La popularidad del ultraderechista presidente está en mengua, según diversas encuestas que le adjudican un apoyo que no llega ni al 30 % de los brasileños
Cada día crece más el rechazo de los brasileños a las políticas aplicadas por el Gobierno de Jair Bolsonaro. Al menos 30.000 mujeres, en su gran mayoría campesinas, indígenas, funcionarias, concejalas y pescadoras, tomaron este miércoles las calles de Brasilia para protestar contra el presidente ultraderechista.
Se trató de la manifestación más numerosa realizada en la capital brasileña desde que Bolsonaro asumió el poder en enero pasado, al punto que paralizó el tráfico en la zona central de la ciudad y, en especial, en la céntrica Explanada de los Ministerios, una avenida neurálgica en la que se concentran las sedes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
La protesta fue convocada en momentos en que la popularidad del Mandatario de ultraderecha está en mengua, según diversas encuestas que le adjudican un apoyo de apenas cerca del 30 % de los brasileños, tras solo siete meses en un cargo que asumió con un respaldo del 50 %.
Las manifestantes viajaron desde varios puntos del país hasta Brasilia para participar en la ‘Marcha de las Margaritas’, considerada el mayor movimiento de mujeres rurales de Latinoamérica, y que desde el año 2000 se celebra cada cuatro años en homenaje a las agricultoras víctimas de la violencia en las zonas rurales del país y en especial a la líder sindical Margarida Maria Alvez, asesinada en 1983 a manos de latifundistas.
Bajo el lema «Margaritas en lucha por un Brasil con soberanía popular, democracia, justicia, igualdad y libre de violencia«, las mujeres manifestaron su descontento con las políticas aplicadas por el Mandatario.
En particular, criticaron que el ultraderechista no centre su atención en implementar acciones que contribuyan a reducir los índices de violencia. En 2018 al menos 536 mujeres fueron víctimas de una agresión física cada hora en Brasil, lo que supone una cifra total de 4,7 millones.
También alzaron su voz en contra de la deforestación de la Amazonía, el racismo, la homofobia y la intolerancia religiosa, y a favor de la defensa del medio ambiente y la agricultura familiar, ante los embates de las leyes promovidas por el llamado “Trump del Trópico”.
“Venimos para enfrentar todo tipo de retroceso, entre ellos los que afectan a la protección y la conservación de la biodiversidad, el derecho a la educación en el campo y las aldeas indígenas y el fortalecimiento de la participación política de la mujer”, detalló la vocera y activista rural María José Moraes.
Además, Moraes expresó que las mujeres no se «rendirán» al «machismo de Bolsonaro» ni se limitarán a la denuncia, pues mantendrán una actitud de «resistencia y de propuestas» en favor de los habitantes «del campo, las selvas y las aguas».
«Lula Libre«
Al grito de «Lula libre» y «Brasil urgente, Lula es inocente» las mujeres que participaron en la marcha clamaron por la libertad del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se encuentra en prisión desde abril de 2018, víctima de una persecución judicial encabezada por el actual ministro de Justicia, Sergio Moro, quien como juez lo condenó por lavado de dinero y corrupción pasiva sin pruebas contundentes.
Durante este acto, el excandidato a la presidencia Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), leyó una carta escrita por el propio Lula da Silva en la que expresó que las mujeres brasileñas volverán a tener el respeto y cariño que merecen.
«El pueblo brasileño será tratado nuevamente con el respeto que se merece. Las mujeres de nuestra tierra volverán a tener el respeto y el cariño que se merecen. El odio no vencerá al amor. El miedo no vencerá a la esperanza. La grosería no superará la solidaridad», escribió Lula en la misiva.
Para el líder del PT «este momento difícil de hoy pasará. No es el final de nuestra caminata. Es solo una pausa en la construcción del Brasil que queremos: justo, con soberanía popular, democracia, justicia, igualdad y libre de violencia».
Mujeres indígenas rechazan a Bolsonaro
La manifestación coincidió con otras dos que tuvieron lugar durante la semana. La primera fue la “Marcha de las Mujeres Indígenas”, que entre el domingo y el martes movilizó a más de 3.000 representantes de un centenar de etnias de casi todo Brasil.
Las mujeres indígenas rechazaron las «políticas genocidas» del Gobierno de Bolsonaro y abogaron por la defensa de la Amazonía, del medioambiente y de la agricultura familiar frente a los privilegios que otorga el Ejecutivo a los grandes industriales del campo, y las empresas mineras.
