La Procuraduría General de Justicia, anunció que se decomisaron más de un millón 250 mil cigarros ilegales en el municipio de Cerralvo, Nuevo León. Recalcó que este es el mayor decomiso realizado en la entidad, donde fue asegurada una casa habilitada como centro de distribución en la cual fueron localizados paquetes de diferentes marcas de cigarrillo que están fichadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), por no cumplir con las normas sanitarias.
El contrabando y venta de cigarros “pirata” se ha vuelto un problema a nivel nacional, desde el aumento del impuesto a este producto, lo cual resultó en el aumento del mercado negro. Muchos de estas cajetillas provienen de Paraguay, que llegan a ese país desde otras naciones como China, India, Vietnam, Canadá, Estados Unidos, entre otros.
La falta de mayor vigilancia en la frontera sur de México, facilita el tráfico de este producto que mayoritariamente ingresa por la frontera con Belice. Del mismo modo se tiene detectado que desde Miami llegan cajetillas al mercado mexicano.
Marcas como Blitz, Marshall, Lg Premium, Bronco, entre otras, son vendidas a bajos costos en puestos callejeros, mercados sobre ruedas, y a las afueras de las estaciones del metro de la Ciudad de México.
SI bien fumar es un riesgo para la salud, lo preocupante de estos cigarros es que se desconocen las sustancias con que son fabricados. Las tabacaleras son reguladas por las autoridades y el producto debe de contener un cierto nivel de alquitrán y nicotina, así como especificaciones de manufactura y almacenamiento, además de contar en los envases las leyendas de advertencia para la salud.
Según datos de la Cofepris, en los últimos tres años se han decomisado 560 millones de cigarros ilegales. Sin embargo, el problema persiste y se acerca a la población más vulnerable como niños y jóvenes menores de 18 años, que por el bajo costo de este producto puede ser adquirido con facilidad, ya que una cajetilla de estos cigarros puede costar hasta 10 pesos, poniendo en riesgo su salud.
Por: Salvador Valencia
El Ciudadano