Con más de la mitad de las actas escrutadas, Daniel Noboa se perfila como el ganador de la segunda vuelta presidencial en Ecuador, obteniendo el respaldo de un 56,13 % del electorado, frente al 43,87 % alcanzado por su contendiente, Luisa González, representante del movimiento Revolución Ciudadana. La diferencia entre ambos candidatos ronda el millón de votos, de acuerdo con los datos preliminares proporcionados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), tras contabilizarse cerca del 76 % de los sufragios.
Véase también: Ecuador enfrenta el balotaje entre denuncias de irregularidades y tensiones institucionales
Noboa, quien aspiraba a la reelección como líder de Acción Democrática Nacional (ADN), siguió el proceso electoral desde su residencia en la comuna costera de Olón, donde también emitió su voto en compañía de su familia. Por su parte, González permaneció en la sede de su organización política en Quito, acompañada por su equipo.
La jornada electoral del pasado domingo cerró con una alta participación ciudadana, alcanzando el 83,76 %, una cifra superior a la registrada en la primera vuelta celebrada en febrero. La presidenta del CNE, Diana Atamaint, valoró positivamente el compromiso de los ecuatorianos con la democracia y resaltó la tranquilidad con la que transcurrieron las votaciones a lo largo de las diez horas de apertura de los centros electorales. Además, enfatizó que el proceso fue pacífico y sin contratiempos, lo cual fue avalado también por observadores internacionales, como los de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos.
Durante la jornada, tanto Noboa como González evitaron convocar concentraciones masivas ante la posibilidad de unos resultados ajustados. Sin embargo, conforme avanzó el conteo, la ventaja del actual mandatario se consolidó. A pesar de las tensiones propias de una contienda polarizada, no se reportaron incidentes mayores, gracias a un robusto operativo de seguridad que incluyó a casi 100.000 efectivos entre policías y militares desplegados en todo el país.
Cabe señalar que, en días previos a los comicios, Noboa decretó un nuevo estado de excepción en varias provincias y en la capital, como parte de su estrategia para combatir la violencia derivada del crimen organizado. Esta medida generó críticas y preocupaciones entre diversos sectores sociales, al considerar que forma parte de una cadena de decretos similares que han marcado su gestión desde que en 2024 declaró la existencia de un “conflicto armado interno” en Ecuador.
El país sigue enfrentando altos índices de violencia, con cifras alarmantes de homicidios que lo posicionan como uno de los más afectados en la región. Según datos recientes, el promedio actual alcanza un asesinato por hora, lo que mantiene la seguridad como una de las principales preocupaciones de los ciudadanos.
A pesar de que ambos candidatos habían cuestionado el proceso electoral tras la primera vuelta —presentando denuncias de presuntas irregularidades sin aportar pruebas—, las misiones de observación internacionales descartaron tales acusaciones y destacaron la transparencia del sistema electoral. En ese contexto, distintas voces políticas, sumisas a la administración norteamericana, han instado a los finalistas a respetar el resultado oficial que emita el CNE.
Más de 13,7 millones de ecuatorianos fueron convocados para decidir entre dar continuidad al mandato de Noboa o abrir la puerta al regreso del correísmo con la posible elección de la primera mujer presidenta del país. Finalmente, el voto popular parece haber optado por la continuidad.
Foto: El Ciudadano
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