Brasil: Escuelas de samba amenazan con dejar a Río sin Carnaval

Las escuelas de samba del Carnaval de Río de Janeiro, protagonistas del considerado mayor espectáculo del mundo, tan sólo atrajeron hoy a unos 60 manifestantes a la protesta que convocaron contra la decisión de la municipalidad de reducirles los subsidios con que las ayuda anualmente

Brasil: Escuelas de samba amenazan con dejar a Río sin Carnaval

Autor: Jose Robredo

Las escuelas de samba del Carnaval de Río de Janeiro, protagonistas del considerado mayor espectáculo del mundo, tan sólo atrajeron hoy a unos 60 manifestantes a la protesta que convocaron contra la decisión de la municipalidad de reducirles los subsidios con que las ayuda anualmente.

Las agrupaciones artísticas que anualmente atraen a millones de personas al Sambódromo para el espectáculo que es considerado como la mayor atracción del famoso carnaval carioca mostraron poco respaldo en el pulso que tienen con la Alcaldía por la financiación pública que reciben.

Los pocos manifestantes que se concentraron frente a la sede de la Alcaldía de Río de Janeiro corearon algunos sambas sin acompañamiento instrumental, ya que no apareció ninguna «batería» (orquesta de percusión) para hacer retumbar su protesta.

La Liga Independiente de las Escuelas de Samba, que reúne a esa agrupaciones artísticas, había planeado una masiva protesta con diferentes «baterías» relevándose en la animación de una fiesta en la que le exigiría a la Alcaldía que «no deje el samba morir», como dice la emblemática canción de Edson Conceiçao y Aloísio Silva.

La protesta fue convocada a raíz de la decisión de la Alcaldía de reducir a la mitad la ayuda pública de cerca de 2 millones de reales (unos 625.000 dólares) que concede cada año a cada una de las escuelas de samba para montar su espectáculo en el Sambódromo.

El alcalde de Río de Janeiro, el obispo evangélico licenciado Marcelo Crivella, alega que la crisis financiera de la municipalidad lo obliga a usar esos recursos en el mantenimiento de las guarderías, y que las escuelas de samba pueden buscar financiación privada y seguir viviendo de la venta de entradas al Sambódromo y de los derechos sobre su música.

«Todo esto (la crisis financiera) nos exige austeridad y sacrificio. Todos precisan contribuir. La Alcaldía está contribuyendo. Recortamos secretarías, recortamos más de mil cargos políticos. El Carnaval precisa contribuir con nosotros y ayudarnos con ese esfuerzo», argumentó Crivella al anunciar el recorte.

La Liga Independiente de las Escuelas de Samba respondió inmediatamente que, sin la ayuda pública, el desfile del Carnaval del próximo año es «inviable», y amenazó a los cariocas con dejarlos sin una fiesta que genera «enormes beneficios económicos, financieros, y de generación de empleo y renta».

Río de Janeiro, la ciudad más emblemática de Brasil, recibe millones de turistas cada año para los desfiles del Carnaval.

La Riotur, empresa municipal de promoción de turismo, intermedió para aclarar que el recorte presupuestario no hace inviable el Carnaval y que las escuelas de samba pueden buscar financiación privada, como ya lo hacen varias de estas agrupaciones.

La empresa municipal alegó que la ayuda no fue suspendida y que la Alcaldía aún ofrecerá subsidios por 13 millones de reales (unos 4 millones de dólares) para los desfiles del próximo año.

Algunas agrupaciones, además, son acusadas de aún recibir recursos de los «bicheiros», como son conocidos los banqueros de la mafia del juego ilegal del «bicho» y que por décadas, antes de que una jueza los mandara a prisión, fueron padrinos y directores de las escuelas de samba.

El director de carnaval de la escuela Beija-Flor, Laila, uno de los manifestantes, calificó como «demagógicos» los argumentos usados por Crivella para anunciar el recorte de los subsidios.

«Tenemos muchos niños con necesidades en Río de Janeiro y no sólo los de las guarderías de la Alcaldía. Cuando se aprovecha de un momento difícil como el actual para atacar a lo que más embellece el Carnaval está actuando de forma demagógica», afirmó.

La polémica obedece a que Crivella, un obispo pentecostal, nunca ocultó su rechazo a la fiesta pagana y en febrero pasado se convirtió en el primer alcalde de Río de Janeiro en ausentarse de la ceremonia inaugural de un Carnaval en varias décadas.

La Iglesia Universal del Reino de Dios, de la que el alcalde es un importante dirigente, siempre ha sido crítica de la libertad que se respira en el Carnaval.

«Crivella tiene que dejar claro si es tan sólo un pastor o si es el alcalde de todos los habitantes de Río», afirmó Verónica Cristina Gonzalves, una de las bailarinas de la escuela Mangueira, al alertar que el recorte amenaza el empleo de cientos de personas que viven de preparar el Carnaval durante todo el año.

