En horas de la mañana, los socorristas que desde el miércoles intentan rescatar a 11 hombres atrapados en una mina artesanal al sur de Honduras, lograron pasar agua a través de un orificio que dejo el derrumbe que afectó al lugar. Con este hecho aumentaron las esperanzas de rescatar al menos a tres de los mineros durante los próximos días.
«Ya se les pasó agua en bolsas a través de un orificio que se abrió en el derrumbe», dijo César Aguirre, miembro de la Cruz Verde de Honduras.
«Vamos a ver si se pueden extraer con el paso de las horas», añadió Jesús Chacón, integrante de doce miembros de la Cruz Verde de El Salvador que se sumaron a las labores de rescate la madrugada del viernes. En lugar además de la policía loca, trabajan miembros de diferentes organizaciones y de bomberos.
Las autoridades hondureñas esperaban también la llegada de otra cuadrilla de expertos de Guatemala.
«Ya hay más confianza en que se pueden rescatar porque se ha tomado mejor contacto con ellos«, dijo el miembro de la Unidad de Albergues de la estatal Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Dawni Canales.
Añadió que tienen informes que uno de los tres mineros está herido pero no pueden saber la magnitud hasta que logren sacarlos.
En tanto, los familiares de los mineros atrapados viven horas de intensa angustia, sobre todo los de lo ocho con los que no se ha tomado contacto. Permaneces pendientes y ansiosos en los alrededores de la mina esperando noticias mientras los socorristas levaban a cabo las labores.
El derrumbe se produjo el miércoles en la mina San Juan de Arriba, unos 160 km al sur de Tegucigalpa, en una zona montañosa accesible solo en vehículos todo terreno.
Las labores de rescate con la participación de otros mineros de la zona del municipio de El Corpus, departamento de Choluteca, empezaron inmediatamente y más tarde se sumaron bomberos de la zona sur y después de Tegucigalpa.
Los socorristas, que penetraron unos 100 metros arriesgándose en el túnel donde se produjo el derrumbe, lograron tomar contacto a través de gritos con tres de los mineros atrapados.
El derrumbe redujo la entrada de la mina a poco más un metro de diámetro, lo que hace difícil el ingreso de los rescatistas, que tienen que deslizarse con lazos.
Los trabajos de remoción de piedras y tierra debe hacerse a mano por expertos, debido que las máquinas pesadas puede provocar más derrumbes por la inestabilidad del terreno.
Es que en esta zona montañosa hay unas 80 minas con profundos túneles, en los que trabajan unas 4.000 personas de las comunidades vecinas.
Fuente: Los Andes