La crisis política y social que golpea a Bolivia, tras las elecciones del 20 de octubre de 2019 y el golpe de Estado al presidente Evo Morales, desplomaron drásticamente las cifras positivas que manejaba el sector turismo, uno de los pilares de la economía boliviana.
El impacto negativo se sintió en todo el país, con pérdidas que ascienden a los 40 millones de bolivianos, en las actividades relacionadas con el turismo.
Hasta ese momento, el turismo en Bolivia producía anualmente más de 100 mil empleos, entre directos e indirectos, y generaba alrededor de 700 millones de dólares en ingresos.
Una de las zonas más golpeadas fue Cochabamba, que se ubicó entre los escenarios más violentos del conflicto. Allí las pérdidas bordean los 10 millones de bolivianos, durante el mes que duró la crisis, informó el portal de noticias Los tiempos.com.
Ese departamento es el tercero con mayor flujo turístico de Bolivia. Alrededor de 300 mil personas, entre nacionales y extranjeros, llegan cada año a la capital gastronómica para recorrer los distintos atractivos y paisajes paradisíacos.
El trópico cochabambino es uno de los destinos más elegidos en esa región, pero también una de las zonas con mayor afectación en la actividad turística.
A pesar de que las operaciones todavía funcionan “a medias”, van tomando impulso, de a poco. Muchos hoteles volvieron a abrir sus puertas, aunque la afluencia de personas aún es baja.
“Hay temor de que vuelvan los conflictos y se vuelva a paralizar la zona. La sensación de temor aún está presente”, expresó Nelson Ledezma, representante del Hotel Los Cocos, en Villa Tunari.
Las pérdidas en el sector hotelero del trópico bordean los 5 mil bolivianos, durante el mes más álgido que duró el conflicto en esa zona. Las cifras ascienden considerablemente si se toma en cuenta los distintos servicios turísticos que ofrece esa región.
“El flujo bajó a cero. El movimiento se paralizó totalmente. La gente que trabajaba en el hotel tuvo que irse a su casa porque la situación era insostenible por la falta de alimentos”, contó Nelson Arnez, representante del Hotel de Selva El Puente, en el trópico.
Actualmente, todavía hay desconfianza. “La gente que quiere venir, pregunta, pero lo piensa. No confía del todo, por todo lo ocurrido”.
El sector hotelero busca reiniciar las actividades con una mayor difusión de publicidad y el lanzamiento de paquetes, aprovechando las temporadas de vacaciones y feriados.
El presidente de la Cámara Hotelera, Fidel Huanca, dijo que todo el sector prevé repuntar y encaminar la actividad. “Esperemos que vengan días mejores”.
El departamento tiene una capacidad hotelera de alrededor de 17.500 camas disponibles. El trópico de Cochabamba ocupa el segundo lugar, después de la región metropolitana.
La actividad turística del departamento, en base a 953 atractivos, genera más de 7 mil fuentes de empleo directos, y se caracteriza por ser un «trabajo de hormiga», en el que interactúan varios actores, con distintos roles y competencias.
Diversos sectores hacen posible un exitoso desarrollo de las actividades en Cochabamba, entre públicos, privados, académicos y sociales, relacionados entre sí, en menor o mayor medida. Es por eso que la caída y pérdidas millonarias ocasionaron un efecto dominó en los distintos sectores que interactúan, en un marco de cooperación y participación.
En la actualidad, existen más de 1.500 empresas que prestan servicios turísticos en el departamento.