En Argentina se está desarrollando un proyecto que está logrando hacer realidad la utopía de los éxodos sean desde las metrópolis hacia pequeños vecindarios, y el sueño de ver renacer pueblos del interior que se van marchitando.
Esto es posible con el programa “Bienvenidos a mi pueblo”, que recientemente entregó viviendas a familias jóvenes que migraron de la ciudad al campo buscando una mejor calidad de vida.
Cintia Jaime, directora ejecutiva de la fundación suiza Es vicis, trabaja en Argentina para cambiar la lógica migratoria y revivir aquellos pueblos que agonizan por las dinámicas del mercado laboral.
“Esta idea surgió como una apuesta distinta para probar que la gente migra hacia donde ve una oportunidad. No es necesario seguir invirtiendo en ciudades desbordadas; se puede invertir y progresar en los pueblos”, aseguró Cintia Jaime a swissinfo.ch.
A la hora de presentarse cuenta que es “argentina y ciudadana suiza de Basilea”. De profesión abogada, escritora y empresaria social, obvia decir que es una “soñadora de utopías y hacedora de realidades”.
Jaime viene trabajando desde 2008, realizando y dirigiendo estudios de factibilidad con fundaciones nacionales en Argentina, para planificar la migración hacia las áreas rurales.
Antes de Es vicis creó un proyecto a su nombre bajo la iniciativa “SwissVision”, que respaldó el entonces embajador de Suiza en Argentina, Johannes Matyass, Cintia Jaime y Daniel Winzenried, los promotores suizos del proyecto para volver al campo en Argentina.
En búsqueda de paz y trabajo
Con las bases firmes y las condiciones propicias, Cintia Jaime y su esposo Daniel Winzenried, oriundo del mismo cantón helvético y presidente de la ONG, decidieron formalizar en 2013 la Fundación Es vicis.
Ambos dirigieron el equipo interdisciplinario suizo-argentino que creó el primer programa de «migración planificada» y conformaron un modelo de trabajo que pudiera reproducir la experiencia en todo el mundo.
“Me siento muy satisfecha. Haber entregado estas viviendas ha superado mis expectativas. En una Argentina que sufre gran hiperinflación y que atraviesa enormes dificultades, poder mostrar que las familias que se mudaron aquí hace poco más de 3 años generaron 23 negocios y dan empleo a 27 personas, muestra un crecimiento a contrapelo de lo que es la tendencia en este país”, explicó la madre del proyecto.
“Nuestra forma de expansión del modelo es capacitar a otros acerca de la experiencia piloto para que lo puedan implantar en otros lugares. En este momento estamos asesorando a organizaciones de Italia y España para poder adoptarlos”.
“¡Todo este esfuerzo valió la pena! Dirigir a la distancia, desde la ciudad helvética de Reinach (Basilea-Campo) esta prueba piloto, con 5 y 4 horas de diferencia horaria según la época, y poder mostrar estos resultados, es maravilloso”, se apasiona Jaime.
Sueños realizados
“Hace 4 años vivíamos en Santa Fe capital y yo cursaba mi cuarto embarazo. Nos enteramos del proyecto porque lo vio mi tío en televisión y empezamos a averiguar”, contó Joana Ojeda a swissinfo.ch.
La joven de 34 años y madre de cuatro niños, de 16, 13, 11 y 4 años, recordó que no sabía si iban a quedar seleccionados porque había más de 20.000 familias inscriptas.
“Por suerte vinimos con mi esposo (Ariel Martínez, 37) hace dos años y medio. Dejamos todo allá y al principio nos costó, pero nos organizamos y capacitamos y ahora tenemos un emprendimiento que crece y donde trabaja toda la familia”.
“Aunque al principio lo más importante era acceder a la casa propia, el cambio de vida fue lo más valioso y nos da mucha alegría”, festejó Joana.
También Víctor López (46), relató que vivía en Rosario con su familia -su esposa (Claudia, 42) y sus dos hijos (18 y 9 años)- cuando se enteraron del proyecto por las redes sociales en mayo de 2016.
De profesión plomero y gasista matriculado, confesó que migrar fue una apuesta con mucha esperanza:
“Nos convenció la propuesta y la idea de revertir la migración nos sedujo. Yo mismo viví la migración del campo a la ciudad cuando era chico. Hoy estamos felices, accedimos a financiar nuestra casa y estamos más conectados como familia. Tengo mucho trabajo y hasta pude dar trabajo a dos personas. Mejoró nuestra calidad de vida”.