecta, los hombres pasaron a quedarse con la función de explorar e indicar los sitios de recolección. Por nuestra habilidad, también somos responsables del beneficio y el almacenamiento de las semillas», cuenta Makawa Ikpeng, del Movimiento de Mujeres Yarang, de la aldea Moygu.
«Yo no ligaba mucho para eso de recoger las semillas, pero pasé a observar la importancia que estaban dando para ese trabajo. Me siento muy feliz de participar en los encuentros de fuera e intercambiar las experiencias con otros grupos», cuenta Duyarifu Yudja, del mismo movimiento.
Además de hacer el manejo de las semillas, las mujeres también comenzaron a ocupar funciones de gestión organizacional y financiera de los grupos. «Nosotros empezamos a interesarnos más, porque los hombres compraban cosas para ellos y nosotros queríamos trabajar para comprar cosas que necesitamos«, explica Kunhacatu Kawaiwete.