Un total de 44.829 estudiantes y 2.285 docentes fueron obligados a suspender las clases como resultado de enfrentamientos entre grupos armados ilegales en la región colombiana de Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander (noreste), informó el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) en ese país.
«Hasta el momento, este año, al menos 80 instalaciones educativas han tenido que suspender temporalmente las clases por temor a la violencia en esta región», indicó el organismo en su página web.
«Los niños y niñas que no asisten a la escuela en las zonas de conflicto están más expuestos al reclutamiento forzado por parte de los grupos armados, y se convierten en víctimas del trabajo y el abuso infantil», denuncia el NRC.
El Estado debe garantizar sus derechos
El NRC destacó que, desde enero pasado enero se ha reportado un número récord de 26 minas terrestres y restos explosivos cerca de las aulas escolares, por lo que 3.459 estudiantes han sido obligados a suspender las clases como resultado de esa situación.
«La educación es clave para proteger a los niños en situación de riesgo, pero también para lograr una paz duradera en Colombia. Sólo una adecuada inversión económica en educación y una efectiva protección podrán promover una generación en paz en este territorio, disminuir el conflicto armado y contribuir a la estabilidad y el progreso económico», expresó Christian Visnes, director nacional de NRC, indicó el comunicado.
Como consecuencia de esos hechos, el NRC instó al gobierno de Juan Manuel Santos a respaldar la Declaración de Escuelas Seguras del 2015, en la que los países se comprometen a proteger a los estudiantes, los docentes y los establecimientos educativos de los ataques durante los conflictos armados. En la actualidad, un total de 75 naciones han firmado la declaración.
A pesar de los acuerdos de paz firmados entre la ya disuelta insurgencia de las FARC y el Gobierno, la violencia política ha recrudecido en Colombia. Desde junio, mas de 20 líderes sociales han sido asesinados en la nación neogranadina, la mayoría de ellos vinculados a organizaciones de izquierda.