Mediante manifiesto los marchantes expresaron su rechazo a las reformas estructurales, los megaproyectos, la explotación minera, el sistema capitalista y a la clase política nacional, y de esta manera lograr una nueva Constitución.
De igual manera, hicieron un llamado a los sectores para lograr un “gran diálogo nacional” y establecer las bases de un nuevo pacto social, porque “ya no es tiempo de exigir sino de construir desde nuestras diferentes identidades culturales”.
El obispo Raúl Vera López, a quien los indígenas le entregaron el bastón de mando, señaló que hace 21 años, con el alzamiento zapatista, surgió en Chiapas el “fermento” de un nuevo constituyente, pero “ahora ya no son sólo nuestros hermano y hermanas mayas los que piden un nuevo pacto social sino todos los y las mexicanos”.
Agregó que de la misma forma en que los indígenas zapatistas “contribuyeron a la construcción de una ley indígena justa (los incumplidos acuerdos de San Andrés) que nunca entró a la Constitución, ahora todas y todos los mexicanos queremos una nueva Carta Magna, que refleje un nuevo pacto social en el que todas y todos quedemos incluidos, y en el que nuestros pueblos originarios estén representados con toda su riqueza cultural y sabiduría milenaria”.
Bajo los lemas “es urgente un nuevo constituyente”, “refundar la Nación es nuestra misión” y “urgente, tumbar al presidente”, las 15.000 personas provenientes de diversos sectores políticos, sociales y religiosos de distintos municipios del estado, marcharon a partir de las 09:30 hora local desde cuatro puntos de la ciudad y confluyeron en el parque central, donde se realizó la proclamación pública de la Constituyente Ciudadana y Popular.
También se recordó a Samuel Ruiz García, quien fuera obispo de la diócesis de San Cristóbal, y a Amado Avendaño Figueroa, gobernador en rebeldía de 1994 a 2000 .