Brasil logró convertirse en una potencia económica mundial gracias a la administración de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil entre 2003 y 2011. Las reivindicaciones sociales que alcanzó el líder socialista, que se formó dentro de las luchas de la clase obrera, permitieron sacar de la pobreza a más de 40 millones de personas.
Conocido como el obrero metalmecánico y líder sindical, o el niño limpiabotas que llegó a convertirse en el primer presidente de clase obrera de Brasil, es además un héroe para millones de brasileños y latinoamericanos que lo perciben como un líder capaz de lograr cambios trascendentales a favor de las mayorías que han sido históricamente oprimidas por la burguesía imperante.
Es por esta razón que Lula y su nueva candidatura presidencial para las elecciones que celebrará ese país en octubre próximo, significan -más allá del retorno al Brasil del continuo progreso- transitar hacia la recuperación de las libertades plenas del pueblo y un salto hacia el retorno de los caminos de la integración latinoamericana y caribeña.
El auge económico de Brasil durante la era Lula, llevó al gigante suramericano a integrar el grupo de los BRICS, una asociación económica-comercial entre las cinco naciones emergentes más pujantes del mundo integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, considerada en su momento como el paradigma de la cooperación Sur-Sur.
Estos países tienen en común un enorme territorio que les proporciona dimensiones estratégicas continentales, gran cantidad de recursos naturales, un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB) y de participación en el comercio internacional que los hace atractivos para las inversiones.
Mantener en prisión a Lula para desintegrar el progreso latinoamericano
El progreso alcanzado por Lula en Brasil y su impacto positivo para fortalecer la cooperación regional a través de la integración en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que logró junto a líderes como Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Néstor Kirchner en Argentina y Rafael Correa en Ecuador, principalmente, no fue del agrado del gobierno de Estados Unidos y mucho menos de sus aliados en el continente y en Europa, pues atentaba directamente contra sus intereses capitales.
Al Brasil convertirse en un bastión de la unidad latinoamericana y caribeña, y del progreso soberano de la región; la estrategia de Estados Unidos contra el gigante suramericano era lograr que las fuerzas de izquierda de Brasil resultaran anuladas, para así poder tomar el control político de ese país, promover la desintegración de Unasur y ejecutar estrategias para erradicar cualquier tipo de oportunidad de retorno de Lula al poder.
De esa manera, se orquestó la salida de la sucesora de Lula en la Presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, a través de la guerra no convencional que incluye el golpe parlamentario y la persecución judicial fabricada con artimañas y noticias falsas.
Una vez dado el golpe parlamentario contra Rousseff e instalado el gobierno de facto de Michel Temer, el siguiente objetivo era la judicialización de Lula para evitar sus posibilidades de volver a ejercer la Presidencia.
Para ello, el régimen de Temer -quien llego a la primera magistratura brasileña sin los votos del pueblo y por imposición del parlamento de mayoría opositora a las fuerzas trabajadoras- efectuó una persecución judicial contra el líder sindical que -sin pruebas materiales que ratifiquen cualquier culpabilidad en delitos relacionados con corrupción- lo mantienen como preso político en la ciudad de Curitiba.
Un falso apartamento y más de 130 días tras las rejas
Desde que el régimen de Temer lo enjuició y condenó -sin pruebas- el pasado 12 de julio a 12 años y un mes de prisión por corrupción y blanqueo de dinero, la popularidad del líder obrero que -desde que informó sobre su candidatura la Presidencia- cuenta con la amplia mayoría de la intención de voto, en vez de disminuir se incrementa.
Prueba de ello fue la multitudinaria marcha realizada este miércoles en la tarde-noche de Brasil, para mostrar el inmenso apoyo y aceptación que tiene Lula en el pueblo y su candidatura presidencial, misma que fue oficializada ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) por el Partido de los Trabajadores (PT), en compañía de distintos movimientos sociales, campesinos, obreros y sindicales.