«Le han declarado la guerra a los pueblos indígenas. No aceptaremos las políticas genocidas del gobierno, vamos a impedir que haya más sangre derramada de nuestros pueblos«, fueron parte de las proclamas de la protesta.
También denunciaron la persistencia de la violencia machista en las aldeas y las plantaciones, razón por la cual, exigieron «respeto» a través de la frase: «Nuestro territorio, nuestro cuerpo, nuestro espíritu«.
Protesta contra los recortes en educación
El martes, además de las mujeres indígenas, salieron a las calles estudiantes, profesores y miembros de movimientos sociales para protestar contra los recortes en educación y la reforma de las jubilaciones del Gobierno.
La protesta se produjo en al menos 150 ciudades, entre ellas las principales capitales del país suramericano, como Brasilia, São Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Salvador, Porto Alegre, Recife y Fortaleza.
Esta manifestación fue convocada por la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), para protestar contra los recortes que podrían llevar al cierre a decenas de centros de educación superior.
Los estudiantes rechazan el programa lanzado por el Gobierno para crear una alternativa a la financiación de las universidades públicas, el llamado «Future-se», que estimula que los propios centros busquen inversión privada y patrocinios para que sean menos dependientes de las aportaciones públicas.
Los manifestantes ven en esta iniciativa un riesgo de privatizar las universidades públicas, refiere el diario El Clarín.
La protesta se produjo después de que el miércoles pasado, el Ministerio de Educación (MEC) bloqueara 338,4 millones de reales (84 millones dólares), que tenían que ser destinados a las producción, adquisición y distribución de libros y materiales didácticos y pedagógicos. La cantidad forma parte de los 1.443 millones de reales (384,8 millones de dólares) de recorte presupuestario anunciado en julio por el Gobierno.
Se trata de la tercera movilización a nivel nacional por la educación en lo que va de año. Las dos anteriores fueron en mayo, después de que el Ejecutivo anunciase el «congelamientos» de un 30 % del presupuesto destinado a las universidades públicas.
Brasil al borde de la recesión
En 2017, el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil, que mide el crecimiento económico, subió 1 % y en 2018 hasta 1,5 %. Sin embargo, los primeros siete meses del gobierno de Jair Bolsonaro han dejado al gigante suramericano en peligro de recesión.
El índice de actividad económica IBC-Br del banco central -que se considera un indicador líder del Producto Interno Bruto (PIB)- , cayó 0,13 % en el segundo trimestre, después de retroceder un 0,68 % entre enero y marzo.
Si el índice termina quedando respaldado por los datos oficiales del PIB que se publicarán el próximo 29 de agosto, Brasil habrá registrado dos trimestres consecutivos de contracción por primera vez desde la crisis de 2015-2016, la más severa que ha sufrido el país en décadas.
El dato evidencia las dificultades que tiene la nación suramericana para impulsar su crecimiento, y tendría como principales causas un alto desempleo (13 %) y el mal desempeño de algunos sectores considerados primordiales para encender el motor de Brasil.
La producción industrial bajó 1,6 % en el primer semestre, arrastrada por las industrias extractivas (-13,7 %), mientras que el sector servicios y las ventas en el comercio minorista perdieron fuerza y cerraron el periodo con una tímida subida del 0,6 %, reseña la agencia EFE.
El Ejecutivo ha buscado alejar el fantasma de la recesión con un conjunto medidas para impulsar el consumo a través de la liberación de algunos fondos de garantía laboral a los que la clase trabajadora difícilmente puede acceder.
En julio, Bolsonaro anunció un plan para inyectar una suma de 42.000 millones de reales (10.500 millones de dólares) en la economía en los próximos dos años, con el objetivo de incentivar el consumo y acelerar la recuperación que se ha hecho más que esquiva.
También ha impulsado una dura reforma de las pensiones, que está en la recta final de su aprobación en el Congreso, rechazada por la gran mayoría de los brasileños. Así como un amplio plan de privatizaciones y concesiones de infraestructuras.
No obstante, analistas y economistas consideran que dichas medidas no bastarán para reactivar una economía golpeada por una drástica caída del consumo.
