Una guerra avisada, en teoría, no mata soldados. Ya sin ninguna careta y sentado en el Palacio del Planalto, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, empieza a ejecutar sus polémicas políticas.
Comenzó autorizando, en su primer Consejo de Gobierno, celebrado dos días después de su toma de posesión, una cacería de brujas contra todos los funcionarios públicos con «ideas comunistas y socialistas».
El encargado de dar esta noticia, después del encuentro, fue el ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni, durante una rueda de prensa.
«No tiene sentido tener un Gobierno como el que tenemos ahora con personas que defiendan otras ideas u otra forma de organización de la sociedad«, fue la razón que esgrimió el ministro y que sustenta la medida.
Las destituciones empezaron con 300 funcionarios del Palacio del Planalto que tenían contratos temporales, reseñó EFE.
Según Lorenzoni, se hará una evaluación en todos los sectores de la administración pública y, aunque afirmó que tomarán en cuenta «criterios técnicos», en el análisis prevalecerá el perfil de cada trabajador y quién lo designó.
«La sociedad brasileña decidió por mayoría decir ‘basta’ a unas ideas socialistas y comunistas que, durante 30 años, nos llevaron a este caos que vivimos hoy de desempleo, desestructuración del Estado, inseguridad de las familias, mala prestación de sanidad y una escuela que en vez de educar, adoctrina», aseguró.
Hasta su antecesor (de facto), Michel Temer, recibió un poco del odio que emana del Gabinete de Bolsonaro. «Tenemos la valentía de hacer desde el principio lo que el otro Gobierno no hizo… limpiar la casa, porque es la única forma de hacer las cosas con nuestras ideas y nuestros conceptos», acusó el Ministro.
Por su parte, el presidente ultraderechista no se pronunció directamente sobre el tema, solo se refirió a la «esclavitud» en su Twitter, refirió El Mundo.
«Durante mucho tiempo, muchos brasileños fueron usados como una masa manipulable. Perdieron su valiosa individualidad para volverse objeto y fuente de renta de políticos. El cambio tiene como objetivo liberarlos de la esclavitud política para devolverles el derecho a representarse a sí mismos», escribió.
Venta de inmuebles
Otra de las medidas que tomarán es la venta de los cerca de 700 mil inmuebles del Estado, con la promesa de «contener el elevado gasto público».
Para ello, cada ministerio hará un inventario y luego se tomarán las decisiones. «Como dice el capitán, estamos para servirle a la sociedad y no a las ideologías», expresó Lorenzoni.
Con estas acciones, más otras como bajar el salario mínimo nacional y cerrar el Ministerio del Trabajo, Bolsonaro comienza su guerra contra todo lo que signifique política social y le recuerde el «pasado». Las cartas están sobre la mesa y su Gobierno apenas comienza.
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