En la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, Estados Unidos (EE.UU.), la canciller del gobierno de facto de Bolivia, Karen Longaric, oficializó la decisión de respaldar la reelección de Luis Almagro como secretario general del organismo hemisférico.
Longaric indicó que la decisión se toma por el “compromiso con la defensa de la democracia y el Estado de derecho”.
“La Organización de Estados Americanos, como foro político de las américas, requiere mantener el liderazgo de alguien comprometido con los valores de la democracia representativa expresados en la Carta Democrática Interamericana”, justificó sobre el respaldo a Almagro.
Por su parte, el expresidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz y ahora candidato presidencial, Luis Fernando Camacho se reunió en el mes de diciembre de 2019 con Almagro, en EE.UU. y, a través de sus redes sociales también manifestó su agradecimiento por el “trabajo impecable” ante la auditoría de los comicios del mes de octubre de 2019.
En su momento, Camacho manifestó que la reunión le permitió agradecer la “objetividad” del organismo ante la situación que se vivió en Bolivia el año pasado.
La OEA tuvo un papel protagónico en el golpe de Estado contra Evo Morales, así lo han denunciado seguidores del líder indígena, al destacar que a partir de su informe preliminar y sin una base sólida, fomentaron el caos en el país, y llegaron a platear la segunda vuelta como opción, así Morales superara a su oponente por los 10 puntos porcentuales que exige la ley, con lo que dejaron ver su propósito inicial.
Tras el golpe de Estado en la nación andina muchas son las denuncias que se han difundido de cómo se tramó la salida de Morales y tal como lo informó un portal estadounidense Behind Back Doors, el 10 y 11 de octubre, Santa Cruz tomaría un papel fundamental para la caída de Evo Morales, y así ocurrió. Camacho lideró las violentas protestas en Santa Cruz y se sumó a otras movilizaciones como las de Comité Cívico Potosinista (Comcipo), llegó a la Paz con el objetivo de conseguir que Morales firmara una carta de renuncia a la presidencia.
La OEA en primera instancia exigió una segunda vuelta en los comicios presidenciales del 20 de octubre, luego surgió el pedido de anulación de los comicios y por último la policía y las Fuerzas Armadas «sugirieron» la renuncia al líder indígena, sellando así el golpe de Estado.
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