Mientras este artículo se forma, las protestas en Cuba cubren la mayor parte de la isla y buena parte de los titulares de los diarios internacionales.
Múltiples presiones enfrenta la nación caribeña derivadas del bloqueo económico estadounidense, que en materia de medicamentos e insumos básicos se remonta casi a 60 años. Y a pesar de que apenas el 23 de junio la Asamblea General de las Naciones Unidas se pronunció por 184 votos y 3 abstenciones contra el bloqueo estadounidense a la isla, la administración Biden se niega a renunciar a este despliegue coercitivo extraterritorial.
Por su parte, la administración del presidente Miguel Díaz-Canel, sucesor de Raúl Castro, se ha encontrado con serias dificultades logísticas para proveer servicios básicos a las regiones de la isla distantes de La Habana. Los servicios como la electricidad y el internet, por otra parte, han experimentado intermitencias que crispan los ánimos de la población.
El pueblo cubano padece los estragos de este estrangulamiento, acentuado por la escasez de dólares desprendida de la disminución de turismo, dadas las repercusiones del COVID-19 en la movilidad global.
La insuficiencia de vacunas anticovídicas entre la población, así como de medicamentos para mantener estables a los pacientes aquejados por la pandemia han resultado detonantes en el levantamiento de una proporción considerable de los cubanos.
Sin embargo, para explicar el punto de crisis que vive Cuba hoy en día también son útiles las palabras de Hilda Landrove, en su muy reciente ensayo «En Cuba nos quitamos ‘el ropaje del silencio. ¿Ahora qué va a hacer la izquierda con las palabras?»:
«Las causas de las revueltas hay que buscarlas, no en la coyuntura particular del agravamiento de la crisis económica a partir de la pandemia de COVID y la caída del turismo en la isla, sino en el proceso de depauperación económica, social y política que sería difícil situar, pero tiene puntos neurálgicos en la crisis posterior a la caída del campo socialista, la desaparición física de Fidel Castro como líder carismático o las reformas económicas englobadas bajo la denominación de “reordenamiento” durante la presidencia de Miguel Díaz Canel».
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Las arengas del presidente Díaz-Canel a sus simpatizantes a salir a las calles a defender la Revolución (entendida ésta como el paradigma político en que descansa el régimen de la isla desde el 1 de enero de 1959) han sido decodificadas bajo diferentes ópticas, tanto al interior de la isla como en la prensa internacional.
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El resto del presente artículo se apoyará en el testimonio de una cubana a quien llamaremos «la artista de Holguín», diseñadora gráfica de profesión y habitante de la provincia de Holguín, en la región sureste de Cuba, y con quien El Ciudadano tuvo una comunicación mediada vía un servicio de mensajería instantánea desde el 12 de julio.
El apagón en San Antonio de los Baños
De acuerdo a la artista de Holguín, y en coincidencia con lo reportado por numerosos medios internacionales, el pasado fin de semana se registró una suspensión en el suministro eléctrico en San Antonio de los Baños. Este incidente generó una protesta social que no tardó en extenderse con rapidez al resto de las provincias de la isla que también han estado enfrentando suspensiones eléctricas intermitentes, así como de la señal de Internet.
Según relata la informante de El Ciudadano, las protestas fueron en un primer momento pacíficas, dado que consistían en procesiones que los participantes marchaban gritando consignas.
El surgimiento de estas marchas provocó una reacción del presidente Díaz-Canel, quien en compañía de sus ministros, mandó a interrumpir la transmisión de la Copa América de Fútbol para emitir un comunicado a la nación. El contenido del mensaje es ahora ampliamente conocido: «La orden de combate está dada. ¡A la calle los revolucionarios!».
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Sobre la identidad y adscripción de los grupos identificados como revolucionarios que se han volcado a las calles a ejercer un contrapeso a las marchas disidentes, la artista de Holguín refiere:
“Quienes salieron a las calles con Díaz-Canel fueron los cuadros del partido, a los que no queda más remedio que salir porque es una orden que les dan, estudiantes universitarios que pertenecen a las organizaciones estudiantiles, que yo he visto los mensajes porque yo estuve en la universidad y yo sé cómo es la cosa. Si te dicen que tienes que ir, tienes que ir, o estás en riesgo de perder tu carrera universitaria si no lo haces, porque han expulsado gente hasta por tener un meme de Díaz-Canel en el teléfono”.
Respecto a la ignición de la violencia durante las manifestaciones, la artista de Holguín denuncia que es provocada por lo que califica como una vieja estrategia del régimen: la infiltración de las marchas civiles por policías que se incorporan de incógnito, mismos que se convierten en los instigadores de la violencia. En estas protestas han salido gravemente heridas mujeres, niños y personas de la tercera edad que se incorporan a dichos actos para expresar su descontento.
