Unos 300 camioneros independientes estallaron este lunes una huelga en Brasil, acompañada de bloqueos en las principales vialidades de al menos 10 estados, para exigir mejores condiciones laborales y la destitución de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
Los caminos fueron bloqueados en una serie de puntos en el estado cafetalero de Minas Gerais, así como en Santa Catarina. Además, hubo protestas en el estado de Río Grande do Sul, en el sur del país, reportó la policía.
La movilización, coordinada por el Comando Nacional de Transporte (CNT), que surgió en redes sociales, declaró por medio de su líder Ivar Schmidt: “La huelga se mantendrá hasta que la presidenta Rousseff renuncie. Tenemos adhesiones en al menos 20 estados del país y será una paralización grande».
«No queremos negociar, no aceptamos acuerdo. Queremos la renuncia de la presidenta», añadió Schmidt, empresario de la localidad de Mossoró, en Río Grande del Norte, conocido en la región por apoyar a los candidatos del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB) a la alcaldía de la ciudad.
El movimiento asegura que la mandataria ya no tiene legitimidad, en momentos en que el país está en una severa crisis política y una recesión económica desatada en parte por un gigantesco escándalo de corrupción en la compañía estatal Petroleo Brasileiro (Petrobras).
Además, los transportistas demandan aumento en el costo de los fletes, se oponen al incremento de impuestos al sector y rechazan el alza al precio de los combustibles.
Entre las localidades afectadas se encuentran Espirito Santo, Río de Janeiro, Sao Paulo, Bahía, Mato Grosso, Goiás y Paraná.
El ministro de Comunicación Social de Brasil, Edinho Silva, criticó la segunda gran protesta del sector del transporte del país en lo que va de 2015 y calificó la acción del CNT de «oportunista» y «estrategia de desgaste al gobierno».
Esta huelga se suma a otra de la Federación Única de Petroleros (FUP), que tras largas pláticas con el gobierno se levantó de la mesa de negociación y acordó continuar con las protestas. Entre sus inconformidades se encuentran la privatización de filiales de la petrolera, la reducción en la inversión gubernamental en la paraestatal y una exigencia de 18 por ciento de aumento a los salarios de los trabajadores.
A raíz de la huelga en la petrolera, que lleva una semana, Petrobras dijo que se ha recortado el bombeo de crudo a cerca de 115.000 barriles por día, alrededor de 5.5% de la producción.