Con la reactivación de las solicitudes de captura contra los diez integrantes del ELN que se encuentran en Cuba, el presidente de Colombia, Ivan Duque, puso fin a los diálogos por acuerdos de paz que se realizaban en la isla caribeña.
A través de un comunicado televisivo, el primer mandatario colombiano atribuyó al ELN el atentado perpetrado el jueves 17 de enero contra la escuela de cadetes de la policía, ubicada en Bogotá, en el que fallecieron 21 personas.
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Recuento del diálogo
Las conversaciones con el grupo guerrillero comenzaron en 2017 en Quito, bajo el mandato de Juan Manuel Santos, y luego fueron trasladadas a La Habana, hasta hoy.
Santos abandonó las negociaciones en agosto de 2018, días antes de entregar la presidencia a Duque, quien manifestó durante toda su campaña que tendría mano dura contra el grupo irregular.
Esta patada a la mesa por la paz está generando diversas reacciones en todo el mundo. Principalmente, porque Colombia es un país que vive un conflicto armado desde hace más de 70 años, luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, y, hasta la fecha, ningún presidente ha alcanzado concretar un acuerdo de paz, sin contar con los demás problemas de narcotráfico, paramilitarismo y asesinatos a líderes sociales que tiene el país sudamericano.
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