La Confederación General del Trabajo (CGT) de Argentina protagonizó este miércoles la quinta gran huelga general para demandar del Gobierno del presidente Mauricio Macri políticas urgentes y necesarias para paliar la crisis económica y social que atraviesa la nación desde su llegada al poder, en 2015.
Todos los sectores acataron el llamado y el país, literalmente, se ha paralizado sin transporte público, actividad judicial, comercial, bancaria y educativa, por un lapso de 24 horas, mientras que el colectivo argentino demanda “acciones inmediatas que logren frenar esta caída y decadencia social y económica en el país».
Héctor Daer, uno de los dos secretarios generales de la CGT, destacó «la contundencia de esta medida” de presión realizada en simultáneo en la grandes ciudades del país.
Mientras Argentina se ve afectada por recortes presupuestarios y una deuda por cancelar al Fondo Monetario Internacional en un año electoral, el dirigente confía en que la huelga haga que el Gobierno entienda, escuche y, sobre todo, “intente resolver los problemas de la sociedad, no que los siga profundizando».
La organización obrera lamentó la forma en que la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, afirmó que en el Gobierno de Macri están «hartos de los paros”.
En declaraciones a medios locales, la funcionaria aseguró: «estamos hartos de los paros, de que cada dos por tres hagan un paro. Es el quinto paro. Cuando hay un Gobierno que no es del partido de los sindicalistas, pasa esto».
En contra parte, Carlos Acuña, miembro de la CGT, dijo: «Queremos repudiar a la ministra de Seguridad, que no entiende que el paro es una herramienta constitucional de los trabajadores para reclamar y que nos escuchen».
El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, afirmó que el paro «tiene más que ver con alguna posición política de algunos dirigentes sindicales», en su mayoría de extracción peronista, que con una «manifestación genuina y con el descontento de lo que está pasando».
Deudas que comprometen
La crisis económica en Argentina, donde hay una creciente inflación, devaluación del peso argentino y desempleo, se agudizó luego de que el FMI otorgara un crédito de 56.300 millones de dólares, un préstamo que comprometió al mandatario a realizar un ajuste en la política económica, monetaria y fiscal, que a su vez repercute en la economía de los argentinos.
Medios señalan que “la actividad económica ha caído de manera ininterrumpida durante los últimos 11 meses debido al desplome del consumo, lo que ha afectado todos los sectores, principalmente la industria y el comercio”.
Evidentemente, Macri espera “que termine esta recesión que está golpeando fuertemente a la Argentina”, mientras la inflación “avanza a una velocidad de entre 3 y 4 % por mes», indicó el economista Martín Burgos en entrevista con Sputnik y radio M24.
El experto opina que en el contexto de las aspiraciones de reelección presidencial de Macri, el político argentino llevaría a su nuevo Gobierno a hacer cada vez más ajustes para cumplir con el pago de la deuda adquirida con el FMI.
Cifras en contra
Cifras de las diferentes centrales obreras, tomadas por France 24, indican que en abril pasado la inflación alcanzó el 55,8 % interanual y en el primer cuatrimestre del año acumuló un 15,6 %. En 2018, la economía cayó un 2,5 % afectada por la recesión y el desempleo trepó al 9,1 %.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos argentino, hasta marzo de este año, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) descendió un 1,34 % con respecto al mes anterior y 6,8 con respecto al mismo período en 2018.
El EMAE, que refleja la evolución o el retroceso de la economía a partir de los sectores productivos del país, es un indicador económico que refleja los cierres de fábricas que ha sufrido el país y los consecuentes despidos masivos.
Según los sindicatos, el índice de desempleo cerró 2018 en 9,1 %. Y en los últimos tres años se han perdido más de 290.000 puestos de trabajo en Argentina.
En este panorama de deterioro de la situación económica y social que se agrava día a día, la inflación que destruye el poder adquisitivo de los salarios, las jubilaciones y las asignaciones sociales, la posición de la CGT es clara: demandar “un aumento del salario mínimo vital y móvil».
Este miércoles, Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina y uno de los líderes sindicales más reconocidos del país, mostró en Twitter las imágenes de una ciudad paralizada.
En su mensaje publicado en la red, afirmó: “este es un paro político contra un gobierno que agrede al movimiento obrero. Hasta octubre tenemos que garantizar que la lucha de los trabajadores sea una marca presente y constante contra el ajuste”.
En medio de las movilizaciones, el presidente Mauricio Macri se dirigió a la localidad de El Palomar, fuera del casco urbano de la capital, para celebrar con las Fuerzas Armadas el Día del Ejército argentino.
Según informa el diario Clarín, el mandatario no hizo mención a la huelga, solo dijo que las tareas pendientes por resolver “son muchas, pero es posible avanzar”.