Según las cifras oficiales, el PIB de Brasil de se contrajo 0,2 % entre enero y marzo, y las expectativas para este año son débiles. El Banco Central, el Gobierno, el mercado y el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujeron sus proyecciones de crecimiento y prevén una expansión máxima de 0,8% para 2019.
Ante este fracaso económico, la respuesta del gobierno del ultraderechista Bolsonaro es pedir «paciencia».
“Den un año o dos, den una oportunidad a un Gobierno que durará cuatro años y es liberal democrático. No trabajen contra Brasil, tengan un poco de paciencia”, dijo el ministro de Economía, Paulo Guedes.
El gurú económico del Mandatario, fiel defensor de las políticas neoliberales de la Escuela de Chicago, sostuvo que el proceso de reformas estructurales iniciado por Bolsonaro «comenzará a mostrar sus resultados» en breve, pero insistió en que la sociedad debe tener «paciencia», pues se trata de «reconstruir» un tejido económico perjudicado por «décadas de políticas socialdemócratas».
Bolsonaro vs. Fernández
El futuro de las relaciones entre dos de las más grandes economías de la Surámerica, Brasil y Argentina, es preocupante.
El gatillante es la pugna que sostienen Bolsonaro y Alberto Fernández, el candidato favorito para las presidenciales de octubre en Argentina, quien se postula en fórmula con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El ultraderechista en vez de enfocarse en los problemas que aquejan a Brasil y ponen en riesgo la continuidad de su mandato decidió arremeter contra Fernández.
Tras las elecciones primarias celebradas el domingo y que dieron una amplia victoria a la dupla Fernández- Fernández sobre Mauricio Macri, Bolsonaro dijo que el retorno del kirchnerismo al poder provocaría una oleada de «argentinos huyendo» a Brasil, y advirtió: «No queremos eso».
Indicó que Argentina «se hundirá en un caos» porque los «bandidos izquierdistas» se encaminan a una posible vuelta al poder diciembre.
«Argentina se está hundiendo en el caos. Argentina está comenzando a tomar el rumbo de Venezuela porque en las primarias los bandidos izquierdistas han comenzado a regresar al poder«, aseguró este miércoles Bolsonaro ante una multitud de seguidores, durante un discurso pronunciado en la ciudad de Parnaíba, estado de Piauí, que fue transmitido en vivo por redes sociales.
Luego de este comentario, el ultraderechista llamó a sus adeptos a barrer a la «pandilla roja» en las próximas elecciones locales en su país: «Juntos eliminaremos la corrupción y el comunismo de Brasil», expresó.
Fernández respondió casi de inmediato, refiriéndose a Bolsonaro como un ser «un racista, un misógino, un violento».
«En términos políticos, yo no tengo nada que ver con Bolsonaro. Celebro enormemente que hable mal de mí un racista, un misógino, un violento«, indicó el candidato kirchnerista en una entrevista con el programa televisivo argentino Corea del Centro.
«Con Brasil nos vamos a llevar espléndido, Brasil va a ser siempre nuestro principal socio, Bolsonaro es una coyuntura en la vida de Brasil como Macri es una coyuntura en la vida de Argentina«, señaló.
¿Riesgo para futuro del Mercosur?
Este enfrentamiento del presidente brasileño con quien ahora es favorito en las elecciones argentinas revive la rivalidad que había quedado atrás con la sociedad de su gobierno con el de Mauricio Macri dentro del Mercosur.
Mercosur y la Unión Europea(UE) cerraron en junio un histórico acuerdo de libre comercio tras 20 años de negociaciones. Antes de ese pacto comercial Bolsonaro se refería al mecanismo como un club político de izquierda. Incluso, su ministro Paulo Guedes llegó a decir que el bloque no sería «prioridad» del nuevo gobierno.
Por su parte, en una visita a Lula da Silva, Alberto Fernández dejó abierta la posibilidad de revisar el acuerdo que requiere la ratificación de los países.
Bolsonaro indicó que la postura de Fernández sobre el Mercosur «es la primera señal de que será una relación bastante conflictiva», aunque negó que personalmente quiera «romper unilateralmente» la relación.
«El Mercosur pasó a ser algo importante para Bolsonaro, pero ahora puede complicarse, porque para él era muy cómodo tener a Macri al lado», indicó Paulo Velasco, profesor de relaciones internacionales en la Fundación Getulio Vargas, en declaraciones a BBC Mundo.