Un yacimiento arqueológico fue hallado en el centro de la ciudad de Ushuaia por obreros que intentaban soterrar cables de energía y un grupo de científicos comenzó a estudiar el sitio donde detectaron puntas de arpones, restos de animales y de comida de los primeros habitantes.
Francisco Sangrando, investigador del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), confirmó ayer a la mañana el hallazgo sobre la avenida San Martín y señaló que se analiza si los restos tienen más de 4 mil años.
El descubrimiento se produjo a raíz de las obras municipales que se realizan en el centro de la capital fueguina para el soterramiento de una línea de electricidad. Sangrando dijo que «lo que se encontró es un yacimiento arqueológico, lo que comúnmente se llama ‘conchero’, que es el tipo de yacimiento que abunda en la costa del Canal de Beagle».
Los obreros municipales se dieron cuenta de que se trataba de restos muy antiguos y «al visualizar este material y avisaron al Museo del Fin del Mundo, que se contactó con nosotros y fuimos a inspeccionar la zona».
«Hubo abundantes hallazgos y eso dio lugar a un rescate, justo en la zanja que se estaba excavando para poner la línea de electricidad. Estas tareas comenzaron el viernes a la mañana con la inspección inicial, a la tarde volvimos al lugar y empezamos a realizar la actividad de rescate», explicó. El especialista dijo que participaban del estudio «cinco investigadores del CADIC y un colega del Museo del Fin del Mundo».
«Realizamos tarea de tamizado para que no se pierda absolutamente nada», sostuvo, y dijo que «como la obra tenía que continuar, realizamos una excavación y embolsamos todo el sedimento, que finalmente depositamos en el Museo del Fin del Mundo. Todo el contenido del yacimiento quedó salvaguardado para futuros estudios».
Además, reveló que «los elementos rescatados hasta ahora son restos de alimentación de los grupos que habitaron la zona, huesos de lobo marino, guanacos, aves marinas, peces, restos de valvas de mejillones». «A nivel tecnología, confecciones sobre huesos y sobre piedras, como puntas de arpones, de base cruciforme», añadió.
Respecto de ese tipo de arpones, dijo que «es común en conjuntos de entre 6.000 y 4.000 años atrás, lo cual genera buena perspectiva para pensar que se trata posiblemente de las primeras secuencias de la región».
El investigador destacó «la rápida actuación en este caso. A nivel patrimonial no se perdió nada, todo el material arqueológico se recuperó y está por estudiarse».
Fuente: Los Andes
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