El encargado de Negocios de la embajada de Washington en La Paz, Bruce Williamson, se refirió incluso a la posibilidad de que la DEA vuelva a operar en el país andino
El Gobierno de facto de Bolivia nombró este martes al embajador de ese país ante los EE. UU., un cargo que se encontraba vacante desde 2008.
Karen Longaric, la canciller nombrada por la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, fue la encargada de tomar juramento a Walter Oscar Serrate Cuéllar, quien cumplía funciones como «embajador y representante permanente de Bolivia ante la ONU», informó la Cancillería a través de su cuenta en Twitter.
La decisión implica el retorno de un embajador boliviano a Washington luego de 11 años, tras la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones en 2008.
En ese año, el presidente depuesto de Bolivia, Evo Morales, decidió expulsar al entonces representante de la Casa Blanca en La Paz, Philip Goldberg, a quien acusó de injerencia en asuntos internos.
En aquél momento, el Gobierno de George Bush respondió haciendo lo propio con el embajador andino en Washington, Gustavo Guzmán.
El golpe de Estado consumado en Bolivia el pasado 10 de noviembre significó un vuelco en la política internacional del país sudamericano.
A poco de autoproclamarse presidenta interina, el día 16 de noviembre, la exsenadora derechista Áñez cortó relaciones con el Gobierno de Venezuela y decidió expulsar a todos sus diplomáticos.
Casi al mismo tiempo, el Gobierno de EE. UU. le hizo saber a la canciller de facto, Karen Longaric, sobre su deseo de «fortalecer» vínculos con Bolivia.
En un encuentro bilateral, el encargado de Negocios de la embajada de Washington en La Paz, Bruce Williamson, se refirió incluso a la posibilidad de que la Administración para el Control de Drogas (DEA) vuelva a operar en el país andino, decisión que dejó en manos del Gobierno «interino».
La DEA había sido expulsada del territorio boliviano por decisión de Morales.
Fuente: RT