El secretario de Educación de Río, César Benjamín, un conocido líder izquierdista, divulgó una nota en la que negó que el recorte obedezca a intereses de la Iglesia Universal del Reino de Dios; aclaró que los recursos le permitirán aumentar el número de cupos en las guardería, y dijo que la polémica obedece a que los «niños pobres no cuentan con grupos de presión para defenderlos». Las escuelas de samba del Carnaval de Río de Janeiro, protagonistas del considerado mayor espectáculo del mundo, tan sólo atrajeron hoy a unos 60 manifestantes a la protesta que convocaron contra la decisión de la municipalidad de reducirles los subsidios con que las ayuda anualmente.

Las agrupaciones artísticas que anualmente atraen a millones de personas al Sambódromo para el espectáculo que es considerado como la mayor atracción del famoso carnaval carioca mostraron poco respaldo en el pulso que tienen con la Alcaldía por la financiación pública que reciben.

Los pocos manifestantes que se concentraron frente a la sede de la Alcaldía de Río de Janeiro corearon algunos sambas sin acompañamiento instrumental, ya que no apareció ninguna «batería» (orquesta de percusión) para hacer retumbar su protesta.

La Liga Independiente de las Escuelas de Samba, que reúne a esa agrupaciones artísticas, había planeado una masiva protesta con diferentes «baterías» relevándose en la animación de una fiesta en la que le exigiría a la Alcaldía que «no deje el samba morir», como dice la emblemática canción de Edson Conceiçao y Aloísio Silva.

La protesta fue convocada a raíz de la decisión de la Alcaldía de reducir a la mitad la ayuda pública de cerca de 2 millones de reales (unos 625.000 dólares) que concede cada año a cada una de las escuelas de samba para montar su espectáculo en el Sambódromo.

El alcalde de Río de Janeiro, el obispo evangélico licenciado Marcelo Crivella, alega que la crisis financiera de la municipalidad lo obliga a usar esos recursos en el mantenimiento de las guarderías, y que las escuelas de samba pueden buscar financiación privada y seguir viviendo de la venta de entradas al Sambódromo y de los derechos sobre su música.

«Todo esto (la crisis financiera) nos exige austeridad y sacrificio. Todos precisan contribuir. La Alcaldía está contribuyendo. Recortamos secretarías, recortamos más de mil cargos políticos. El Carnaval precisa contribuir con nosotros y ayudarnos con ese esfuerzo», argumentó Crivella al anunciar el recorte.

La Liga Independiente de las Escuelas de Samba respondió inmediatamente que, sin la ayuda pública, el desfile del Carnaval del próximo año es «inviable», y amenazó a los cariocas con dejarlos sin una fiesta que genera «enormes beneficios económicos, financieros, y de generación de empleo y renta».

Río de Janeiro, la ciudad más emblemática de Brasil, recibe millones de turistas cada año para los desfiles del Carnaval.

La Riotur, empresa municipal de promoción de turismo, intermedió para aclarar que el recorte presupuestario no hace inviable el Carnaval y que las escuelas de samba pueden buscar financiación privada, como ya lo hacen varias de estas agrupaciones.

La empresa municipal alegó que la ayuda no fue suspendida y que la Alcaldía aún ofrecerá subsidios por 13 millones de reales (unos 4 millones de dólares) para los desfiles del próximo año.

Algunas agrupaciones, además, son acusadas de aún recibir recursos de los «bicheiros», como son conocidos los banqueros de la mafia del juego ilegal del «bicho» y que por décadas, antes de que una jueza los mandara a prisión, fueron padrinos y directores de las escuelas de samba.

El director de carnaval de la escuela Beija-Flor, Laila, uno de los manifestantes, calificó como «demagógicos» los argumentos usados por Crivella para anunciar el recorte de los subsidios.

«Tenemos muchos niños con necesidades en Río de Janeiro y no sólo los de las guarderías de la Alcaldía. Cuando se aprovecha de un momento difícil como el actual para atacar a lo que más embellece el Carnaval está actuando de forma demagógica», afirmó.

La polémica obedece a que Crivella, un obispo pentecostal, nunca ocultó su rechazo a la fiesta pagana y en febrero pasado se convirtió en el primer alcalde de Río de Janeiro en ausentarse de la ceremonia inaugural de un Carnaval en varias décadas.

La Iglesia Universal del Reino de Dios, de la que el alcalde es un importante dirigente, siempre ha sido crítica de la libertad que se respira en el Carnaval.

«Crivella tiene que dejar claro si es tan sólo un pastor o si es el alcalde de todos los habitantes de Río», afirmó Verónica Cristina Gonzalves, una de las bailarinas de la escuela Mangueira, al alertar que el recorte amenaza el empleo de cientos de personas que viven de preparar el Carnaval durante todo el año.

El secretario de Educación de Río, César Benjamín, un conocido líder izquierdista, divulgó una nota en la que negó que el recorte obedezca a intereses de la Iglesia Universal del Reino de Dios; aclaró que los recursos le permitirán aumentar el número de cupos en las guardería, y dijo que la polémica obedece a que los «niños pobres no cuentan con grupos de presión para defenderlos».


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