La Organización de Estado Americanos (OEA) libra una cruzada anti corrupción y pro defensa de los derechos humanos contra los Gobiernos y actores políticos clave de los países progresistas. Al mismo tiempo, hace la vista gorda respecto de graves violaciones a los Derechos Humanos que quedan fuera de su atención y respalda a los países gobernados por la derecha económica, inmersos en sendas crisis de violencia, corrupción y pobreza.
El doble rasero de la OEA tiene como propósito debilitar a los liderazgos de izquierda e impulsar la estabilización del orden neoliberal en el continente.
Bajo el argumento de «salvaguardar la democracia» esta organización despliega los intereses del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) y actúa contra aquellos países que representan un obstáculo a la política de Washington.
El prontuario de la OEA
Desde su creación en 1948, la OEA se ha presentado como un instrumento para la paz, seguridad, democracia y promoción de los derechos humanos en la región.
Sin embargo, su accionar a lo largo de la historia se ha alejado de este propósito, llegando a ser llamada “el Ministerio de las colonias”, ocurrencia medio en serio medio en broma del comandante de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
En sus 70 años de vida, ha servido como el instrumento institucional que le da un marco legal el proyecto estadounidense denominado Doctrina Monroe: “América para los americanos”.
En 1948 aprobó la “Resolución sobre la Preservación y Defensa de la Democracia en las Américas”, con el objetivo de perseguir a todo Gobierno que recogiera las ideas comunistas o tuviera una política que se tensionara a las doctrinas de Washington.
En los años 50, guardó silencio ante férreas dictaduras en varios países del continente.
En 1954 la OEA, junto a la Casa Blanca, actuó para derrocar el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala y sustituirlo por otro gobierno alineado a Estados Unidos.
En los años 60, el organismo expulsó a Cuba, por directrices de la Casa Blanca.
En los 70, 80 y 90 ignoró las prácticas que atentaron contra los derechos humanos y las soberanías nacionales violentadas por Estados Unidos en la región, entre las que figuran la invasión a Panamá en 1989, el Golpe de Estado en Chile en 1973, entre muchos, muchos otros.
Mientras que en 2001 y 2002 no se pronunció frente al golpe de Estado perpetrado contra Hugo Chávez en Venezuela.
El regreso del orden conservador
Desde que en la región latinoamericana surgieron procesos reivindicativos y defensores de la soberanía, la OEA decidió ejercer el rol de acusadora, haciendo énfasis en la corrupción y violación de los derechos humanos de forma selectiva y oportunista.
Para el expresidente de Ecuador Rafael Correa, América Latina vive hoy una arremetida del pasado neoliberal, que es acompañado por la OEA.
En una entrevista concedida a Prensa Latina indicó que “lamentablemente hay un doble estándar impresionante a nivel interamericano y a nivel mundial”, frente a las agresiones cometidas contra los Gobiernos progresistas.
Por ejemplo -comentó- en “Brasil (ocurrió) el golpe de Estado (parlamentario-judicial, disfrazado de legalidad) y América Latina miró para otro lado).
“Para eso no piden activar la Carta Democrática, ahí es cuando uno se da cuenta de la doble moral que tenemos en el continente”, dijo al referirse al silencio de la OEA.
Asimismo, reiteró su denuncia contra la persecución política del exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y del encarcelamiento del ex vicepresidente de su país Jorge Glas, ambos acusados de delitos de corrupción relacionados con la empresa brasilera Oderbretch.
Señaló que si lo sucedido con Lula “se lo hubiesen hecho a un ‘opositor venezolano’ habríamos visto un escándalo mundial”.
“Se destruye la reputación de la gente, se meten preso a inocentes y se quiere exterminar esa izquierda que en las urnas lo ganó todo (…) pretenden exterminar a sus líderes, sus obras, su organización, incluso sus ideas”, dijo.
“La OEA es solo una caja de resonancia de lo que dicen los gringos”, condenó.
Cruzada anti corrupción
La cruzada anti corrupción también se emprendió contra Pedro Pablo Kuczynski en Perú, quien ante la amenaza de ser destituido por el Congreso decidió renunciar. Sin embargo, existen muchos políticos asociados al mismo caso, a los que no se les ha prestado la misma atención.
Ahora el objetivo es la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kichner, quien está sujeta a una persecución política y está siendo investigada por supuestos sobornos millonarios para la adjudicación de obras públicas durante su mandato (2007-2015) ahora denominados los “cuadernos de corrupción”. Mientras tanto Macri, sobre el que pesan varias sospechas de corrupción, no es cuestionado por el organismo. Más bien recibe su apoyo.
Injerencia en Nicaragua
Otro de los argumentos utilizados por la OEA para desprestigiar y acorralar a los Gobiernos es acusarlos de violación de derechos humanos.
Frente las acciones de violencia registradas en Nicaragua, llevadas a cabo por facciones vinculadas a conservadores extremistas, la reacción del organismo regional fue denunciar una “falta de libertad” en el país centroamericano y responsabilizar al Estado de la violencia, cuando lo cierto es que es la misma oposición la que alentó estas acciones.
El objetivo es neutralizar al sandinismo y cualquier liderazgo de izquierda en Nicaragua.
Al respecto, el presidente Daniel Ortega denunció que “la OEA ha sido tomada por países que irrespetan completamente a sus propios pueblos, porque han tomado una acción revanchista, injerencista, irrespetuosa«.
