Hay mil porteños anotados en sitios que conectan usuarios para concebir un bebé sin ser pareja
Los modelos tradicionales que durante siglos se han impuesto en la sociedad para procrear hijos, están experimentando cambios cada vez más notables.
La secuencia de enamorarse, casarse y encargar un bebé no es la misma en estos momentos en que internet se encarga de todo. En países europeos y más recientemente en el continente americano, la coparentalidad se ha puesto de moda.
Se trata de una modalidad en la que un hombre que desea ser padre y una mujer que busca lo mismo (y que no son pareja) se ponen de acuerdo para tener un bebé juntos. Se hacen una inseminación artificial o tienen relaciones sexuales, y luego la mujer transita el embarazo.
Cuando nace el hijo, organizan la crianza de manera similar a las parejas divorciadas. Por ejemplo, se dividen los días de cuidado y el nene tiene una habitación en la casa de mamá y otra en la de papá. Los padres no tienen una relación afectiva ni sexual. Pero, para que funcione, el vínculo debe estar basado en el respeto y la responsabilidad.
En la búsqueda de un aliado, la tecnología es de gran ayuda. Existen varios sitios web -como si fueran una especie de «Tinder»- que sirven para conectar a las partes interesadas, se reseñó en un reportaje publicado por el diario Clarín.
La idea está ganando cada vez más adeptos en países como Argentina. Muestra de ello es el portal Co-padres.net, donde hay 668 argentinos que están registrados para buscar una coparentalidad.
«Quisiera ser madre y compartir la paternidad con otra persona dispuesta a lo mismo», postea Angie de Villa Adelina. «Tengo 44 años, alto, morocho. Con ganas de ser padre soltero», escribe Marcos de Monte Grande. «Es la primera vez que me animo a buscar a través de Internet una persona, no es lo mío, pero tengo mucho deseo de ser madre», comparte Paola oriunda de Mendoza.
Otro sitio parecido es Coparentalys.com, que el año pasado lanzó una versión en español, donde hay más de 500 miembros argentinos. «Tenemos buenas razones para pensar que el 2020 traerá algunos nacimientos en Argentina», pronostica su creador, Frédéric Bianco.
Razones para usar el método
Bianco describe cuatro razones para usar este método. La primera es la edad: «Un día los 40 nos tocan la puerta», comenta. Otra es «ser independiente», porque hay personas que eligen vivir solas. También la homosexualidad, con sus «dificultades financieras y administrativas» para tener un bebé. Y, por último, las malas experiencias del pasado, que terminan en divorcios, con «una coparentalidad forzada».
«Es un tema que está empezando a circular en las nuevas generaciones. Creo que hay una fobia al amor, a constituir relaciones estables. Pero no renuncian al deseo de constituirse como padres», opinó Alejandra Libenson, psicóloga especialista en vínculos familiares, pareja y fertilidad.
«No es ni bueno ni malo, simplemente es una nueva forma de vincularse con un propósito, que es el deseo de tener un hijo», continuó Libenson.
Ante la consulta de si es algo saludable para los niños, responde que «la coparentalidad está más cerca del amor que de la violencia», en contraposición a las parejas «normalmente constituidas» donde puede haber traición, abandono, odio.
Para Sergio Kaier, ésta es su «única alternativa» porque tiene 44 años y «no apareció nadie» en su vida. «Como se pasa el reloj biológico de las mujeres, el nuestro también», comentó. Antes de pensar en la coparentalidad, se anotó en el registro oficial para adoptar, «pero estando solo no te dan bolilla», señaló.
«Busco una mamá para mi hijo. Una persona sana, alegre, que quiera compartir ser papás, sin vivir juntos. Yo en mi casa, ella en su casa. Me imagino como una pareja separada: el nene está con mamá y está con papá. Siempre con la mejor onda. No me enrollo tanto», dijo Sergio.
¿Todo esto es legal? «Jurídicamente no está impedido, no hay ninguna ley que te lo impida», respondió Marisa Herrera, abogada especialista en Derecho de Familia.
«Los padres no siempre tienen que ser pareja. Jurídicamente hablando, el reconocimiento de la filiación no depende del afecto que se tengan los adultos. Son dos cuestiones distintas», concluyó la abogada.