Además, el servicio de Internet ha sido interrumpido en diversas ocasiones. Llama la atención que la artista de Holguín utiliza un servicio VPN para consultar lo que ella llama «medios independientes», entre los que cita a Cibercuba, que es un medio hospedado en Ashburn, Virginia, en el mismo país que mantiene el bloqueo sobre la isla.
La COVID no golpea igual en toda la isla
Apagones, escasez de alimentos los han sufrido los cubanos desde antes de los tiempos de Fulgencio Batista. Sin embargo, la pandemia ha venido a precarizar aún más las condiciones de vida de los isleños.
«Estamos en medio de una pandemia fuerte. Cuba cada vez tiene más casos. La provincia de Matanzas ya está colapsada de COVID, los hospitales ya no dan abasto (…). No hay medicamentos, no hay ni siquiera suficientes médicos, no hay camillas, no hay espacios. Internan a la gente en los centros de aislamiento que ellos han creado en escuelas y demás. Eso mismo va a pasar tarde o temprano en otras provincias si no se toman medidas concretas contra el COVID, como la vacunación».
Respecto a la logística de vacunación que han implementado las autoridades cubanas, la artista de Holguín la describe como sigue:
«Ellos vacunaron primero en la Habana, prácticamente a toda la población. Hace tiempo que están diciendo que van a vacunar a las demás provincias y aquí, a pesar de que habían dicho que iban a vacunar a partir del 14 de junio, a estas alturas todavía no han comenzado. Y yo digo: ¿Cuándo es que la van a comenzar?”.
En Cuba, la vacunación contra la COVID arrancó en mayo. De acuerdo a estimaciones del Banco Mundial, su población actual es poco más de 11 millones de personas.
A pesar de las restricciones que la isla enfrenta por parte de Estados Unidos, Cuba ha aprobado el uso de la vacuna Abdala, cuyo ciclo de tres dosis ofrece una efectividad calculada en 92%, según datos de sus desarrolladores en el Instituto cubano Finlay.
Se trata de la primera vacuna contra la COVID-19 desarrollada en América Latina que ha superado sus pruebas finales. Esto permitirá desconcentrar la vacunación más allá de la capital, hacia el resto de los 110 mil km2 que abarca la superficie de Cuba.
Además, el Instituto Finlay ha concretado un acuerdo con el Instituto Pasteur de Irán para establecer un intercambio tecnológico en la producción de la vacuna Soberana 02.
Sin embargo, mientras estos acuerdos se concretan, la COVID sigue ocasionando bajas en la amplia franja de la población que aún no ha recibido el biótico y el descontento social sigue presurizando la isla. La artista explica:
“Se sabe que Cuba está exportando vacunas. No sé si gratis, no sé si vendiéndola, no sé cómo, pero están exportando muchas vacunas. Vacunas que no está utilizando para vacunar a la población (cubana)”.
De hecho, el gobierno de Venezuela ha afirmado tener un contrato para 12 millones de dosis de Abdala, de los cuáles la ministra Delcy Rodríguez confirmó en junio que recibieron el primero de tres lotes.
“Es cierto que estamos en una pandemia, si tú sales a protestar, vas a tener más riesgo con el coronavirus. Díaz-Canel dijo en su comunicado de ayer que cómo la gente se va a exponer a aglomeraciones para protestar, con el COVID. Y después de eso, él mismo se contradijo diciendo que había que salir a las calles a reafirmar la conquista de la Revolución. Entonces, él mismo está incitando a que se creen aglomeraciones y protestas donde tienen más riesgo las personas de contagiarse de COVID”.
El Tigre del Norte, siempre al acecho
Mientras la situación se torna crítica en la isla, el alcalde de Miami, Francis X. Suárez, republicano de ascendencia cubana en primer grado, declara, aduciendo una supuesta preocupación por los habitantes de la isla, que los Estados Unidos deberían considerar una intervención militar sobre Cuba. Tal es la arenga del alcalde de una ciudad que alberga a 30 billonarios, mientras que su nivel de desigualdad económica es similar al de Panamá o de Colombia, con los hispanos y los afroamericanos ocupando la mayor parte de los estratos sociales más deprimidos.
Por su parte, Joe Biden insiste en el viejo discurso estadounidense de la preocupación por la situación de los derechos humanos que se registra en la Isla, con excepción de Guantánamo.
Joe Biden, presidente de un país donde el acceso a los servicios de salud para las clases trabajadoras es casi inalcanzable; donde las fuerzas policiacas militarizadas ejecutan extrajudicialmente a minorías étnicas; y donde se presenta la tasa de encarcelamiento más grande del mundo por cada 100 mil habitantes; ese presidente, pues, es quien denomina como “un claro llamado a la libertad”. a las protestas disidentes del país que mantiene estrangulado.