Intervención y show militaristas afectan a comunidades indígenas en Brasil

Es la respuesta estatal a pedido de socorro contra la Covid-19 en el Mato Grosso

Intervención y show militaristas afectan a comunidades indígenas en Brasil

Autor: Wari

Es la respuesta estatal a pedido de socorro contra la Covid-19 en el Mato Grosso.

Helicópteros de guerra, ambulancias militares, camiones con 24 soldados arriba y dos bases móviles invaden aldeas indígenas Xavante desde el martes 27 de julio, afectando a habitantes de ocho territorios en el Este de Mato Grosso (Brasil)- Los Xavante, como son conocidos, o Awê Uptabi, como prefieren llamarse -hablantes de lengua del tronco lingüístico macro -, son la población indígena más numerosa del estado y una de las más grandes del país (23 mil personas). Son uno de los pueblos más afectados por la Covid-19, con la tasa de mortalidad más alta en relación a la población total (0,2%). A diferencia de la población brasilera que hasta el momento tiene una tasa de letalidad de 3,5%, y de los indígenas en general que lamentablemente presentan una de más de 7%, los Xavante alarman con una de 12%. Las comunidades Xavante tienen un gran temor por el exagerado espectáculo militar; reiteran que su reivindicación es de atención en el tema de salud y por la construcción de hospitales de campaña cercanos a sus comunidades. Aún reclaman que no fueron consultados sobre este operativo militar que se prevé continuará hasta el 15 de agosto.

La llamada “Operación Xavante” se realiza desde anteayer en el Mato Grosso brasileño con el pretexto de atender al pueblo Xavante. Se trata de una campaña militar acompañada de personal de salud. Al menos siete aldeas indígenas Xavante de la zona de Campinápolis y Sao Marcos reciben esta incursión con despliegue diurno y nocturno. La operación Xavante está coordinada por el Ministerio de Defensa y la participación del Ministerio de Salud y la Sesai -Secretaría Especial de Salud Indígena-.  El personal y las inversiones materiales militarizadas del gobierno son, en sí mismos, insuficientes en vista de los números Xavante. Las aldeas xavantes son aproximadamente 300. Hay 337 infectados por coronavirus (1,5% de la población xavante), y 47 muertos -0,2% de toda la población, una tasa altísima, y con elevadísima letalidad: 14%. 66% de los Xavante son afectados por el síndrome metabólico, lo que aumenta el riesgo de muerte por Covid-19. El cacique Domingos Mãhörõ fue la 36ª víctima fatal y la primera un bebé de ocho meses. El único pueblo indígena que los supera en número de muertos es el Kokama, el primero a presentar casos oficiales y el que sufre hasta el momento con la situación más dramática.

Las comunidades pidieron auxilio y el gobierno les responde con una demostración de fuerza en un show militarista, cuyo resultado en el tema de la salud es cuestionable. El operativo anterior, realizado con los Yanomami, cuyos líderes tampoco fueron consultados, y lo realizado en comunidades Kayapó-Xikrin, donde no había médicos ni insumos hospitalarios, parecen haber tenido el mismo propósito. El protocolo hasta ahora incluye equipamientos de protección, tests rápidos y el transporte de grandes cantidades de cloroquina, medicación comprobadamente no eficaz y con escalofriantes efectos colaterales. Las comunidades indígenas reclaman que sus necesidades no fueron contempladas en este operativo inconsulto. Muchos líderes, como los da Terra Indígena São Marcos, ya se han manifestado colectivamente en contra el operativo. Aparte de ser el pueblo con la tasa de mortalidad más alta en comparación con los no-indígenas y hasta con otros pueblos indígenas muy afectados, los Xavante tienen que lidiar con una escalada de ataques y abusos racistas por gente de la región que los culpan como vectores del virus y proponen que los encierren o los maten.

Según el líder indÍgena Cipassé Xavante, “el Covid-19 entró en la Tierra Indígena empezando por la Tierra Indígena São Marcos, que es donde queda el municipio de Barra do Garças. Las personas tienen la costumbre de ir mucho para la ciudad, donde tienen más contacto y también el personal de la Sesai no hizo un trabajo de prevención y concientización. Sencillamente lo ignoraron y sencillamente no prepararon a nuestro pueblo, tampoco tiene la infraestructura, no proporcionaron máscaras ni alcohol en gel, todas esas cosas. Cuando el virus entró en los Xavante empezó a infectar a muchos Xavante, empezaron a morirse las personas”.

Hiparidi Toptiro, líder indígena coordinador general de la organización Xavante Wãra, vive en la Tierra Indígena Sangradouro, dónde ya han muerto ocho personas y demuestra mucha preocupación por el futuro de su pueblo. Hiparidi afirma que los datos de los infectados y muertos por el virus han sido ocultados por la Sesai a pedido del gobierno federal, diciendo que fueron únicamente cinco. Esa tendencia puede observarse en todo el territorio nacional. “Somos de ocho territorios, donde han muerto más de 200 personas. La Sesai dice que son únicamente 23. Siempre están disminuyendo las cifras para no tener impacto en la opinión pública en Brasil y afuera.”

Respecto a la “Operación Xavante” Hiparidi señala que “una vez más el gobierno nos desconoce, se aprovecha de la enfermedad, se aprovecha de la inocencia, de lo que muchos no entienden. No hubo consulta libre, previa e informada como consta en el Convenio 169.” En cuanto al tema sanitario, Hiparidi agrega: “Dudo mucho del profesionalismo de todo eso.  ¿Dónde están los profesionales que podrían venir?, ¿médicos para acompañar los casos de la gente?, pero no. Existe algo por detrás de esa venida […]. Estamos hablando de que hay que evitar aglomeraciones. No estamos diciendo que es peligroso aunque estemos usando máscara? Los militares están aquí, […] estamos desconfiando que puedes que traigan cloroquina, eso es muy complicado.”

Los Xavantes sospechan que los militares están haciendo un espectáculo para demostrar que están haciendo algo ante una calamidad que requiere una dedicación más consistente por parte del poder público. Temen la distribución de cloroquina, medicamento criticado por la Organización Mundial de Salud contra Covid-19, fabricado por el propio Ejército, para dar más prensa a ese medicamento publicitado por el presidente Bolsonaro.

Detrás de las cortinas del espectáculo, las comunidades indígenas desconfían de la cloroquina como arma de genocidio: “Yo estoy seguro de que el gobierno brasileño está llevando adelante ese genocídio porque… […] con eso tratan de justificar la reducción de nuestros territorios, decir que somos pocos para tanta tierra […]. La segunda parte que yo considero importante llamar la atención que el gobierno brasileño quiere fingir que nos protege con el ejército (…). Entonces la intención es acabar con todos nuestros conocimientos, esa transmisión de generación para generación va acabarse si se siguen muriendo los viejos […]. Los jóvenes se van a sentir tentados a vender las tierras para los terratenientes como ya está sucediendo, como hicieron en Estados Unidos”, dice Hiparidi Toptiro.

Info: Ramalc, Red Antimilitarista de América Latina y el Caribe – Comunicación

Para apoyar a las comunidades: https://www.kickante.com.br/campanhas/protecao-vida-do-povo-xavante-na-covid-19 y https://www.captar.info/campanha/sosxavante/


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano