El 11 de abril, el pueblo de Ecuador emitirá su voto final para elegir al próximo presidente del país. Pero a medida que nos acercamos a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador, los ataques a su proceso electoral se intensifican rápidamente.
Sólo en el último mes, hemos visto llamados a un golpe militar publicados en los periódicos más populares de Ecuador, esfuerzos por inhabilitar a los candidatos con falsas acusaciones de fraude y un intento de confiscar las bases de datos de votación para una «auditoría» ilegal de los votos de la primera vuelta.
Estas tácticas están diseñadas no sólo para desafiar a las instituciones democráticas de Ecuador, sino también para exportarlas a los actores autoritarios de todo el mundo. Con la democracia en América Latina en un punto de inflexión, las elecciones de Ecuador están destinadas a enviar una señal a toda la región sobre el retorno de la soberanía popular –o la fuerza letal de la guerra legal contra ella.
Las elecciones presidenciales en Ecuador llegan en un contexto de grave crisis económica, social y política. La mala gestión de la pandemia de Covid-19 ha devastado comunidades de todo el país, con índices de pobreza que se han disparado más del 10 por ciento desde el inicio de la pandemia y una caída de la producción económica de más del 10 por ciento en el mismo periodo de tiempo. Médicxs de Ecuador informan ahora de un importante aumento de los casos de Covid-19, que se suman a un número de muertes entre los más altos de la región.
Mientras tanto, el gobierno de Moreno se ha visto sacudido por un escándalo de vacunas en el que sus miembros fueron sorprendidxs in fraganti repartiendo vacunas a sus amigxs ricxs y poderosxs antes que al resto del país. A ello ha seguido una oleada de dimisiones en el gobierno de Moreno, lo que ha alimentado el descontento con un presidente que ya figuraba entre los políticos menos populares de la historia de Ecuador, con un índice de aprobación tan bajo como del 7 por ciento.
Por lo tanto, las elecciones del 11 de abril representan una oportunidad crítica para que el pueblo de Ecuador reclame los derechos constitucionales que le han sido negados por el gobierno de Moreno. El derecho a la salud, el derecho al trabajo digno y el derecho a la soberanía popular: Moreno y sus amigxs del Fondo Monetario Internacional han amenazado toda la gama de derechos fundamentales con su agresiva agenda de austeridad, liberalización y privatización. Lo que está en juego en estas elecciones para toda la ciudadanía ecuatoriana no podría ser mayor.
Pero una serie de actores políticos están ahora conspirando contra ellxs. En el transcurso de las últimas semanas, hemos visto una vez más intentos de actores dentro y fuera de Ecuador para interferir y socavar la integridad del proceso electoral.
Dentro de Ecuador, la Fiscalía y la Contraloría se han unido para atacar al Consejo Nacional Electoral con falsas acusaciones de fraude electoral, llamando a confiscar sus bases de datos digitales y a anular el recuento de votos de la primera vuelta.
Fuera de Ecuador, el Fiscal General de Colombia se ha confabulado con la Fiscalía para atacar al candidato Andrés Arauz con mentiras absurdas sobre un préstamo de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional a su campaña presidencial.
Es por ello que la Internacional Progresista se moviliza de nuevo hacia Ecuador. Durante la primera vuelta de estas elecciones, las delegaciones de observación internacional como la nuestra desempeñaron un papel fundamental en la resistencia a estas presiones antidemocráticas. Ahora, una vez más, trayendo a parlamentarixs y científicxs de datos de todo el mundo, nuestra delegación viajará por todo el país para ayudar a garantizar unas elecciones libres, justas y transparentes.
Nuestra delegación no se engaña sobre la enormidad de esta tarea. Hemos sido atacadxs por la prensa, acusadxs de fraude y amenazadxs con la expulsión del país. Pero también reconocemos lo que está en juego a nivel mundial en la lucha de Ecuador y nos inspiramos en el valor del pueblo ecuatoriano para defender sus derechos a la salud, la dignidad y la soberanía popular. Llegamos a Ecuador con el compromiso de estar con ellxs.
Por: David Adler
David Adler es el Coordinador General de la Internacional Progresista.
Translators: Maria Inés Cuervo y Tim Swillens