“Soy víctima de una cacería judicial», volvió a denunciar Lula en una carta -citada por la agencia Prensa Latina- que escribió al pueblo brasileño desde la celda de la Superintendencia de la Policía federal (PF) en Curitiba, donde permanece encerrado desde el pasado 7 de abril.
La misiva fue publicada tras el registro oficial de su candidatura ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) realizada este miércoles por el PT, que presentó los documentos necesarios para oficializarla y que ahora deben evaluar las autoridades electorales para aceptarla o no.
“Hace un año, un mes y tres días, Sérgio Moro usó su cargo de juez para cometer un acto político: condenarme por la práctica de ‘actos indeterminados’ para tentar tirarme de la elección. Usó un ‘fake news’ producida por el periódico O Globo sobre un apartamento en Guarujá (…) Desde entonces el pueblo brasileño aguarda, en vano, que Moro y los demás jueces que confirmaron mi condena en segunda instancia presenten alguna prueba material de que soy propietario de aquel inmueble”, cita la carta de Lula.
Al respecto, Lula sostiene que así como sus perseguidores no consiguen pruebas que lo incriminen del falso delito con el que lo condenaron, contradictoriamente, cada día surgen nuevos hechos que ratifican la actuación ilegítima de agentes del sistema judicial para mantenerlo en prisión.
“No considero renunciar y voy a pelear por mi registro hasta el final (…) no quiero favores, quiero justicia. No cambio mi dignidad por mi libertad”, subrayó Lula, quien reiteró su llamado a que sus derechos como ciudadano brasileño no sean vulnerados como hasta ahora ha venido ocurriendo, pues lo único que pide es que los derechos que desde hace años son reconocidos por los tribunales en favor de otros candidatos también sean admitidos para él.
En ese sentido recordó que el Comité de Derechos Humanos de la ONU ya emitió una decisión que impide al Estado brasileño causarle daños irreversibles a sus derechos políticos, lo cual refuerza la imposibilidad de impedirle que dispute las elecciones de 2018.
Impugnaciones desde el régimen antidemocrático
Pero a pesar de la mayoritaria voluntad del pueblo de Brasil, de la inmensa popularidad por sus buenas obras dentro y fuera de su país, los ejecutores de la persecución judicial contra Lula siguen navegando en el mar de irregularidades que han dejado regar en medio de todo este contexto, sin importar la violación del debido proceso que se ha perpetrado en su contra para impedir su retorno.
Prueba de ello, es que en la misma noche de este miércoles la fiscal general electoral, Raquel Dodge, se apresuró a impugnar la candidatura presidencial de Lula al alegar su presunta “inelegibilidad”.
Esta acción la había anunciado Dodge en julio pasado, cuando dijo: “tomaremos, evidentemente, todas las medidas necesarias para que aquellos que no son elegibles tengan una respuesta rápida de la Justicia Electoral”.
Además del pedido de Dodge, el TSE recibió -la misma noche del miércoles- otras dos demandas de impugnación fueron presentadas por candidatos a diputados de la derecha: el actor Alexandre Frota, del Partido Social Liberal (PSL) y Kim Kataguiri, aspirante de los Demócratas (DEM) y uno de los coordinadores del Movimiento Brasil Libre (MBL).
La agencia Sputnik informó que el TSE tiene a partir de este miércoles un mes para evaluar a todos los candidatos a la presidencia de Brasil, y es probable que Lula sea vetado en las próximas semanas.
Ante esa hipótesis podría sustituirle el que por el momento es candidato a vicepresidente, Fernando Haddad.
https://www.elciudadano.cl/brasil/asi-actuo-el-lobby-de-la-lava-jato-para-sostener-persecucion-judicial-contra-lula/07/09/
https://www.elciudadano.cl/latino-america/conozca-como-se-ejecuta-la-persecucion-judicial-contra-rafael-correa/07/04/