Copacabana, uno de los barrios más emblemáticos de Río de Janeiro y famoso por su gigantesca playa en forma de media luna, es también la comunidad con más ancianos de todo Brasil, una bomba de tiempo que el coronavirus puede hacer estallar.
Inspiración de músicos y poetas, Copacabana alberga a 180.000 habitantes en tan solo 4,1 kilómetros cuadrados, de los cuales el 30% tiene más de 65 años y se ha convertido en la región con mayor número de muertos por coronavirus de la ciudad.
Tan alto es el número de adultos mayores en Copacabana que hasta el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, llegó a señalar que Italia -que ya suma cerca de 19.000 muertos- se encontraba en el ojo del huracán del Covid-19 porque tenía una población envejecida, como la de Copacabana.
El boom de este icónico barrio cuna de la Bossa Nova comenzó a forjarse hacia los años 50 cuando la bohemia, el glamour y la riqueza dieron origen a diversos movimientos artísticos y culturales que lo hicieron sobresalir en Brasil y en el mundo entero, reseñó la agencia EFE.
La fama adquirida hizo crecer indiscriminadamente el mercado inmobiliario y, Copacabana, ubicado en un lugar privilegiado de la zona sur de Río, con cuatro kilómetros de playa y montañas a su alrededor, se convirtió en un barrio superpoblado, que aún hoy en día tiene una alta demanda.
Muchos de esos primeros pobladores criaron a sus hijos en esta especie de «microciudad» donde ahora son visitados por sus nietos los fines de semana.
Estas personas, que hoy en día en su mayoría viven solas, están en la franja de mayor riesgo de contagio del COVID-19 y deben acostumbrarse a un ritmo de vida que no conocían: el aislamiento.
Según el último reporte del Ministerio de Salud más de 1.000 personas han muerto por COVID-19 en Brasil y el número de infectados se acerca a los 20.000 casos.
Río, la ciudad más emblemática de Brasil, con 6,3 millones de habitantes, ya suma 92 muertos por el nuevo virus y registra 1.808 casos confirmados. De ellos, 109 están en Copacabana, donde ya han fallecido ocho personas, siendo el barrio con más muertos de la «cidade maravilhosa», con un índice de letalidad que está en 4,4 %.
Ir al mercado, un gran riesgo
A pesar de que muchas calles del icónico barrio carioca ahora se ven vacías, otro es el panorama en los supermercados, lugar de alta concurrencia por parte de los más viejos.
Ese es el caso de Elizabeth Texeira, una pensionada de 61 años que semanalmente visita el supermercado a pesar del riesgo de contraer el coronavirus.
«Siento mucho miedo, y hasta el mercado está abusando porque debería tener mucha menos gente (…) Da miedo porque realmente uno no sabe quién está contagiado y quien no, entonces hay que tener precaución. La máscara no va a ayudar mucho pero tenemos que usarla», aseguró.
Acostumbrados a comer en restaurantes o a degustar en casa los platos que preparaba la empleada doméstica, los adultos mayores de Copacabana ahora deben cocinar, lavar ropa y hacer el aseo en sus hogares, por lo que necesitan mantener un suministro mínimo de víveres y elementos de limpieza.
Si bien las opciones de envíos a domicilio les ayudan a permanecer confinados, muchos no dominan la tecnología para hacer los encargos por internet y, por teléfono, un simple pedido puede convertirse en algo «infernal».
A eso se suman las demoras en las entregas, ya que los supermercados no estaban acostumbrados a manejar una demanda tan alta como la que han tenido que atender con la llegada del coronavirus.
«Las calles han estado muy vacías, ayer estaban súper vacías, pero siempre van a tener alguna contaminación porque las personas van al mercado y los mercados aquí en Copacabana no son como los que hay en Estados Unidos, en Miami, que tienen espacios gigantes, que son tiendas grandes; aquí todo es apretado», explicó Tony Texeira, presidente de la Asociación de Moradores de Copacabana.
Copacabana es un barrio de clase media alta. La mayoría de la gente que vive allí tiene poder adquisitivo o medios para subsistir de una manera cómoda.
En su mayoría pensionados, Copacabana es visto por sus vecinos como «una gran familia» donde todos están pendientes de todos y siempre hay alguien con quien interactuar, aseguró Teixeira.
«La ventaja es que está todo el mundo apretado y que el brasileño habla de más, entonces no tiene soledad, por eso es que muchos mayores vienen a vivir a Copacabana porque en Copacabana no van a sentir soledad», agregó.
Por ser un uno de los mayores centros turísticos de Río, con una agitada vida nocturna, Copacabana siempre ha irradiado energía, pero el dinamismo del barrio ha menguado en las últimas semanas con la llegada del coronavirus.
Hasta el lujoso Copacabana Palace, el hotel más emblemático de la ciudad y por el que han pasado numerosas figuras mundiales, se vio obligado esta semana a cerrar sus puertas por primera vez en 96 años ante el desplome de las reservas.