Desde abril de 2018, Luiz Inácio Lula da Silva, exmandatario del gigante suramericano, se convirtió en preso político y desde la cárcel considera que antes de armar a la población era preferible dotar a los brasileños de trabajo y libros.
Su reacción se debe a la firma de un decreto, este martes por Jair Bolsonaro, recientemente nombrado presidente del territorio suramericano y que está destinado a flexibilizar la posesión de armas de fuego.
«Era mejor haber armado a la población con carnet de trabajo y libros», escribió el exdirigente del partido de los trabajadores en su cuenta en la red social Twitter.
Recordó que el mayor problema económico en Brasil es el desempleo y el actual gobierno no ha presentado ninguna solución y ha hecho todo lo contrario, suscribió una disposición que ajustará la posesión de armas de fuego, una de sus principales promesas de campaña.
«El pueblo decidió comprar armas y municiones, y nosotros no podemos negarnos», dijo el mandatario de la ultraderecha después de la firma del documento en una breve ceremonia en el Palacio de Planalto, sede presidencial, donde participaron ministros y colaboradores.
Bolsonaro mostrando un lapicero después de rubricar el decreto, argumentó que «el pueblo soberanamente decidió, en ocasión del referéndum de 2005, para asegurarles ese legítimo derecho a la defensa, yo como presidente voy a usar esa arma», acotó.
El derecho a la posesión es la autorización para mantener un artilugio bélico en casa o en el lugar de trabajo, siempre que el dueño sea el responsable legal del establecimiento. Para andar con el arma en la calle, se debe tener derecho al porte, pero esta normativa no se estipula en el decreto.
Durante su campaña Bolsonaro, se mantuvo firme en la propuesta de reformular la Ley Federal del Estatuto de Desarme instaurada en 2003, que según él, impone reglas muy rígidas para la posesión del arma.
El estudio Mortalidad Global por Armas de Fuego 1990-2016 reveló en diciembre que Brasil lidera la lista de países donde más personas perdieron la vida por el uso de armas de fuego, con unas 43 mil 200 víctimas en ese último año.
La flexibilización para el porte de armas divide a la sociedad brasileña y esto se evidenció en una encuesta del Instituto Datafolha divulgada el 31 de diciembre, que precisa que el 61 por ciento de los encuestados considera que la posesión de armas de fuego debe ser prohibida por representar una amenaza a la vida de otras personas.
Lula permanece preso en la sede de la Policía Federal de Curitiba, sureño estado de Paraná, acusado de supuestos actos de corrupción.
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