La selva amazónica de Brasil ha sido deforestada en una cantidad récord en los primeros siete meses del año, según el Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE) del país.
Según los datos revelados, de enero a julio se deforestaron en la región 5.474 kilómetros cuadrados, un aumento del 7,3 % respecto al mismo período del año pasado, lo que significa que un área siete veces el tamaño de la ciudad de Nueva York fue destruido en el período.
Solo en julio, la deforestación totalizó 1.487 kilómetros cuadrados, prácticamente igualando los niveles observados en el mismo mes de 2021.
El área deforestada el mes pasado fue casi la misma que el de la ciudad de San Pablo. Ambientalistas y expertos culpan a la gestión del presidente Jair Bolsonaro por revertir la protección ambiental, abriendo espacio para que madereros ilegales y ganaderos deforesten áreas en la Amazonía.
«Es otro número asombroso, pero no sorprendente», dijo a Reuters Marcio Astrini, secretario ejecutivo del grupo ambientalista Observatório do Clima, y agregó que la deforestación «fuera de control» en el Amazonas se produjo tras las estrategias gubernamentales para reducir la protección.
Las altas cifras de deforestación llegan cuando la Amazonía se acerca al peor período de su temporada anual de incendios. Los datos del INPE muestran que los registros de incendios en la región tienden a aumentar entre agosto y setiembre.
La destrucción de la mayor selva tropical del mundo ha crecido considerablemente desde que Bolsonaro asumió el poder en 2019 y debilitó la defensa del medioambiente, argumentando que es un freno “sin sentido” para el desarrollo económico, impulsado por ecologistas “comunistas” a los que acusa de poner a los líderes indígenas “al servicio” de intereses internacionales.