En una extensa entrevista concedida al Grayzone Project, el mandatario consideró que «lo que más debilita a la OEA en estos momentos es la actitud revanchista de gobiernos de derecha que hoy hacen mayoría en América Latina«.
Estos países «han hecho cuerpo con los Estados Unidos, o dirigidos por Estados Unidos» para «hacerle la guerra a los países que defendemos una relación de respeto y no injerencia», señaló.
Aislar a Venezuela
La nación suramericana ha sido el objetivo de Luis Almagro (Secretario General de la OEA), quien ha promovido e impulsado una agenda internacional para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro.
Como secretario general de la OEA ha intentado por todos los medios, y sin éxito, aplicar la Carta Democrática a Venezuela, a pesar de que esta nación anunció su retiro del grupo en 2017.
Asimismo, ha pedido “endurecer” las sanciones económicas y políticas impuestas por Washington y la Unión Europea (UE), y acusa a Maduro de cometer crímenes de lesa humanidad, que pueden ser denunciados ante la Corte Penal Internacional (CPI).
El propósito de sus acciones es aislar a Venezuela de cara a una intervención militar norteamericana.
“No podemos descartar ninguna medida para tirar abajo esta dictadura. No podemos ser permisivos», amenazó el pasado viernes.
El grupo conspirador
Bajo la gestión de Almagro se conformó el llamado “Grupo de Lima”, que congrega a 14 países de la OEA, con el fin de aislar a los gobiernos de izquierda en la región de la misma manera que en su momento se hizo con Cuba. El trabajo de la OEA realizado en Venezuela ya es evidente y ahora va por Bolivia.
Los gobiernos de estos países siguen los lineamientos de la Casa Blanca propuestos por el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, quien ejerce presión ante la OEA para cumplir oportunamente con su agenda.
“Ciega, sorda y muda”
Aunque la OEA se declara como defensora de los derechos humanos, se hace la “ciega, sorda y muda” frente a la crisis social y económica que enfrentan varios de sus países miembros, en especial los de Gobiernos de derecha.
Bajo la administración de Enrique Peña Nieto, en México se dispararon los índices de violencia, a tal grado que el propio mandatario reconoció que en su mandato “no se pudo alcanzar la paz”.
Solo entre septiembre de 2017 y agosto de 2018, un total de 175 políticos mexicanos fueron asesinados.
Asimismo, de los 120 millones de habitantes, más de 53 millones (44%) viven situación de pobreza.
El presidente de Colombia, Iván Duque, tampoco es increpado en el seno de la OEA, a pesar que este país cuenta con número de homicidios de activistas sociales más elevado de la región y lidera el número de hectáreas sembradas con coca (más de 200 mil).
Igual pasa con Michel Temer, ya que la organización ignora el hecho de que la deuda pública en Brasil supera los 1,2 billones de dólares, que equivalen al 77% del Producto Bruto Interno del país, por lo que el futuro de la economía del país más grande la región se encuentra en alto riesgo.
Tampoco se cuestiona el hecho de que seis de cada diez niños y adolescentes en Brasil viven en la pobreza, según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El caso de Argentina tampoco es motivo de preocupación para la OEA, teniendo en cuenta que las políticas aplicadas por Mauricio Macri, incluido la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, han ocasionado que el país se hunda en una profunda crisis económica.
¿Lección de moral?
En su lucha contra la corrupción, la OEA parece ignorar las vinculaciones varios de los presidentes de los países del Grupo de Lima con estas prácticas.
*Enlace https://www.elciudadano.cl/politica/saltando-en-el-tejado-de-vidrio-cuestionados-gobernantes-dando-lecciones-de-democracia-a-venezuela/05/09/
Mauricio Macri es dueño de uno de los grupos económicos más importantes de Argentina, y ha sido relacionado con casos de espionaje, demandado por discriminación y por recibir financiamiento de una red de prostitución para su campaña.
Tanto él como su familia se beneficiaron del gobierno dictatorial de Jorge Rafael Videla en la ejecución de negocios y en la condonación de deudas.
En Perú, Martín Vizcarra ha sido señalado de cometer peculado culposo al hacer uso innecesario de recursos en la habilitación de un albergue para familias afectadas por la erupción de un volcán y por irregularidades en los contratos para la construcción de un aeropuerto .
Sebastián Piñera estuvo involucrado en negocios “fraudulentos” relacionados con el territorio marítimo en disputa con Perú, donde utilizó información privilegiada, como Presidente de la República en el llamado caso Exalmar.
Durante su primer mandato adquirió, a través de su holding Bancard, el 9% de las acciones empresa pesquera peruana Exalmar , compañía que se vio beneficiada por el resultado del fallo del tribunal de La Haya en el diferendo marítimo que enfrentaron ambos países.
La sombra de corrupción llega al mismo Luis Almagro ha sido acusado de malversación de fondos públicos y cuestionado por las malas prácticas de la OEA en Honduras.
Cuando fue canciller de Uruguay, entre 2010 y 2015, no rindió cuenta sobre los 250 mil dólares que se le entregaron por concepto de viáticos.
También saltó a la palestra su complicidad con varias irregularidades en el funcionamiento de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras .
Visto lo anterior cabe preguntarse con qué moral estos actores políticos pretenden dar lecciones de democracia a Latinoamérica y el mundo.
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https://www.elciudadano.cl/latino-america/elprontuariodealmagro/09/11/