Al menos 1,5 millones de niños (o uno de cada tres menores) en Haití necesitan ayuda de urgencia, advirtió el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef).
Además de sufrir el reciente asesinato de su presidente, Jovenel Moïse, el país caribeño ya vivía con una crisis política, social y económica, en medio de la carencia y la violencia.
Unicef explicó en un comunicado que los disturbios que se generen por la muerte de Moïse podrían llevar a un aumento de la violencia y plantear graves desafíos para el trabajo humanitario de los equipos sobre el terreno y “su capacidad para llegar de manera segura a los niños y familias más vulnerables”.
Pero además del asesinato del mandatario, el país ya enfrenta graves amenazas por la “el acceso limitado a agua potable, salud y nutrición, servicios de educación y protección interrumpidos en tiempos de COVID-19, así como huracanes”, según el comunicado.
Según la agencia de la ONU, la suma de esos factores han sumido al país en su peor crisis humanitaria de los últimos años. Una mayor violencia e inseguridad dificulta sobremanera «la labor de los trabajadores humanitarios que distribuyen asistencia de emergencia a la población más vulnerable”, asegura Bruno Maes, representante de Unicef en Haití.
“La vida de muchos niños depende de la ayuda humanitaria y de artículos esenciales, como vacunas, jeringas, medicinas y alimentos terapéuticos. Cuando las pandillas luchan en la calle y las balas vuelan, es difícil llegar a las familias más vulnerables con estos suministros que salvan vidas”, lamentó Maes.
El representante de la agencia de Naciones Unidad advirtió que, a menos que se otorgue un paso seguro a las organizaciones humanitarias, “miles de niños afectados seguirán con poca o ninguna asistencia”.
En la madrugada del miércoles 7 de julio un grupo de personas armadas ingresó a la residencia privada del mandatario y atacaron a él y a su esposa, Martine Moïse. El ministro encargado de Asuntos Electorales, Mathias Pierre, indicó que la primera dama se encuentra en una situación delicada pero estable en un hospital de Estados Unidos.
De acuerdo con la Policía Nacional de Haití, el comando que perpetró el crimen estaba compuesto por 26 ciudadanos colombianos y dos haitiano-estadounidenses. Hasta el momento han sido capturados 17 hombres por su presunta participación en el magnicidio y otros cuatro fueron abatidos.
Por su parte, el Gobierno Colombiano expreso su disposición para colaborar en la investigación de los responsables del asesinato.
Fuente: Agencia Anadolú
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