Los ninis en América Latina un problema derivado de la violencia

A través de un estudio publicado por el Banco Mundial, se dio a conocer que al menos 20 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años, no tiene ninguna ocupación laboral o académica, lo cual está vinculado a la violencia y el crimen organizado.

Los ninis en América Latina un problema derivado de la violencia

Autor: El Ciudadano México

A través de un estudio publicado por el Banco Mundial, se dio a conocer que al menos 20 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años, no tiene ninguna ocupación laboral o académica, lo cual está vinculado a la violencia y el crimen organizado.

En el estudio titulado “Ninis en América Latina: 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades”, el Banco Mundial, señalo que en Méxicola relación entre los ninis y la violencia se deriva de una combinación de tres factores: un incremento en la proporción de ninis hombres, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes y un incremento en el mercado ilegal que hizo que el crimen organizado demandara más trabajadores.”

Así mismo, el estudio advierte que la incidencia de ninis contribuye a la pobreza y desigualdad, lo cual impide las oportunidades de movilidad social y la reducción de la pobreza a largo plazo, por lo tanto, las condiciones económicas de los países involucrados sufren de inconvenientes.

Otra de las causas que contribuyen a que los jóvenes ni estudien ni trabajen, es que provienen de hogares disfuncionales donde el padre está ausente, por lo que la madre toma la responsabilidad de trabajar durante la mayor parte del día, dejando al joven sin la supervisión necesaria.

En este mismo sentido “el matrimonio precoz—que a menudo está relacionado con el embarazo adolescente—es el predictor más importante de ser nini entre las mujeres de 15 a 18 años.”

El Banco Mundial, exhorta a los gobiernos locales a enfrentar el problema de los ninis, diseñando y aplicando políticas públicas para evitar el abandono escolar e insertar a los jóvenes que ya son ninis al mercado laboral.

Por: Salvador Valencia

El Ciudadano


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