Dos policías fueron asesinados por francotiradores de una organización criminal sin identificar en una región del noroeste de Colombia, confirmaron autoridades del país suramericanos.
Los dos policías «se encontraban haciendo los patrullajes» en el corregimiento (aldea) de Puerto Valdivia (Antioquia, noroeste) cuando recibieron los disparos «con unas ráfagas de fusil», dijo el coronel Carlos Mauricio Sierra, comandante de la Policía de Antioquia, a la emisora local RCN Radio.
Según las autoridades, los dos agentes asesinados fueron el comandante de la subestación de Puerto Valdivia, intendente Alexander Hernández Álvarez, y el subcomandante, subintendente Rafer Stith Baldovino Muñoz, reseñó la agencia Sputnik. En el atentado, resultó herido otro agente, quien fue trasladado a una clínica en la ciudad de Medellín.
Los agentes patrullaban las calles de la aldea, la cual permanece evacuada a raíz de la emergencia que representa para sus habitantes la represa Hidroituango, que entre abril y mayo pasados amenazó con generar una creciente súbita del río Cauca, ante un posible colapso de la estructura.
Según el coronel Sierra, en esa región de Colombia «confluyen el (grupo paramilitar) Clan del Golfo, grupos residuales y (la guerrilla) del ELN (Ejército de Liberación Nacional)».
«Enérgico rechazo al cobarde asesinato del intendente Alexander Hernández y el subintendente Rafer Baldovino mientras prestaban labores en Puerto Valdivia, a raíz de la situación en Hidroituango», escribió el vicepresidente Óscar Naranjo en Twitter.
Enérgico rechazo al cobarde asesinato del intendente Alexánder Hernández Álvarez y el subintendente Rafer Baldovino Muñoz mientras prestaban labores en Puerto Valdivia a raíz de la situación en Hidroituango. Solidaridad con sus familias. Autores deberán responder ante la justicia
— General Naranjo (@Gr_Naranjo) July 13, 2018
El hecho se presentó luego de que el miércoles, en un carretera que comunica las ciudades de Tumaco y Pasto (suroeste), tres agentes de la Fiscalía fueran baleados y sus cuerpos incinerados por presuntos integrantes del Frente Oliver Sinisterra, un grupo disidente de la desmovilizada guerrilla de las FARC. La Fiscalía ha ofrecido una recompensa por quienes den con el paradero de los asesinos.