A diferencia de Bolivia, Ecuador y Venezuela, naciones que quitaron a sus embajadores de Brasil tras consumarse el golpe «constitucional» a Dilma Rousseff, Mauricio Macri en Argentina parece acercarse cada vez más al gobierno de Temer en Brasil. En esa dirección, a pocas horas de consumarse la destitución de la mandataria, el gobierno de Macri se expresó a través de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, encabezado por la funcionaria Susana Malcorra, en el cual se manifiesta el respeto al “proceso institucional verificado en el hermano país”.
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Debido a las claras similitudes ideológicas y las relaciones estrechas que tanto Temer como Macri mantienen con el mundo empresarial, la relación entre las economías principales de sudamérica parece dar una vuelta de 180º. Según trascendió, el objetivo de ambos mandatarios será reactivar las relaciones bilaterales en un contexto de ajuste en ambas naciones.
Macri recibirá a Temer en su primera visita oficial al país durante la primera semana de octubre, en la que la situación actual del Mercosur también será uno de los principales puntos de la agenda, con la idea de cambiar el rumbo que los gobiernos de Cristina Kirchner y Dilma Rousseff le habían dado al bloque regional.
Cabe recordar que en la actualidad, Argentina es el tercer socio comercial de Brasil y el primero en todo el continente latinoamericano. Es más, Macri aseguró que la situación económica del socio en el Mercosur afecta directamente en la economía local, por lo que el panorama para Argentina tras la asunción de Temer parece ser más complicada aún, ya que se estima que Temer encabece un fuerte ajuste en Brasil.
De esta manera, Macri avanzó hacia lo que en el Gobierno denominan «una nueva agenda positiva» con Brasil y sigue sin condenar lo sucedido con Dilma. ¿Será el fin definitivo de una etapa progresista en la región?